Warhol, el vampiro ingenuo
Estamos en la Silver Factory, con sus paredes cubiertas de esta?o: el lugar donde Andy Warhol hizo de las artes pl¨¢sticas un negocio, aplicando m¨¦todos de producci¨®n industrial. El reino de la serigraf¨ªa en cadena. El genio del pop art nos ha invitado al primer pase de Blow Job, una de las pel¨ªculas que rod¨® all¨ª. Con ¨¦l, est¨¢n Gerard Malanga, su mano derecha; Nico, cantante de la Velvet Underground, y muchos otros chicos y chicas a los que concedi¨® tandas de quince minutos de gloria: Ondine, Viva, Candy, Ultra Violet... En realidad, nunca estuvieron todos juntos, pero Krystian Lupa, director de Factory 2, los re¨²ne, con libertad creativa, para recrear el ambiente hedonista y despreocupado que rein¨® en la corte del rey pop.
Factory 2.
Idea, direcci¨®n y escenograf¨ªa: Krystian Lupa. Vestuario: Piotr Skiba. Producci¨®n: Stary Teatr de Cracovia. Madrid. Teatro Valle-Incl¨¢n.
8 y 9 de noviembre.
Este espect¨¢culo de casi ocho horas de duraci¨®n desconcertar¨¢ a quienes admiran a Lupa por sus adaptaciones de novelas de Thomas Bernhard. Si en Extinci¨®n, el director polaco se peg¨® una zambullida espectacular en el universo del autor alem¨¢n, en Factory 2 hace un homenaje a los filmes de Warhol, utilizando sus propios m¨¦todos. Sobre una pantalla grande colocada en el segundo piso del escenario, Lupa nos ofrece varios screen tests donde actores del Stary Teatr, aguantando un primer¨ªsimo plano interminable sin gui¨®n alguno, cuentan lo que se les ocurre o muestran, llanamente, su desasosiego. Extinci¨®n era un espect¨¢culo matem¨¢tico, por su rigor compositivo, por la enjundia con que radiografiaba el alma de su protagonista, pero asequible. En ¨¦ste, en cambio, hay campo abierto para la improvisaci¨®n, desparpajo, tiempos muertos extensos y una puesta en escena esteticista y desinhibida que recuerda el estilo de Jan Lawers y su Needcompany.
Factory 2 es un espect¨¢culo duro de roer, sobre todo si no se comparte la admiraci¨®n que Lupa parece sentir por su homenajeado, y por la abigarrada corte que le rode¨®. A escenas estupendas y desenfadadas, siguen otras que prolongan lo infinitesimal hasta el infinito: hay que verlas con esa actitud paciente que los filmes de Warhol exigen del p¨²blico. Una parte del que hab¨ªa en el estreno, fue abandonando el espect¨¢culo a su suerte, por el procedimiento del goteo. La mayor¨ªa lo acompa?¨® hasta el final, y un sector amplio lo vitore¨® en pie, largamente, con ese entusiasmo tan habitual en los conciertos y tan raro de ver en el teatro.
Babelia
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