La pugna se extiende a la venta de la sede de Par¨ªs
La sede del Partido Socialista franc¨¦s (PS) es, seg¨²n denuncian sus detractores, un s¨ªmbolo del car¨¢cter poco obrero de los actuales dirigentes de la principal fuerza de la izquierda francesa. Dice muy poco, a?aden, de la realidad social a la que este partido quiere dirigirse y a la que quiere representar.
El inmueble se encuentra en la calle de Solferino, en el antiguo coraz¨®n intelectual de Par¨ªs, a la espalda del Museo de Orsay, a cinco minutos del Sena, en el (ahora muy caro) barrio de Saint Germain des Pres, a un paso de los caf¨¦s y los bares de escritores de fortuna donde Hemingway y otros de su generaci¨®n se emborrachaban con estilo.
Consiste en un palacete con clase de varias plantas, con un patio interior ajardinado digno de una recepci¨®n real. Fue comprado en la ¨¦poca de Fran?ois Mitterrand, en los primeros a?os ochenta, y pocos saben que, durante la ocupaci¨®n alemana, sirvi¨® de alojamiento al ministerio de propaganda del r¨¦gimen colaboracionista de Vichy.
El palacete, en muy buen estado de conservaci¨®n, no se ha librado de saltar a la palestra en la enconada disputa por el puesto de primer secretario del partido que se vot¨® ayer.
Hace unos d¨ªas, S¨¦gol¨¨ne Royal, al referirse al edificio, proclam¨®: "Deber¨ªamos vender esto y mudarnos a un barrio m¨¢s popular. Ser¨ªa un gesto con un valor simb¨®lico, y adem¨¢s permitir¨ªa reducir los gastos y rebajar las cuotas de adhesi¨®n para los militantes". Tal vez la de ayer fue la ¨²ltima votaci¨®n que se sigue en el viejo palacete de los socialistas de la calle de Solferino.
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