Llorar despu¨¦s de leer
Ocho novelas muestran que cada tristeza tiene un tono, un vocabulario particular.
Sin la misericordia de Cristo
H¨¦ctor Bianciotti
La ingenua filosof¨ªa de nuestro tiempo quiere hacernos creer que la tristeza es equivalente a la desdicha y la melancol¨ªa a la depresi¨®n cl¨ªnica. La generaci¨®n del Prozac teme la soledad, la quieta contemplaci¨®n del mundo. H¨¦ctor Bianciotti no busca la algarab¨ªa ni la euforia. Su terreno de observaci¨®n son las vidas encapuchadas, t¨¢citas, las discreciones aristocr¨¢ticas y los pudores de lo cotidiano. Adelaida Marese, la gris hero¨ªna de esta novela, es, como aquella de Flaubert, un coeur simple que el narrador nos revela de sombra en sombra. "Nada nos brinda a tal punto la impresi¨®n de que todo se aleja", escribe Bianciotti, "como permanecer impasible, tratando de mantenernos en pie, mientras los seres que m¨¢s queremos, cuyas acciones hemos seguido hasta entonces con afecto, caen en la trampa ante nuestros ojos".
Las horas
Michael Cunningham
LA TRISTEZA tiene sus ¨¦pocas y sus estilos: cada tristeza tiene un tono, un vocabulario particular. El spleen de fines del siglo XIX definido por Proust y Baudelaire no es la melancol¨ªa existencial de los a?os de posguerra y ¨¦sta a su vez no se asemeja al anunciado desasosiego de nuestro nuevo milenio. A trav¨¦s de tres narraciones de tristezas distintas (y que, sin embargo, se reflejanmutuamente), Michael Cunningham, inspir¨¢ndose conscientemente en los ensayos narrativos de Virginia Woolf, explora una misma aterradora pregunta: ?c¨®mo justificar nuestras vidas ante nosotros mismos? Un joven enfermo de sida en elNueva York contempor¨¢neo, una Madame Bovary presa en los suburbios estadounidenses de los a?os cincuenta, y la propia Virginia Woolf en el ¨²ltimo periodo de su vida londinense, protagonizan esta bell¨ªsima y desolada novela.
La Princesa de Cl¨¨ves
Madame de La Fayette
NOVELA DE AMOR escrita contra el amor —contra el amor formal, el amor desamorado—, La Princesa de Cl¨¨ves despoja a la narraci¨®n cort¨¦s de sus caballerescas convenciones. Casada por voluntad de su madre con un pr¨ªncipe a quien no ama, la
princesa descubre el amor de otro hombre y se confiesa a su esposo. Pero la honrosa confesi¨®n trae consigo una secuela de desdichas. Madame de La Fayette fue brillante no s¨®lo en las letras del siglo XVII sino tambi¨¦n en su turbulentomundo pol¨ªtico. Con gran precisi¨®n hist¨®rica, ambient¨® su novela en el siglo anterior al suyo, quiz¨¢ para atenuar el esc¨¢ndalo de un personaje emenino que reh¨²sa acatar las convenciones sociales y de su sexo. Los lectores de su ¨¦poca entendieron el desaf¨ªo que les lanzaba esta novela; hoy nos conmuevenm¨¢s su honestidad y su serena melancol¨ªa.
Nada
Carmen Laforet
ES SABIDO que Nada gan¨® el primer Premio Nadal en 1944. Elm¨¢s demedio siglo que ha pasado desde su publicaci¨®n no ha disminuido su inc¨®modo poder; s¨®lo nuestras circunstancias han cambiado. Sin embargo, las aventuras de Andrea en ese "Pa¨ªs de la Desaz¨®n" que fue la Barcelona franquista resultan tan atrozmente convincentes hoy como entonces. Todo sigue una absurda l¨®gica y una suerte de abrumador fatalismo. Todo ocurre en una atm¨®sfera de opaca irrealidad, como en una larga y asfixiante pesadilla. Al relato alucinante corresponde la geograf¨ªa de la casa miserable y gris, y la de la misma ciudad, enferma de guerra, y el mismo mundo. Ninguna situaci¨®n acaba por resolverse plenamente, y ning¨²n personaje
se rescata del todo, ni siquiera (aunque as¨ª lo esperamos los lectores, m¨¢s all¨¢ de la ¨²ltima p¨¢gina) la misma Andrea.
Muerte en Venecia
Thomas Mann
Varias ciudades compiten en aristocr¨¢tica tristeza: Brujas, A Coru?a, Glasgow y algunas pocas otras, pero sin duda la m¨¢s triste de todas es Venecia. La b¨²squeda de la perfecta (y por lo tanto imposible) belleza, y de la juventud ansiada vanamente desde la cima de la vejez son temas obviamente cl¨¢sicos; en Muerte en Venecia dejan de ser aleg¨®ricos y se convierten en las concretas tentaciones de cualquier ser humano. El protagonista descubre, como Fausto al final de su vida, que en estos campos amorosos los libros no le han ense?ado nada. La visi¨®n de un bell¨ªsimo adolescente lo conduce irremediablemente a trav¨¦s de los laberintos de Venecia, mientras va entendiendo, paso a paso, que su ¨²ltimo encuentro ser¨¢ con la muerte. Perfecta y concisa, esta breve novela de Mann define, quiz¨¢ mejor que sus otras obras, la humana condici¨®n de la tristeza.
La decadencia del ¨¢ngel
Yukio Mishima
CUATRO NOVELAS integran Elmar de la fertilidad, uno de los ciclos narrativosm¨¢s importantes de la literatura japonesa del siglo XX. La ¨²ltima es La decadencia del ¨¢ngel (los traductores han preferido dar a la palabra japonesa "dios" el significado menos terrible de "¨¢ngel"), novela que Mishima acab¨® poco tiempo antes de suicidarse. "Completar esta larga novela", escribi¨®, "me hace sentir que he llegado al fin delmundo". Concluyendo las ¨²ltimas p¨¢ginas, el lector tambi¨¦n siente que ha sido testigo de un conmovedor ocaso. La prosa esmeticulosa, afilada; la atm¨®sfera, de una melancol¨ªa casi insoportable;
el tono, funesto. En esta novela elegiaca, todo parece cerrarse en torno al viejo Honda quien sin embargo alcanza, solo
y desesperanzado, "esa agudeza de los sentidos que logran pocos seres en este mundo, de vivir la muerte por dentro".
Cr¨®nica de los pobres amantes
Vasco Pratolini
la Florencia empobrecida de los primeros a?os del fascismo, cuando hombres ymujeres faltos de ilusi¨®n y de alimento rataban, a pesar de todo, de construir una vida no enteramente infeliz. Nada sucede, o al menos nada absolutamente dram¨¢tico o ins¨®lito, salvo que los personajes van entretejiendo m¨¢s y m¨¢s sus angustias y frustraciones, y el tono del relato va haci¨¦ndose m¨¢s denso y melanc¨®lico. Es sin duda una historia de amor, pero de las tristezas y amarguras del amor, no de su convencional regocijo. Pratolini logra dar a sus personajes una cierta calidad ¨¦pica, como si el sufrimiento s¨®lo bastara para redimirlos y volverlos heroicos. Si bien la novela obtuvomuy pronto la reputaci¨®n de cl¨¢sico del neorrealismo, fue la pel¨ªcula de Carlo Lizzani la que en 1954 hizo que adquiriera fama mundial.
La prometida del se?or Hire
Georges Simenon
EDGAR ALLAN POE sostuvo que el argumento m¨¢s triste que la literatura pod¨ªa ofrecer era la muerte del ser amado. Simenon propuso otro: el ser amado que, sin haber muerto, deja de vivir a los ojos de su amante. Ese sometimiento, ese abandono de la propia voluntad a la voluntad ajena, esa muerte en vida es el tema de una de las novelas m¨¢s
acabadas,m¨¢s profundas de Simenon. Historia policial, social, psicol¨®gica, pero sobre todo historia de amor, narra las vicisitudes de una v¨ªctima nata, de una criatura imposible de amar. Pero el infame se?or Hire es ¨¦l, s¨ª, por desgracia, capaz de amar, de amar desesperadamente, y ante esa pasi¨®n nada, ni siquiera su propia vida, cuenta. El mundo acongojado de Simenon, con sus peque?os dolores y min¨²sculas infamias, vidas olvidadas y sentimientos ocultos, alcanza en esta novela sum¨¢s dolorosa, trist¨ªsima expresi¨®n.
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