"El ¨¦xito me conden¨® a muerte"
Roberto Saviano tiene 29 a?os y casi toda la tristeza del mundo en los ojos. Da la mano con un gesto entre mec¨¢nico y desconfiado, sonr¨ªe leve, muy levemente, y toma asiento en el patio de un hotel sevillano. Se refugia Saviano en los parapetos de lo incierto y lo temeroso y lo furtivo. No lleva chaleco antibalas, ya s¨®lo le faltar¨ªa eso, pero los cuatro escoltas rodean ya su campo de acci¨®n, miran debajo de las mesas, miran al periodista, miran a los balcones. Son cuatro agentes del Ministerio del Interior que han relevado, desde que Saviano lleg¨® a Sevilla el jueves por la tarde, a los cuatro carabinieri habitualmente encargados de velar por su seguridad.
Poco despu¨¦s, perros polic¨ªa adiestrados en la b¨²squeda de explosivos olisquean las instalaciones del teatro Lope de Vega de Sevilla, sede del Festival de Cine Europeo, porque el autor de Gomorra (Debate) -asfixiante y a ratos l¨ªrica denuncia del tinglado del terror instalado por la Camorra napolitana- est¨¢ a punto de llegar.
"Soy un prisionero de mi libro. Vivo una situaci¨®n que me agota"
"La Mafia es un material narrativo excelente; est¨¢ la ¨¦pica de por medio"
"Ayer fui a pasear. Fue estupendo. Hac¨ªa tiempo que no lo hac¨ªa"
"Me gusta la pel¨ªcula; Garrone no ha traicionado el esp¨ªritu original"
La sonrisa de Saviano |
La Camorra ha condenado a muerte a Saviano no por lo que ha escrito, sino m¨¢s bien por el impacto de lo que ha escrito, un impacto cifrado en casi dos millones de libros vendidos. "Lo que m¨¢s molesta a la Camorra no es exactamente la palabra, sino la palabra cuando genera tensi¨®n... La palabra como tal, as¨ª a secas, les trae sin cuidado; lo que no soportan es que esa denuncia tenga tantos lectores, y ¨¦sa es la diferencia entre Rushdie y yo. A Rushdie le condenaron con una fetua por el mero hecho de haber escrito Los versos sat¨¢nicos; a m¨ª me han condenado porque el libro se ha le¨ªdo mucho; es el ¨¦xito lo que me ha condenado a muerte", explica.
El caso es que la condena existe. Lo demuestran los polic¨ªas, los perros y la mirada de Saviano, que se proyecta en el suelo con demasiada frecuencia. El caso es, tambi¨¦n, que, seg¨²n el diario italiano La Repubblica, hoy mismo, la polic¨ªa de N¨¢poles ha detectado la llegada a la ciudad de una partida de 50 kilos de trinitotolueno que obra ya en poder del clan de los Casalesi, cuyo jefe absoluto, Francesco Schiavone, alias Sandok¨¢n, ha jurado matar al escritor por atreverse a desvelar los sucios negocios de la Camorra.
La presencia de Roberto Saviano en Sevilla fue un enigma casi hasta el final (tambi¨¦n esta conversaci¨®n), pero ¨¦l decidi¨® pasar cuatro d¨ªas en la ciudad con motivo del estreno de Gomorra, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica que de su libro ha firmado el director Matteo Garrone. "Me gusta Sevilla; es una ciudad con una luz que me recuerda al sur de Italia. Me fui a pasear ayer con mis escoltas y fue estupendo; hac¨ªa mucho tiempo que no paseaba as¨ª por las calles de una ciudad", comenta Saviano con voz tenue. Un paseo en el que, por cierto, se encontr¨® con un compatriota: un mimo italo-sevillano que se baj¨® de su taburete para gritarle "?forza, Roberto!". Tambi¨¦n, en el transcurso de esta entrevista concedida a EL PA?S, un turista noruego interrumpir¨¢ la conversaci¨®n para decirle que se ha tenido que frotar los ojos cuando le ha visto, y que ha llamado a toda pastilla a su mujer, que est¨¢ en Oslo, para cont¨¢rselo.
Es normal. A Saviano le llegan centenares de cartas y de correos electr¨®nicos; tambi¨¦n bragas y sujetadores, porque no faltan en Italia quienes piensan que por fin hay un hombre como Dios y San Gennaro (patr¨®n de N¨¢poles) mandan, un hombre que planta cara a la Camorra. "Volver¨ªa a escribir el libro; no me arrepiento de haberlo hecho, pero al mismo tiempo no puedo decir que lo ame. Soy un prisionero de mi libro. Vivo una situaci¨®n que me agota; es un gasto de energ¨ªa brutal, una energ¨ªa gastada no en escribir, sino en estar alerta, en estar encerrado en lugares horribles, en perder tiempo in¨²tilmente... Y todo eso me vuelve loco".
Para Saviano, periodista y novelista, la diferencia entre g¨¦neros estriba en la capacidad del autor a la hora de entresacar lo esencial, y hacerlo de una forma tan subjetiva como eficaz: "A Orhan Pamuk le amenazaron por relatar el genocidio armenio... ?Pero eso lo sab¨ªa todo el mundo!, lo que pasa es que ¨¦l escribi¨® de ello de una forma que puso en un compromiso al Estado turco, y entonces se convirti¨® en un s¨ªmbolo. Conmigo pas¨® igual: ?todo el mundo sab¨ªa que exist¨ªa la Camorra napolitana! ?Y Anna Politk¨®vskaya? Cantidad de cronistas hab¨ªan escrito antes sobre Chechenia, pero ella lo hizo de tal modo que la cuesti¨®n chechena lleg¨® a todo el mundo; se convirti¨® en un problema mundial, ya no local".
Como no pod¨ªa ser de otra forma, Saviano admite que las historias reales de la Mafia en general y de la Camorra en particular -¨¦sas que transcurren en las calles de Scampia o Casale del Principe- constituyen un material literario de primer orden: "La Camorra es un material narrativo excelente, porque est¨¢ la ¨¦pica de por medio. Son historias de poder, de vida y de muerte, es decir, los temas a los que todo escritor debe confrontarse, sobre personajes que deciden -sin justificaci¨®n ni m¨¢scaras- sobre la vida y la muerte, sobre la riqueza y la pobreza, sobre la construcci¨®n y la destrucci¨®n".
En cuanto al resultado de la pel¨ªcula de Matteo Garrone sobre su libro (¨¦l tom¨® parte en el gui¨®n), Saviano confiesa: "Me gusta. Creo que Garrone no ha traicionado el esp¨ªritu del libro, aunque obviamente son diferentes: a m¨ª me obsesionaba la parte de los negocios, y a ¨¦l, la de la antropolog¨ªa". Y hablando de cine, se muestra bastante esc¨¦ptico ante los excesos mitificadores que pel¨ªculas como El Padrino o series de televisi¨®n como Los Soprano han llevado a cabo del mundo mafioso: "Los criminales se fijan en el cine para ver c¨®mo pueden publicitar su poder, porque lo ven como un escaparate, como un amplificador... A los jefes mafiosos les chifla el cine; se venden mejor si se presentan como un h¨¦roe del cine, claro. Pero, en cualquier caso, el modelo de las organizaciones criminales mafiosas no es El Padrino de Coppola, sino el Scarface de Brian de Palma, porque su personaje, Tony Montana, es alguien que se hace a s¨ª mismo, sin hacer caso a las reglas, aunque con sus propias reglas".
Mientras apretamos el bot¨®n off de la grabadora, Roberto Saviano todav¨ªa tiene tiempo para exponer la que para ¨¦l es una de las mayores anomal¨ªas del mundo mafioso: "Para ellos, ni existe una sacralizaci¨®n de la vida, ni la muerte es un concepto negativo. Para la Camorra, la muerte no es un riesgo, sino una parte del oficio". Del oficio de asesino, se entiende. No del de escritor. Aunque, por desgracia, a Roberto Saviano le han aplicado la regla. Pero ¨¦l seguir¨¢ escribiendo. Porque "escribir es resistir".
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