Si yo fuera
Si yo fuera Obama, est¨¢ claro que nunca ser¨ªa lehendakari. Hijo de vasca y de negro zumb¨®n, y nacido en un pueblo de la costa, cerquita de Playa Gris y de Roca Puta y de otras zonas surferas, nacido, pues, digo, en zona surfera aunque no en Hawai, y joven ambicioso dispuesto a ir a por todas, no me cuesta imaginar cu¨¢l hubiera sido mi trayectoria obamaniana para lograr mi objetivo. ?nico mulato de la localidad, hubiera cumplido y hubiera hecho m¨¦ritos, con lo que quiero decir que habr¨ªa sido un buen joven y un buen estudiante, por color y por dolor seguramente, de manera que me habr¨ªa ganado a pulso la consideraci¨®n y el que pudieran decir de m¨ª: beltza da, bai, baina oso jatorra. Virtuoso y universitario, por lo tanto, y ambicioso por derecho propio, mi inclinaci¨®n personal, y tal vez la necesidad, me habr¨ªan predispuesto hacia la cosa p¨²blica, una elecci¨®n vital con la que habr¨ªa demostrado una extraordinaria confianza en m¨ª mismo.
Me esforc¨¦ en practicar el bizantinismo, en el que Balza se me present¨® como consumado maestro
Dada mi singularidad, tendr¨ªa poco que perder y mucho que ganar con esa opci¨®n, aunque se me presentara un dilema a la hora de hacerla efectiva. Como mulato en una sociedad dividida, y teniendo en cuenta mi vocaci¨®n integradora, ten¨ªa que tomar partido, y ten¨ªa que hacerlo con perspectivas de ¨¦xito y sin traicionar mi objetivo principal. Negro o no, yo era uno de ellos, como me hab¨ªa esmerado en demostrar hasta entonces, y mi primera inclinaci¨®n fue la de integrarme en la facci¨®n de los m¨¢s ellos, de los m¨¢s puros y blanquitos, de aquellos cuya simpat¨ªa me resultaba m¨¢s indispensable como garant¨ªa de ¨¦xito. Pens¨¦, adem¨¢s, que la dificultad del reto merec¨ªa la pena, ya que el simple hecho de que un mulato liderara la blancura implicaba ya el logro de mi principal objetivo pol¨ªtico: si yo, un negro, pod¨ªa liderar a los m¨¢s blancos, la integraci¨®n era un hecho y ya no habr¨ªa lugar para bander¨ªas. Decid¨ª, por ello, militar en el nacionalismo.
No puedo negar que bajo aquel primer impulso me sent¨ª adem¨¢s agradecido. La vida me hab¨ªa ido bien y, pese a peque?os incidentes ya olvidados, mi negritud no me hab¨ªa resultado dolorosa. Nada me hac¨ªa pensar que yo no pudiera. Y mi ¨ªntimo agradecimiento a¨²n me exig¨ªa una confirmaci¨®n que lo potenciara. Me puse, pues, a ello. Y me esforc¨¦. Me esforc¨¦ en practicar el bizantinismo, en el que el consejero Balza se me present¨® como un consumado maestro. ?C¨®mo se puede, me dec¨ªa a m¨ª mismo, ser lo uno y su contrario al mismo tiempo, ser plural y unilateral, cerrado y abierto, pendular y plomado, nacionalista y no nacionalista, independentista y autonomista, y todo ello sin soluci¨®n de continuidad y sin rectificaci¨®n ninguna? Pues bien, se pod¨ªa, y logr¨¦ articular un discurso barroco en el que nada significaba lo que parec¨ªa y en el que yo mismo me pod¨ªa hacer pasar por blanco. Todo era puro swing, de aqu¨ª para all¨¢ y de all¨ª para ac¨¢, y si se presentaba alguna dificultad era cuesti¨®n de pasar del swing al punch y todo resuelto. Hasta que un d¨ªa, bueno, un d¨ªa me result¨® imposible aplaudirme.
Era un d¨ªa oto?al, aunque algo triste, y me vi en el espejo diciendo esas cosas de que nosotros no datamos y llevamos aqu¨ª m¨¢s de 7.000 a?os, y pasaron los celtas, y pasaron los romanos, y pasaron los godos, y, dije de pronto, hasta pas¨® un pobre negro, y llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que podr¨ªa aplaudir esas cosas en boca de otros, pero que era imposible que no resultaran risibles en la m¨ªa. ?C¨®mo podr¨ªa creer nadie que yo llevara aqu¨ª 7.000 a?os, yo, hijo de la casualidad, que no habr¨ªa nacido si a mi padre, del que hab¨ªa perdido la pista, no se le hubiera ocurrido venir de Tanzania a hacer un cursillo de cooperativismo en Mondrag¨®n y no se hubiera acercado un fin de semana a la costa a ver a los surfistas? No, ese no pod¨ªa ser mi camino, por ah¨ª no iba a ninguna parte, as¨ª que decid¨ª cambiar de bando. Antes estaba con los de aqu¨ª y ahora me dicen que estoy con los que no son de aqu¨ª. Con esas premisas, me miro al espejo y me digo que me resultar¨¢ dif¨ªcil llevarles la contraria. ?Creen ustedes que podr¨¦ llegar a ser lehendakari?
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