"Lisboa debe reconquistar a los j¨®venes"
El mirador de Alc¨¢ntara ofrece una vista privilegiada de Lisboa. La ciudad a los pies, el Tajo al fondo. Atr¨¢s est¨¢ el Barrio Alto, popular y bullicioso. El Ayuntamiento ha puesto en marcha una operaci¨®n de limpieza para borrar las innumerables pintadas de paredes y muros. Y ha empezado en este barrio, el m¨¢s simb¨®lico y frecuentado por los turistas. El alcalde, Ant¨®nio Costa (Lisboa, 1961), llega a pie, solo. Ning¨²n polic¨ªa ni guardaespaldas a la vista, a pesar de ser un peso pesado en la pol¨ªtica portuguesa. Hijo del escritor y militante comunista Orlando Costa y de la periodista Antonia Palla, fue n¨²mero dos del Gobierno, como ministro del Interior, y ha ocupado tambi¨¦n las carteras de Justicia y Asuntos Parlamentarios. Siempre en Gobiernos del Partido Socialista, su partido. No hay duda de que su futuro est¨¢ abierto.
El alcalde se ha propuesto repoblar y rejuvenecer la capital portuguesa
Pide un caf¨¦ y un pastel de nata en la terraza de la cafeter¨ªa de los jardines del mirador. "Lo que hagamos aqu¨ª ser¨¢ un referente para otras zonas de la ciudad", dice. La campa?a de limpieza se ha estrenado en el Barrio Alto con la intenci¨®n de recuperar edificios, mejorar la iluminaci¨®n y aumentar la presencia policial; 800.000 euros en total. Se han repartido a los vecinos productos para borrar las pintadas y se han instalado grandes paneles en varios puntos de la ciudad para grafiteros.
Lisboa debe tener problemas de mayor calado que las pintadas callejeras, sugiero a Ant¨®nio Costa. "?Sin duda!". Por ejemplo, la capital portuguesa es una ciudad despoblada y envejecida con una cantidad enorme de edificios abandonados, m¨¢s de 4.000. Los hay en el centro hist¨®rico, en barrios populares y tambi¨¦n en zonas tan cotizadas como la avenida de Liberdade, 5.000 euros el metro cuadrado. Edificios que en el pasado albergaron tesoros art¨ªsticos est¨¢n vac¨ªos y destartalados.
"Lisboa tiene que recuperar la pr¨®xima d¨¦cada los 200.000 habitantes que perdi¨® durante los ¨²ltimos 20 a?os". La mayor¨ªa, j¨®venes, se march¨® a barrios de la periferia. En la capital "tenemos un equilibrio social muy precario. Hay personas con mucho dinero y personas muy pobres, que viv¨ªan en barracas y fueron realojadas por el Ayuntamiento en los a?os ochenta y noventa. La clase media fue machacada en Lisboa".
El problema se remonta a los a?os del dictador Salazar. Congelaron los alquileres en 1940, y as¨ª hasta 1985. Luego, comenzaron a regularizarse en muy peque?a escala. Esto da un panorama de la ciudad con alquileres nuevos muy altos y rentas antiguas muy bajas. El mercado de alquiler desapareci¨® pr¨¢cticamente. "Lisboa tiene la cifra de vivienda de alquiler m¨¢s baja de Europa y la m¨¢s alta de compra. Toda mi generaci¨®n adquiri¨® vivienda, resultaba m¨¢s barato comprar que alquilar". Ant¨®nio Costa cree que los edificios abandonados son una oportunidad para rehabilitarlos y crear un mercado de alquiler, que permita repoblar la ciudad con clase media. Parece un sue?o, a la vista de c¨®mo est¨¢n los nuevos alquileres. Antes, tiene que lidiar con el esc¨¢ndalo de las viviendas de propiedad municipal, que anteriores alcaldes atribuyeron discrecionalmente a amigos y familiares. El caso est¨¢ en manos de la justicia. Herencia del pasado, insiste el alcalde, que en los 15 meses que lleva en el cargo ha conseguido poner en orden la casa, despu¨¦s de una crisis monumental que forz¨® las elecciones anticipadas.
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