VAN DAMME QUIERE OTRA OPORTUNIDAD
RETROCEDAMOS unos a?os. Pongamos que veinte. En aquella ¨¦poca sin Starbucks exist¨ªan unos establecimientos llamados videoclubes. Antros de perdici¨®n con muchos reyes: Steven Seagal, Bruce Willis, Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger y, junto a ellos, un belga cuyo m¨¢ximo m¨¦rito consist¨ªa en su encomiable capacidad para abrirse de piernas (no busquen dobles sentidos, es algo literal). El belga, poco amigo de los di¨¢logos con sujeto, verbo y predicado, respond¨ªa al nombre de Jean Claude Van Damme. Hab¨ªa nacido el 18 de octubre de 1960 en un pueblo cercano a Bruselas y hab¨ªa escalado hasta convertirse en una bestia del patadismo, un mago del golpe cat¨¢rtico, un h¨¦roe del cine de torta y bofet¨®n. Van Damme, y ya era hora, es noticia en los c¨ªrculos cin¨¦filos por un t¨ªtulo que lleva sus iniciales: JCVD (Mabrouk El Mechri, 2008).
Efectivamente, en este filme, el hombre el¨¢stico se interpreta a s¨ª mismo: un actor arruinado, obligado a poner la jeta en producciones de medio pelo que perpet¨²en su decr¨¦pita carrera, que acaba metido en un atraco a un banco para superar los n¨²meros rojos. O eso parece. Todo esto no ser¨ªa nada del otro mundo si no fuera por lo siguiente: cr¨¦anselo o no, sabe actuar.
Van Damme rompi¨® las recaudaciones del VHS en 1988 con Contacto sangriento (Newt Arnold, 1988), volvi¨® a hacerlo en 1989 con Kickboxer (Mark DiSalle y David Worth, 1989) y arras¨® a principios de los noventa con dos pel¨ªculas que son iconos del cine de acci¨®n: Soldado universal (Roland Emmerich, 1992) y Blanco humano (John Woo, 1993). De las dos docenas de pel¨ªculas que ha rodado despu¨¦s, de sus problemas con las drogas y de sus visitas a un sinf¨ªn de programas del coraz¨®n en busca de dinero f¨¢cil (que en Espa?a le llevaron hasta Sorpresa, sorpresa, en 1996) ya hablaremos otro d¨ªa.
Volvamos a 2008. Bangkok, Tailandia. "All?!", responde una voz al otro lado del tel¨¦fono. "?Se?or Van Damme?", pregunta el periodista. "No, soy su padre", contesta la voz. Entrevistar a Jean Claude Van Damme, aunque sea por tel¨¦fono, tiene sus problemas. Al entrevistador le dan tres tel¨¦fonos ("del s¨¦quito de Jean Claude", aclaran) y uno tiene que ir probando hasta dar con ¨¦l. En el segundo n¨²mero, despu¨¦s de que en el primero su padre aclare que su hijo no est¨¢ por all¨ª, un amigo de JCVD, visiblemente nervioso, enciende todas las alarmas: "Estamos en el hospital, esto es grave. No s¨¦ que va a pasar". La entrevista se aplaza, al menos tres o cuatro horas. Al final, se pasa a la ma?ana siguiente.
Pero que nadie se asuste: el belga est¨¢ en perfecto estado de salud; la visita al hospital se deb¨ªa en realidad a su mejor amigo (o eso reza el t¨®pico): su perro. El animal hab¨ªa tenido un ataque al coraz¨®n y se tem¨ªa por su vida. Veinticuatro horas despu¨¦s, con el perro ya recuperado y Jean Claude al aparato, logramos hablar con ¨¦l.
EP3. ?Qu¨¦ sinti¨® usted la primera vez que vio la pel¨ªcula?
Van Damme. ?Qu¨¦ sent¨ª...? [largu¨ªsima pausa]. ?Qu¨¦ sent¨ª...? [pausa]. Vamos a ver: si te digo la verdad, pens¨¦ que ten¨ªa que encontrar alg¨²n buen sitio para esconderme [risas]. S¨ª, eso es lo que pens¨¦: "?D¨®nde podr¨ªa esconderme?". Luego me sent¨ª desnudo, muy desnudo.
EP3. Algunos de mis colegas est¨¢n ahora impresionados con sus habilidades interpretativas.
V. D. ?Ah, s¨ª? Bueno, no quiero molestar a nadie, pero nunca leo lo que dicen de m¨ª, supongo que a lo mejor lo hacen los directores o productores que trabajan conmigo, pero yo prefiero no leer nada.
EP3. Pero convendr¨¢ conmigo que JCVD es una pel¨ªcula que no se parece en nada a lo que ha hecho hasta ahora.
V. D. Ya, ya s¨¦ a qu¨¦ te refieres. Mucha gente opina que puedo tener habilidades f¨ªsicas, pero que nunca me hab¨ªan visto interpretar nada, y supongo que verme en esta pel¨ªcula es duro de creer, pero lo cierto es que yo no estoy sorprendido conmigo mismo, yo s¨¦ lo que Van Damme puede hacer. Siempre he pensado que las buenas pel¨ªculas son en realidad actos de fe, y yo conf¨ªo en m¨ª. ?Sabes? Hay mucha gente que me critica por mis elecciones, pero cuando llegu¨¦ a Estados Unidos para trabajar en el mundo del cine lo ¨²nico que ten¨ªa era mi pasaporte belga y mi sue?o: yo quer¨ªa hacer pel¨ªculas, y la acci¨®n me abri¨® el camino. Me gustar¨ªa poder combinar la acci¨®n y la actuaci¨®n, pero no siempre es posible.
EP3. Supongo que le habr¨¢n preguntado en muchas ocasiones si esta pel¨ªcula puede cambiar su carrera.
V. D. S¨ª, me lo preguntan cada d¨ªa desde que se estren¨® JCVD, pero no s¨¦ qu¨¦ decir. Hay muchas variables, puede que s¨ª o puede que no. No s¨¦ contestar a esa pregunta, despu¨¦s te dar¨¦ mi correo electr¨®nico, as¨ª me lo puedes preguntar dentro de cinco o seis meses.
EP3. ?Por qu¨¦ cree usted que esta pel¨ªcula ha sido tan bien recibida tanto por sus fans como por los que no lo son?
V. D. En primer lugar, he tenido la suerte de trabajar con un director que me conoce muy bien, que ha crecido con mis pel¨ªculas, que confiaba ?de verdad! en m¨ª, y que sab¨ªa exactamente c¨®mo crear un clima de rodaje que me ayudara. En segundo lugar, porque he llegado a un momento de mi carrera en que s¨¦ lo que quiero, s¨¦ qui¨¦n soy y de d¨®nde vengo. No lo s¨¦, creo que ahora mismo lo m¨¢s importante para m¨ª es intentar ser feliz, y esta pel¨ªcula lleg¨® en el momento justo.
EP3. Pero era una pel¨ªcula arriesgada: un paso en falso hubiera supuesto hacer el rid¨ªculo.
V. D. S¨ª, s¨ª, por supuesto, no era f¨¢cil, pero he aprendido a confiar en las personas que me ofrecen algo de coraz¨®n, y creo que Mabrouk El Mechri puso toda la carne en el asador. Cuando alguien te lo da todo, ser¨ªa casi un pecado no intentar estar a la altura, ?no?
EP3. En la pel¨ªcula se marca usted un mon¨®logo de varios minutos. ?C¨®mo recuerda ese momento?
V. D. A eso me refiero cuando te he dicho que Mabrouk puso toda la carne en el asador: me dio la oportunidad de demostrar lo que llevo dentro. Ese momento preciso tiene mucho sentido, pi¨¦nsalo bien: soy una estrella atrapada en un atraco, creo que voy a morir —es un poco Tarde de perros—, as¨ª que antes de eso quiero confesarme, explicar qu¨¦ he sido, qu¨¦ he hecho y pedir perd¨®n por mis errores. Creo que fue muy bueno para m¨ª abrirme de esta manera y poder llegar a ese nivel de confianza con el espectador. ?Y sabes qu¨¦?: me sent¨ª bien, me sent¨ª c¨®modo con la escena, fue perfecto.
EP3. Por cierto, ?qu¨¦ hace usted en Tailandia?
V. D. Pues estoy rodando una pel¨ªcula. Es un gui¨®n que escrib¨ª hace un par de a?os y que estoy dirigiendo; no tengo un gran presupuesto y tengo que admitir que eso es un problema, pero a pesar de ello estoy convencido de que va a ser mi mejor filme. Adem¨¢s, estoy trabajando con una actriz espa?ola, Claudia. Estoy convencido de que va a ser una estrella.
EP3. ?Claudia qu¨¦ m¨¢s?
V. D. [Pausa]. Claudia B-A-S... Mmm [titubea]. Es una grand¨ªsima actriz. [Nota: se trata de la actriz Claudia Bassols]. ?Sabes lo que me encanta de Espa?a?
EP3. No...
V. D. Que le¨¦is mucho, como en Inglaterra, Francia, Italia... La gente ha perdido la costumbre de leer. Pero te estaba contando cosas sobre mi pel¨ªcula: la historia va de dos personajes y lo que pretendo es que ¨¦stos interact¨²en con el espectador. No quiero revelar demasiado, pero creo que ser¨¢ algo que se ha visto pocas veces en el cine. Y ahora te doy mi e-mail. ?Tienes un boli?
JCVD se estrena hoy en cines de toda Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.