Diez hombres sin piedad
Uno les ve fuera del escenario y parecen otra cosa. Gente normal, amante del orden y las buenas costumbres. Ahora, p¨®ngales un saxof¨®n entre las manos y les ver¨¢n convertirse en un ser monstruoso, con cuernos, rabo y esa mirada que se les pone a los depredadores de la naturaleza ante la presa; en este caso, nosotros. Muchos acudimos al concierto sin saber a qu¨¦ atenernos. Lo que nos encontramos fue el Apocalipsis en versi¨®n jazz. Una verdadera avalancha de m¨²sica y energ¨ªa desbocadas. Algo demoledor.
Uno pudo imaginarse asistiendo al fin de los tiempos y al furibundo Evan Parker, viejo le¨®n de las vanguardias, haciendo astillas de su saxo tenor y esparciendo los restos entre las ¨¢nimas del purgatorio; y al mallorqu¨ªn Agust¨ª Fern¨¢ndez poniendo a prueba los nervios de quien tuvo la bendita ocurrencia de ceder el piano para el concierto, y todav¨ªa debe estarse arrepintiendo; y a Mats Gustafsson, el nuevo ¨ªdolo del free jazz, berreando cual cordero degollado a trav¨¦s de lo que ¨¦l llama una "flautaf¨®n", h¨ªbrido de flauta y saxof¨®n; y a Paul Lytton y a Raymond Strid, dos bater¨ªas a falta de uno, atizando con sa?a el fuego tamboril.
Barry Guy New Orchestra
Barry Guy, contrabajo, direcci¨®n; Per Johanssen, Evan Parker, Mats Gustafsson, saxos; Per Ake Holmlander, tuba; Herb Robertson, trompeta; Johannes Bauer, tromb¨®n; Agust¨ª Fern¨¢ndez, piano; Paul Lytton, Raymond Strid, bater¨ªa
Jueves 6 noviembre. Madrid, colegio mayor San Juan Evangelista. Tres cuartos de entrada
M¨²sica brutal, sutil; altamente calor¨ªfera y extremadamente sofisticada
Y a todos juntos, los 10, soplando, percutiendo, bramando, gimiendo... y el respetable agarrado a la butaca ante la que se nos ven¨ªa encima. Un jazz que puede herir sensibilidades y que hoy d¨ªa s¨®lo es posible escuchar en lugares como este, "nuestro" San Juan Evangelista. Guy y sus muchachos interpretaron una ¨²nica pieza, Oort-Entropy, de una hora de duraci¨®n sin interrupciones. Ni totalmente escrita ni totalmente improvisada, sino todo lo contrario. M¨²sica brutal, aunque sutil; altamente calor¨ªfera, pero tambi¨¦n extremadamente sofisticada. Lo mejor que este cronista ha escuchado en mucho, mucho tiempo.
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