Gij¨®n apuesta por la animaci¨®n y por el documental como veh¨ªculos de denuncia
El dolor -?en dibujos animados!- de los recuerdos de un soldado israel¨ª que entr¨® en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en L¨ªbano y que refleja Ari Folman en Waltz with Bazir. La b¨²squeda de un adolescente -rey de Internet- de la verdadera historia de sus padres, en Adoration, de Atom Egoyan... El festival de Gij¨®n, que arranc¨® ayer con la proyecci¨®n de Asfixia, de Clark Gregg -adaptaci¨®n al cine de la novela de Chuck Palahniuk, y que se estrena hoy en las salas comerciales-, apuesta otro a?o m¨¢s por filmes arriesgados, como los antes citados.
Y entre esas apuestas, uno de los esc¨¢ndalos del pasado certamen de Locarno (Suiza), el documental La fortaleza, que caus¨® una oleada de emoci¨®n y conmovi¨® hasta a la mism¨ªsima ministra de Justicia suiza, antes de alzarse con el Leopardo de Oro.
La fortaleza muestra el d¨ªa a d¨ªa del centro de acogida de demandantes de asilo de Vallorbe, en la frontera suizofrancesa. Es la primera vez que las autoridades permiten la entrada de c¨¢maras para filmar la vida de los refugiados provenientes de ?frica, Irak, Turqu¨ªa o los Balcanes.
Su director, el suizo de origen espa?ol Fernand Melgar, vivi¨® esa realidad en carne propia. Sus padres, temporeros andaluces, fueron parte de la oleada migratoria espa?ola a Suiza en los a?os 60. Pero, a diferencia de Carlos Iglesias y su Un franco, catorce pesetas, la visi¨®n de Melgar sobre Suiza dista de ser ang¨¦lica. "Mi padre viv¨ªa en un barrac¨®n y trabajaba por un sueldo de miseria", explica sin amargura aparente. El realizador recuerda que siendo ni?o se escond¨ªa bajo la cama si alguien golpeaba a la puerta, por miedo a la deportaci¨®n: ¨¦l y su madre estaban en Suiza de forma clandestina.
Melgar vivi¨® seis meses en el centro de acogida. "Hice un trabajo de campo con un etn¨®logo para comprenderles. Cuando llegamos con las c¨¢maras, ya hab¨ªamos ganado su confianza".
?Tan dif¨ªcil es entrar en Suiza? "Es imposible", afirma. "Piense que s¨®lo hay dos formas de poner el pie en ese pa¨ªs de forma legal si no se es ciudadano de un Estado del Espacio Schengen", explica, "una es casarse con un suizo, y la otra es demandar asilo. Y de cien personas que lo piden, s¨®lo una lo recibe. Las otras pasan a iniciar recursos administrativos y agotan las v¨ªas legales antes de pasar a la clandestinidad".
Para Melgar, "La fortaleza es una met¨¢fora de Suiza y de Europa, construimos una muralla para mantener a distancia a la miseria del mundo. No s¨¦ si es la pol¨ªtica m¨¢s inteligente".
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