Borges y El Cabanyal
Paseen por El Cabanyal y no les ser¨¢ dif¨ªcil imaginar que si Jorge Luis Borges levantara la cabeza y se diera una vuelta por el barrio, a?adir¨ªa una nueva p¨¢gina a su Historia universal de la infamia... qui¨¦n sabe si detr¨¢s de El impostor inveros¨ªmil Tom Castro, o a continuaci¨®n de La viuda Ching Pirata.
Lo cierto es que hace un par de semanas la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, consigui¨® demoler la hermosa casa de la palmera de El Cabanyal, junto al mercado del barrio. Un derribo gratuito, chulesco, una victoria p¨ªrrica y en definitiva una demolici¨®n improductiva, porque Barber¨¢ est¨¢ fracasando en El Cabanyal. Al destrozo social de su pol¨ªtica, que precipita una parte del barrio hacia la degradaci¨®n, se une ahora el fracaso econ¨®mico de toda la maniobra. Por un lado, la Uni¨®n Europea investiga en Valencia una posible violaci¨®n de las directivas comunitarias sobre contrataci¨®n p¨²blica por asignar a sociedades mixtas con accionistas privados, como Cabanyal 2010, tareas de ordenaci¨®n urban¨ªstica con cargo al erario p¨²blico. En paralelo esos socios privados ya han puesto los pies en polvorosa para salir del barrio por motivos puramente econ¨®micos. As¨ª las 11 empresas privadas que deb¨ªan participar en el fest¨ªn especulativo abandonaron este verano la sociedad mixta Cabanyal 2010, encargada de la operaci¨®n urban¨ªstica, porque la crisis del ladrillo ha llevado a muchas empresas a reorientar las inversiones. Adem¨¢s de las 1.600 viviendas que se pretende derribar, en tres a?os, Cabanyal 2010 apenas ha conseguido comprar un centenar y empiezan a aparecer sentencias que multiplican por cuatro la factura de las expropiaciones del Ayuntamiento en otras partes del barrio. Algo que a¨²n hace m¨¢s inviable la operaci¨®n y que pone de manifiesto cu¨¢nta raz¨®n tienen arquitectos, vecinos y oposici¨®n municipal, al proponer destinar los fondos p¨²blicos a la rehabilitaci¨®n. Pero la Administraci¨®n p¨²blica valenciana carece de posibles, entre otras muchas cosas, porque una parte del pastel se lo est¨¢ llevando ese patriota fiscal suizo llamado Santiago Calatrava, cuyos emolumentos son "confidenciales" seg¨²n la respuesta del Consell, en sede parlamentaria, al diputado socialista Jos¨¦ Camarasa.
Cuando un pol¨ªtico prepotente y con mayor¨ªa absoluta comprueba que el devenir hist¨®rico no sigue sus delirios, se convierte en un peligro p¨²blico, como tuvimos ocasi¨®n de comprobar con el Aznar de las Azores. Rita Barber¨¢ ha fracasado en El Cabanyal y la magnitud del rev¨¦s da la medida de su dislate. Un fracaso que se extiende tambi¨¦n al puerto, a donde no hay m¨¢s que acercarse para comprobar c¨®mo todo el esfuerzo inversor de la Copa del Am¨¦rica ha quedado literalmente patas arriba con ese desprop¨®sito perfectamente acotado por vallas llamado circuito urbano.
A los ciudadanos de a pie s¨®lo nos queda la memoria y el testimonio para nuestros hijos, algo que en el caso de la casa de la Palmera dej¨® registrado el cineasta valenciano Sigfrid Monle¨®n en su pel¨ªcula La bicicleta. Un filme que seguro vale la pena volver a ver entre lectura y lectura de cualquiera de los relatos de la siempre actual Historia universal de la infamia.
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