Llueven ladrillos sobre el constructor

A finales de 2006, el grupo constructor SacyrVallehermoso daba un golpe de mano y se convert¨ªa en el principal accionista de Repsol, con un 20% del capital de la petrolera. Su presidente, Luis del Rivero, hab¨ªa logrado entrar en el olimpo empresarial y codearse con las grandes fortunas del pa¨ªs. El ingeniero de Caminos, hombre hecho a s¨ª mismo y con escarceos pol¨ªticos en la derecha durante la transici¨®n, cumpl¨ªa as¨ª uno de sus deseos, tras fracasar dos a?os antes en el intento de controlar el BBVA. Pero el ladrillo y el cr¨¦dito f¨¢cil, los materiales de los que estaban hechos aquellos sue?os, dan paso ahora a la pesadilla de una deuda que hunde la empresa. Y la participaci¨®n de Repsol se ha convertido en salvavidas.

Estuvo en AP, pero se le tiene por empresario de confianza del PSOE

Hijo de un militar del Ej¨¦rcito del Aire, Del Rivero naci¨® en Murcia en febrero de 1949. Se march¨® a estudiar Caminos a Santander, donde se licenci¨® en 1972 y se cas¨® con una c¨¢ntabra. Ese mismo a?o comenz¨® a trabajar en Hiceosa, una sociedad de cimentaciones, y dos a?os despu¨¦s entr¨® en Ferrovial, grupo que dej¨® en 1986 junto a Jos¨¦ Manuel Loureda, F¨¦lix Riezu y Manuel Manrique para crear Sacyr con 40 millones de pesetas (240.000 euros).

En la c¨²pula de Sacyr, Del Rivero fue siempre la cara p¨²blica, mientras Loureda, entonces presidente, y Manrique, actual consejero delegado, optaron por un voluntario segundo plano (el cuarto socio, F¨¦lix Riezu, abandon¨® la nave a los pocos a?os).

La joven empresa se hizo huecos en el sector a base de codazos y se convirti¨® en uno de los principales contratistas de infraestructuras de aquella Espa?a gobernada por los socialistas. El crecimiento fue vertiginoso, pero el primer gran salto fue la adquisici¨®n de la inmobiliaria Vallehermoso al Santander, que le financi¨® la operaci¨®n.

En 2001, con la empresa hecha y derecha, se incorporar¨ªan financieros de tradici¨®n y dinero como Juan Abell¨® y Demetrio Carceller. Al contrario que ellos, Del Rivero pertenece a esa nueva aristocracia empresarial que se ha asentado entre las veteranas estirpes, con el ladrillo como palanca. Del Rivero logr¨® situarse en la c¨²spide junto a sus antiguos due?os, los Del Pino, apellidos cl¨¢sicos, como Koplowitz (FCC) o Entrecanales (Acciona-Endesa), y otros como Florentino P¨¦rez (ACS) y Villar Mir (OHL), con los que comparti¨® la pasi¨®n por el Real Madrid, del que fue vicepresidente. En la directiva del Madrid convivi¨® con Fernando Mart¨ªn (Martinsa), al que tambi¨¦n tuvo de socio, muy a su pesar, en Sacyr.

Es un apasionado del trabajo y de trenzar operaciones y enredos. Se ha rodeado de conocidos abogados y asesores. En materia de imagen tiene sus propias ideas y no le ha ido mal. Tercia y maneja bien la escena, aunque suma varios patinazos como el citado del BBVA, en el que con el 3% quiso tomar el control, o el del intento de comprar el grupo de autopistas franc¨¦s Eiffage, en el que lleg¨® a tener el 33% y del que tuvo que salir tras encontrarse con fuerte oposici¨®n pol¨ªtica. La venta de esa participaci¨®n le vino bien para reducir la deuda cuando la crisis inmobiliaria se dejaba ya sentir.

Muy ocurrente, vivaz y de reacci¨®n r¨¢pida, sabe hacer amigos. Los tiene tambi¨¦n en los bandos pol¨ªticos. Mantiene buenas relaciones con dirigentes y ex dirigentes del PP (Aznar acudi¨® a la boda de su hijo siendo ya ex presidente), aunque pr¨¢cticamente acabara a mamporrazo diario con el ex ministro de Fomento, Francisco ?lvarez Cascos, quien se enfrent¨® a los grandes constructores y con especial inquina a Del Rivero. Precisamente, el ex ministro acaba de ser llamado a declarar por un caso de escuchas telef¨®nicas relacionadas con el grupo franc¨¦s Eiffage, que intent¨® comprar Sacyr.

Por el otro lado del espectro pol¨ªtico, y a pesar de su pasado en AP (embri¨®n del actual PP), a Del Rivero se le ha considerado durante las ¨²ltimas legislaturas uno de los empresarios de confianza del PSOE, con acceso directo a La Moncloa. Una circunstancia que procede de las estrechas relaciones que mantuvo con Miguel Sebasti¨¢n, cuando el actual ministro de Industria era director de la Oficina Econ¨®mica del presidente del Gobierno y se tram¨® el asalto al BBVA. Del Rivero y Abell¨®, que tambi¨¦n se involucr¨® a fondo en la operaci¨®n hasta llegar a dimitir como consejero del Santander, tuvieron el apoyo de Sebasti¨¢n. Pero no fue suficiente ante el rechazo frontal del Banco de Espa?a, dirigido por Jaime Caruana, y tambi¨¦n del ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes.

En marzo de 2005, meses despu¨¦s del episodio del BBVA, tuvo un serio problema de coraz¨®n que llev¨® a que le pusieran cinco by-pass. Desde entonces dedica mucho tiempo a andar y, pese a que baj¨® el list¨®n durante un tiempo, enseguida volvi¨® a la actividad fren¨¦tica. Ahora, de nuevo en el centro del escenario econ¨®mico espa?ol, intenta sacarse otra carta de la manga, para sortear el impacto de la crisis.