Obama nombra un equipo econ¨®mico para ponerse ya manos a la obra
Geithner ser¨¢ el pr¨®ximo secretario del Tesoro y Summers el asesor presidencial
El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, anunciar¨¢ hoy el nombramiento de Timothy Geithner como pr¨®ximo secretario del Tesoro y del resto de los componentes de su equipo econ¨®mico, con lo que se trata de enviar a los mercados financieros mundiales y a la econom¨ªa en general el mensaje de que la nueva Administraci¨®n est¨¢ ya manos a la obra en la elaboraci¨®n de las medidas que se precisan para sacar al capitalismo del shock depresivo en el que vive.
El anuncio ser¨¢ hecho por el propio Obama en una conferencia de prensa convocada para hoy en Chicago, seg¨²n comunicaron ayer portavoces del equipo de transici¨®n. Con este paso, comienza, adem¨¢s, la formaci¨®n de la nueva Administraci¨®n, que se completar¨¢, probablemente, la primera semana de diciembre con la designaci¨®n de Hillary Clinton como secretaria de Estado y de otros cargos.
Geithner es un joven experto que nunca ha trabajado para Wall Street
El papel clave de preparar informes para el presidente lo tendr¨¢ Summers
Junto a Timothy Geithner, actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York y un profesional de gran reputaci¨®n y experiencia en el manejo de crisis financieras, Obama nombrar¨¢ al frente de la econom¨ªa estadounidense a Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro con Bill Clinton, como director del Consejo Nacional Econ¨®mico -un organismo asesor en la Casa Blanca-, y a Peter Orszag, actual presidente de la influyente Oficina de Presupuestos del Congreso, quien pasar¨¢ a dirigir la Oficina de Presupuestos de la Presidencia.
Ning¨²n equipo econ¨®mico desde la II Guerra Mundial ha tenido antes por delante desaf¨ªo m¨¢s gigantesco que el que estos hombres -ayudados por otros, como Bill Richardson en la Secretar¨ªa de Comercio- tendr¨¢n a partir del 20 de enero: levantar una econom¨ªa que se hunde en la recesi¨®n y reajustar un sistema que se muestra incapaz de garantizar la prosperidad de las generaciones venideras.
Con Geithner, Summers y Orszag, el presidente electo reafirma la apuesta por la experiencia que ha hecho en nombramientos anteriores. Pese a su relativa juventud, Geithner, de 47 a?os, ha trabajado ya para tres Gobiernos distintos y para cuatro presidentes de la Reserva Federal. Tuvo un papel destacado en la soluci¨®n de la crisis mexicana y de la crisis asi¨¢tica en los a?os noventa y, recientemente, se ha ganado elogios universales por su papel durante el estallido, en septiembre y octubre pasados, de los principales bancos de negocios del pa¨ªs.
Geithner es un experto, por tanto, en los mecanismos de Wall Street, pero, a diferencia del actual secretario del Tesoro, Henry Paulson, y de la mayor¨ªa de sus antecesores, nunca ha trabajado para el sector, lo que le da a¨²n m¨¢s autoridad para impulsar las reformas que considere necesarias. Se le tiene por un profesional sin inclinaci¨®n ideol¨®gica, aunque siempre se ha manifestado un partidario de una cierta regulaci¨®n de la actividad de los mercados por parte del Estado.
El estratega de la campa?a de Obama, David Axelrod, recientemente designado pr¨®ximo asesor del presidente, no lleg¨® ayer a confirmar oficialmente el nombramiento de Geithner en sus apariciones en las tertulias dominicales, pero se qued¨® a mil¨ªmetros de hacerlo. "En una situaci¨®n como la que este pa¨ªs atraviesa, uno desea a alguien como Geithner en un puesto de responsabilidad", dijo Axelrod en la cadena ABC.
El ascenso de Geithner, que empezar¨¢ hoy mismo a coordinar su agenda con la de Paulson -queda alrededor de la mitad del plan de rescate de Wall Street, unos 350.000 millones de d¨®lares (278.000 millones de euros), por repartir-, desplaza un poco a Summers, quien parece haberse visto perjudicado por el conflicto con las organizaciones feministas que le oblig¨® a dejar la presidencia de la Universidad de Harvard hace unos a?os, as¨ª como por su fuerte car¨¢cter y arrogante personalidad. Ocupar¨¢ un papel clave, el de hablarle al o¨ªdo del presidente y prepararle los informes econ¨®micos. Pero lo har¨¢ desde una posici¨®n de menor visibilidad p¨²blica. En las pantallas de televisi¨®n, despu¨¦s del agitado y angustiado Paulson, a quien m¨¢s veremos a partir de ahora ser¨¢ al sereno y did¨¢ctico Geithner.
Ninguna voz se ha alzado hasta ahora estruendosamente contra su nombramiento. Los dem¨®cratas lo respetan, aunque el sector de la izquierda hubiera preferido a alguien de m¨¢s n¨ªtida filosof¨ªa intervencionista. Los republicanos reconocen sus m¨¦ritos, aunque sospechan de su larga trayectoria en la burocracia. No se anticipan problemas para su confirmaci¨®n por el Congreso. En cuanto a Wall Street, donde Geithner es una megaestrella, no s¨®lo no se esperan problemas sino olas de bienvenida. El viernes pasado, con los rumores sobre su designaci¨®n ya en todos los corrillos, el ¨ªndice Dow Jones subi¨® cerca de 500 puntos (m¨¢s del 7%), y los analistas atribuyeron parte de esa ganancia a la llegada de Geithner al puesto de mando.
Probablemente, m¨¢s que su figura en s¨ª, los mercados estaban agradeciendo la cercan¨ªa de una nueva pol¨ªtica econ¨®mica y de un nuevo presidente rodeado de popularidad y afecto. La urgencia de la situaci¨®n y los problemas que esperan al nuevo equipo son enormes. En pocas semanas, los nuevos gestores de la econom¨ªa tendr¨¢n que decidir sobre las caracter¨ªsticas del paquete de est¨ªmulo que el presidente electo ha prometido, sobre la reducci¨®n fiscal anunciada en la campa?a o sobre qu¨¦ hacer con la cadena de expropiaciones que han dejado sin casa a decenas de miles de personas.
Los nuevos responsables de la econom¨ªa estadounidense tendr¨¢n que buscar consenso interior para modificar las reglas de los mercados financieros y consenso internacional para aplicar nuevas medidas de protecci¨®n a las inversiones. Tendr¨¢n que lidiar con la resistencia de China a devaluar su moneda y con la mastod¨®ntica deuda estadounidense.
Obama hab¨ªa manifestado hace tiempo su voluntad de empezar a construir su Gobierno por el lado econ¨®mico y as¨ª lo har¨¢. Ha puesto a su lado a figuras indiscutibles, a profesionales contrastados a los que la urgencia de los tiempos exige ahora convertirse en personalidades excepcionales. Simplemente, no puede fallar.
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