Caf¨¦ con churros y diamantes
El martes, la polic¨ªa desarticul¨® un montaje que pretend¨ªa desacreditar a un abogado que representa a la Uni¨®n de Consumidores Valenciana en la acusaci¨®n popular por m¨²ltiples delitos contra Carlos Fabra, presidente del PP y de la Diputaci¨®n de Castell¨®n. El episodio revela que hay algunos pol¨ªticos que, conscientes de la imagen de mediocridad que transmiten y del tedio que producen en la ciudadan¨ªa, buscan nuevas f¨®rmulas para reinventarse, y se sirven del teatro, el cine y las series de televisi¨®n. Y producen tramas cada vez m¨¢s enrevesadas.
En la ¨²ltima entrega, el escenario es la cafeter¨ªa de un hotel valenciano a la hora del desayuno. Los personajes: el letrado y dos ejecutivos de la empresa Facsoil Group. El gui¨®n inicial tiene un desarrollo lineal, y cuenta que los empresarios pretenden convencer al abogado para que los ayude en un negocio de exportaci¨®n de m¨¢quinas de serigraf¨ªa a Argelia y a Italia a trav¨¦s del puerto de Valencia. El atrezo de la pieza: una agenda y un anillo de oro con diamantes.
Con semejante historia no se puede ir muy lejos: es demasiado previsible. As¨ª que la complican, siguiendo el magisterio de los magn¨ªficos guionistas de las series estadounidenses. Es mejor que el letrado sepa que van a intentar sobornarlo y que avise a la polic¨ªa. As¨ª que colocan a un agente en la mesa de al lado para que asista de inc¨®gnito al chantaje. Es mejor que la empresa sea falsa, que sus ejecutivos s¨®lo lleven la identificaci¨®n del grupo de comunicaci¨®n Intereconom¨ªa y que las peripecias conduzcan finalmente a Carlos Fabra, que, con sus gafas negras, tiene madera de personaje de serie negra.
Luz, c¨¢mara, acci¨®n. En la cafeter¨ªa, el falso empresario trata al abogado como si fueran viejos c¨®mplices: desprecia al PP valenciano y le hace gui?os de complicidad aludiendo a los socialistas. Le expone su plan, pero sobre todo le intenta tirar de la lengua sobre su intervenci¨®n en el caso Fabra. Y abre una bolsa de fieltro blanca y le ofrece el anillo para su esposa. Es cuando interviene la polic¨ªa y desbarata el montaje: la agenda era una grabadora (e iba a servir para desacreditar al letrado). Los diamantes, por cierto, eran falsos.
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