Benidorm, un 'skyline' mediterr¨¢neo

Los amaneceres en la playa de Levante de Benidorm resultan m¨¢s evocadores en oto?o que en agosto. La otra gran playa, la de Poniente, es tambi¨¦n inabarcable en su longitud. Pero la de Levante es la m¨¢s visitada, pr¨®diga en cafeter¨ªas y en gente paseando. Es su capacidad para darlo todo -desde su n¨²cleo m¨¢s urbanizado hasta sus dos evocadoras bah¨ªas- lo que ha hecho de Benidorm algo dif¨ªcil de olvidar. Mientras que el resto de la costa espa?ola se ha caracterizado por el llamado "urbanismo disperso", esta ciudad apuesta por lo "hiperdenso". Por continuar siendo el paradigma del crecimiento a lo alto, en vez de a lo ancho. Dispuesta para albergar continuamente a unas 300.000 almas cada siete d¨ªas.

En la playa de Poniente se encuentra el hotel m¨¢s alto de Europa -el Bali, de 186 metros- y se desarrolla el proyecto residencial m¨¢s alto de la Uni¨®n Europea (la filosof¨ªa del Bali llevada al paroxismo): el edificio In Tempo, de 200 metros, sin terrazas y con c¨²spide en forma de M (se lleg¨® a decir que era en recuerdo del 11-M), cuya grandilocuencia comercial se propone rivalizar con Las Vegas o Abu Dhabi. Pese a su efecto abrumador sobre los sentidos y sobre el gusto por lo ponderado, las autoridades locales defienden que este modelo que busca la espectacularidad para el p¨²blico masivo resulta menos da?ino que muchos otros: oficialmente, s¨®lo el 30% del t¨¦rmino municipal est¨¢ edificado. Y mucha gente encuentra en su skyline algo impresionante a lo que puede aspirar. "Lo veo como Las Vegas del Mediterr¨¢neo", dice Loles Peris, turista regular castellonense de 38 a?os. "Pero aqu¨ª, aparte de los edificios, tienes apertura de espacios, un paseo mar¨ªtimo incre¨ªble, el islote de Benidorm -que se ve desde las playas- y una oferta hotelera para cualquier bolsillo". Las plazas de hotel en la ciudad -a partir de 20 euros la noche- no bajan de 40.000, a las que habr¨ªa que a?adir 18.000 m¨¢s de apartamentos y 11.000 de c¨¢mping. Aqu¨ª encaja desde el moderno hasta el pachanguero. Fuera de temporada estival no hay agobios, pero queda movimiento.

El t¨®pico insiste en vincular ese movimiento con el turismo de Imserso que baila Los pajaritos al son de Mar¨ªa Jes¨²s y su acorde¨®n (ella act¨²a en la cafeter¨ªa Arenas, de la playa de Levante). Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, apunta que "el turismo de Imserso representa s¨®lo el 15%". "Es cierto que el oto?o y el invierno son de turismo senior", explica, "pero no hay una oferta pensada s¨®lo para los mayores".

Oferta l¨²dica

Las grandes discotecas o el parque de atracciones Terra M¨ªtica abren en fechas determinadas, pero, en general, la oferta l¨²dica se mantiene. La ciudad ofrece casi 400 restaurantes, 270 cafeter¨ªas, 25 clubes nocturnos, 28 salones de juegos de azar, 13 salas de cines y parques tem¨¢ticos como Terra Natura. El viajero puede acudir tambi¨¦n al sugestivo parque natural de la Sierra Helada, y hacer excursiones a poblaciones con encanto como Altea o Guadalest.

Cualquier actividad al aire libre es posible, ya que Benidorm est¨¢ rodeado por peque?os sistemas monta?osos que permiten temperaturas medias anuales de 18 grados. Uno puede mojarse los pies a primera hora del d¨ªa -el ba?o es para radicales-, vagabundear luego por las calles del centro hist¨®rico, comprar baratijas en bazares, mirar ropa de piel o de dise?o en outlets, cenar en un indio por seis euros, asistir a un cabaret como el Benidorm Palace y terminar la madrugada de mil modos. "El 75% de nuestro p¨²blico en oto?o es brit¨¢nico", apunta Nuria Montes, "aunque llegan hasta de Islandia". Al menos, antes de que la crisis mundial se cebara en este ¨²ltimo pa¨ªs.

De cualquier modo, Benidorm siempre ha tenido una conexi¨®n especial con la parte m¨¢s g¨¦lida de Europa. El alcalde que impuls¨® la ciudad en los a?os cincuenta, Pedro Zaragoza, se trajo para promocionarla a unos lapones con traje folcl¨®rico. Dio su fruto: once millones de pernoctaciones se dan anualmente en Benidorm, y la media de ocupaci¨®n es de un 80%. Hasta el influyente estudio arquitect¨®nico holand¨¦s MVRDV, en su libro Costa ib¨¦rica, cita el urbanismo vertical de Benidorm como soluci¨®n futura para paliar el impacto ambiental. Se desprende de ello una visi¨®n de la ciudad cercana a la de un microcosmos pop en el que todo es posible. Mucho m¨¢s completa que la kitsch y ca?¨ª que tanto ha reflejado el cine espa?ol, unida tal vez al recuerdo del Festival de la Canci¨®n de Benidorm. Aunque hay pel¨ªculas bien distintas rodadas aqu¨ª. Por ejemplo, La posibilidad de una isla, de Michel Houellebecq, con escenas filmadas en el hotel Bali. Este coloso gris¨¢ceo es capaz de disponer en oto?o de festivales de rockabilly, concursos masivos de ajedrez o grandes concentraciones para solteros.

Aunque con desigual fortuna, la planta hotelera de la ciudad se ha ido poniendo las pilas. La verdad es que hoy ya se da una oferta real de establecimientos de alto nivel, arrecia la moda de los hoteles tem¨¢ticos y se ha generalizado la instalaci¨®n del spa. "La pensi¨®n completa con animaci¨®n d¨ªa y noche se ha convertido en una tradici¨®n", explica Jane Fortea, de la cadena de agencias de viajes Check-in-Travel. "Con eso, Benidorm es capaz de retener a los visitantes en los hoteles muchas horas", expone. Y fuera les espera una ciudad de ocio que no cesa.

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