Racismo
Las razas existen y existe el racismo. El Southern Poverty Law Center, una prestigiosa instituci¨®n basada en Montgomery (Alabama) que trabaja a favor de la tolerancia, ha contabilizado miles de incidentes raciales desde la elecci¨®n de Barack Obama. En la lista no aparecen asesinatos ni tragedias irreparables. Se trata simplemente de un inventario del odio y la vileza, en su categor¨ªa m¨¢s mezquina: agresiones e insultos a ni?os negros, destrozos en los jardines de familias negras, broncas escolares con v¨ªctimas negras, amenazas an¨®nimas dirigidas a negros... Lo de siempre, pero m¨¢s. La lista elaborada en Montgomery, una ciudad simb¨®lica en la campa?a por los derechos civiles, basta para dar una idea de la importancia de la elecci¨®n de Obama como presidente.
Pero cualquier acontecimiento puede ser observado desde m¨²ltiples puntos de vista. Slate, un excelente peri¨®dico digital con claras inclinaciones dem¨®cratas, revela un cierto hast¨ªo ante la ola de chovinismo que recorre Estados Unidos. Si a nosotros, distintos y distantes, nos parece de gran m¨¦rito lo que han hecho los electores estadounidenses, imag¨ªnense a ellos mismos: est¨¢n (exceptuando a los racistas profundos) encantados de conocerse. The New York Times afirmaba el otro d¨ªa que s¨®lo en Estados Unidos pod¨ªa alcanzar la presidencia alguien como Obama.
Slate opt¨® por desenfundar sus propios ejemplos. Y record¨® que la reina Victoria tuvo, dos veces, un primer ministro jud¨ªo de origen italiano, Benjamin Disraeli. Los peruanos eligieron a un primer ministro de origen japon¨¦s, Alberto Fujimori; no quedaron muy contentos, pero eso no viene al caso. El electorado indio dio la mayor¨ªa parlamentaria a la italiana Edvige Antonia Albina Maino de Gandhi. Puestos a forzar, Slate evocaba incluso la evidente italianidad de Napole¨®n Bonaparte, emperador de Francia.
Ninguno de los citados por Slate era negro. Da igual. Prefiero pensar que un Obama blanco habr¨ªa sacado los mismos votos. Prefiero pensar que a la hora de votar no se mira la piel ajena, sino los intereses propios. Prefiero pensar que alg¨²n d¨ªa, evidentemente muy lejano (el apartheid es de ayer mismo), los electores surafricanos decidir¨¢n que les conviene tal presidente o presidenta, sin tener en cuenta su piel blanca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.