Bush admite que se equivoc¨® al proclamar la victoria en Irak

En el primer balance que ofrece al p¨²blico de su gesti¨®n como presidente, George Bush se manifest¨® orgulloso de muchas de las decisiones tomadas a lo largo de los ¨²ltimos ochos a?os, pero admiti¨® haberse equivocado en otras, particularmente en el hecho de haber declarado prematuramente la victoria en la guerra de Irak.

Bush habl¨® por primera vez con humildad y cierta autocr¨ªtica sobre la estrategia seguida en ese conflicto. "Lamento haber dicho algunas cosas que dije", reconoci¨® en una entrevista a la cadena CNN. Admiti¨® tambi¨¦n haber reaccionado de forma equivocada al estallido de la insurgencia sun¨ª, a la que prometi¨® aniquilar en un discurso en 2003 y con la que acab¨® negociando durante el tiempo en el que el general David Petraeus estuvo al frente de las tropas. Y cit¨® tambi¨¦n como un error haber prometido encontrar "vivo o muerto" al l¨ªder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

"Lamento haber dicho algunas cosas que dije", reconoce en una entrevista

Pero su arrepentimiento mayor es el de haber sido imprudente en algunas declaraciones. "Mi mujer ya me hab¨ªa advertido de que como presidente de Estados Unidos deb¨ªa de ser m¨¢s cuidadoso con mis palabras", manifest¨® en la entrevista.

Bush cont¨® que la declaraci¨®n de "misi¨®n cumplida" en Irak no fue, en realidad, una idea suya, pero dijo que asume el error por no haber aclarado la situaci¨®n en su momento. Relat¨® que, cuando el 1 de mayo de 2003 abord¨® el portaviones Lincoln para pronunciar un discurso, la dotaci¨®n del barco hab¨ªa colocado una pancarta con esa frase, creyendo que eso era lo que Bush pensaba. "Yo, en realidad, no lo pensaba. Pero entiendo que envi¨¦ el mensaje equivocado", acepta ahora.

El todav¨ªa presidente manifest¨®, no obstante, que en t¨¦rminos generales se siente "orgulloso" de su trabajo como comandante en jefe y de otras decisiones a lo largo de su Administraci¨®n que han ayudado "a reducir el hambre o a combatir el sida en ?frica".

Tambi¨¦n dijo estar orgulloso de su pa¨ªs por haber elegido a Barack Obama como su sucesor: "Creo que es un momento hist¨®rico. Creo que es bueno para nuestro pa¨ªs que la gente demuestre esperanzas en el sistema, en el futuro y el presidente electo".

Bush asegur¨® que la conversaci¨®n entre ambos el pasado lunes fue muy cordial. No le dio muchos consejos porque, al parecer, Obama no los necesitaba y no tuvo que recordarle la necesidad de apoyar a las tropas que combaten en Irak y Afganist¨¢n porque, seg¨²n dijo, su sucesor ya es consciente de ello.

Bush advirti¨® en la entrevista a la CNN que sigue siendo fiel a los principios con los que lleg¨® a la Casa Blanca y que no le importa que las encuestas digan que es el presidente m¨¢s impopular de la historia. "He tenido una de esas presidencias en las que est¨¢s obligado a tomar decisiones dif¨ªciles", record¨®.

Parece consciente de que pocos m¨¢s que los humoristas sentir¨¢n su despedida. Se manifest¨® dispuesto a abandonar Washington tan pronto como entregue el poder a Obama, al mediod¨ªa del 20 de enero, y regresar a su hogar en Tejas sin ¨¢nimo de intervenir en los asuntos pol¨ªticos. "Seguramente volver¨¦ a casa y dar¨¦ un gran suspiro de alivio", anunci¨®.

Antes, Bush tiene todav¨ªa algunas decisiones dif¨ªciles que tomar. La principal, probablemente, es la de qu¨¦ hacer sobre el paquete de ayuda a las empresas automovil¨ªsticas que ¨¦stas quieren, los dem¨®cratas apoyan y al que ¨¦l se opone. Eso fue un asunto de fricci¨®n, no reconocido oficialmente, en su encuentro con Obama y est¨¢ siendo en estos momentos objeto de dif¨ªciles negociaciones entre los equipos de transici¨®n.

Esa ayuda es la ¨²nica iniciativa que Obama parece querer sacar adelante, con la colaboraci¨®n de un Congreso de mayor¨ªa dem¨®crata, antes de su toma de posesi¨®n. Pero hacerlo con la oposici¨®n de Bush ser¨ªa, adem¨¢s de instrumentalmente dif¨ªcil, pol¨ªticamente embarazoso. Bush, a su vez, tendr¨¢ que elegir entre sus principios, que le ordenan no extender la intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa, y asumir el riesgo de que la eventual quiebra catastr¨®fica del sector del autom¨®vil se a?ada a su cargada lista de fracasos.