Cinco millones de personas se preparan para un gran terremoto en California
El Estado organiza el mayor simulacro de emergencia s¨ªsmica de EE UU
A las diez de la ma?ana, hora de la costa oeste de EE UU, Sandra Joy Lee hac¨ªa ejercicio en un gimnasio cuando de pronto sinti¨® un fuerte temblor. Poco despu¨¦s, una de las paredes se derrumb¨® y sufri¨® heridas en la cabeza y el cuerpo. Fue rescatada por un equipo de emergencia y llevada a un campo de f¨²tbol cercano habilitado como hospital de campa?a. "Me siento un poco mejor, recib¨ª ayuda de inmediato", explic¨® Joy Lee, medio en broma y medio en serio. Lo sucedido a la empleada de la Universidad del Sur de California no era real, era parte de un simulacro de terremoto.
Junto a ella, m¨¢s de cinco millones de californianos participaron ayer en el simulacro, haciendo el papel de heridos, algunos incluso de muertos, o simplemente parando sus actividades para esconderse debajo de una mesa o un escritorio y esperar a que pasara lo peor del terremoto.
A las diez de la ma?ana tambi¨¦n, decenas de emisoras de radio transmitieron una grabaci¨®n con ruido de edificios que se derrumbaban. Unos 5.000 bomberos, polic¨ªas y miembros del servicio m¨¦dico de emergencias se desplazaron a hospitales, universidades y centros de negocios. Empezaba as¨ª la llamada Gran Sacudida, considerado el ejercicio de emergencia m¨¢s grande y ambicioso en la historia de EE UU.
El simulacro se realiz¨® en California debido a que, seg¨²n los expertos en sismolog¨ªa, hay cerca del 70% de probabilidades de que el Estado del Pac¨ªfico estadounidense -y en particular su zona sur- sufra un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter en los pr¨®ximos 30 a?os. Un se¨ªsmo semejante, identificado popularmente como el Big One, causar¨ªa cerca de 2.000 muertos, m¨¢s de 50.000 heridos y da?os por unos 200.000 millones de d¨®lares (unos 160.000 millones de euros).
Los simulacros no son nuevos en California. Se realizan cada noviembre. Pero la Gran Sacudida ha sido diferente. Ha contado con una gran participaci¨®n, de estudiantes, maestros u oficinistas. La importancia de que la poblaci¨®n participe radica en que cada vez que se produce un se¨ªsmo, "el 95% de las v¨ªctimas son rescatadas por otras v¨ªctimas", explic¨® Lucy Jones, experta del Departamento de Investigaciones en Geolog¨ªa del Gobierno de EE UU.
California ya sufri¨® un temblor de magnitud 7,8 o m¨¢s en 1857. Sin embargo, debido a la poca poblaci¨®n que hab¨ªa en el Estado -la mayor¨ªa rural-, no caus¨® grandes da?os o p¨¦rdida de vidas humanas. Otro de magnitud 7,8 arras¨® San Francisco en 1906.
Hoy, con la gran poblaci¨®n que habita en el sur de California -m¨¢s de 23 millones de personas- y los miles de edificios levantados antes de que se establecieran estrictos c¨®digos antis¨ªsmicos de construcci¨®n, las consecuencias del Big One ser¨ªan tremendas. "La gente necesita ver a otras personas participando en el ejercicio para convencerse de la necesidad de estar preparados para un terremoto", se?al¨® Mark Benthien, codirector del simulacro.
Joy Lee, entretanto, segu¨ªa en el campo de f¨²tbol. Con vendas en la cabeza, sangre sobre su cuerpo y voluntarios indagando sobre sus datos personales para poder informar a sus familiares.
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