Una oportunidad para EE UU y Am¨¦rica Latina
En su limitada discusi¨®n sobre Am¨¦rica Latina, los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos, senadores John McCain y Barack Obama, prometieron una colaboraci¨®n m¨¢s estrecha con Latinoam¨¦rica. La pregunta, ahora que Obama acaba de ser electo presidente, es si Estados Unidos est¨¢ listo, deseoso y capaz de avanzar en esta l¨ªnea.
Ambos, Estados Unidos y Am¨¦rica Latina, tienen mucho que ganar con una relaci¨®n m¨¢s constructiva, colaboradora y respetuosa. Los destinos, desaf¨ªos e intereses de ambos lados son cada vez m¨¢s entrelazados e indivisibles. Pero esta nueva relaci¨®n debe reconocer la creciente confianza y competencia latinoamericana para abordar por s¨ª misma sus problemas nacionales y regionales, al tiempo que resaltar la importancia de fortalecer la cooperaci¨®n de EE UU con los gobernantes m¨¢s fiables de la regi¨®n.
El clima continental mejorar¨ªa si Obama cierra Guant¨¢namo y termina con el embargo a Cuba
Entre 2009 y 2011 habr¨¢ elecciones presidenciales en 14 pa¨ªses de la regi¨®n
Un mundo en transformaci¨®n. El mundo est¨¢ cambiando aceleradamente. La ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, en 1989, acab¨® con el dogma marxista y, dos a?os despu¨¦s, la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica puso a descansar al mundo bipolar. Hoy, casi dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, somos testigos de transformaciones fundamentales de igual o mayor magnitud. Como consecuencia de la crisis financiera y econ¨®mica que se ha extendido r¨¢pidamente por todo el mundo, surge la necesidad de desarrollar una nueva relaci¨®n entre el Estado y el mercado, unida a la fuerte demanda de una reconfiguraci¨®n profunda de la arquitectura financiera global: un Bretton Woods para el siglo XXI. En Am¨¦rica Latina, varios Gobiernos progresistas ven con simpat¨ªa esta tendencia a favor de un papel m¨¢s activo del Estado en la econom¨ªa.
Pero los cambios profundos que presenciamos no se limitan al ¨¢mbito financiero y econ¨®mico; tambi¨¦n ha cambiado la pol¨ªtica internacional. Estamos transitando de un mundo unipolar a un mundo postestadounidense, global, multipolar y descentralizado debido al reagrupamiento estrat¨¦gico de los actores globales clave y a la urgente necesidad de encontrar soluciones eficaces y comunes a dilemas globales compartidos.
Los cambios que se suceden velozmente por todo el mundo, combinados con los que se est¨¢n llevando a cabo en nuestro propio continente, presentan una oportunidad ¨²nica para Estados Unidos y Am¨¦rica Latina en el sentido de aumentar el alcance y mejorar la calidad de su relaci¨®n.
Soluciones regionales a problemas regionales. Tres d¨¦cadas despu¨¦s del inicio de la Tercera Ola Democr¨¢tica en nuestra regi¨®n, Am¨¦rica Latina se encuentra hoy m¨¢s madura, m¨¢s diversificada en sus relaciones (con Europa, China, India, Rusia, Ir¨¢n, etc.), m¨¢s aut¨®noma en su toma de decisiones y m¨¢s propensa a buscarsoluciones a sus propios problemas. Hoy, Am¨¦rica Latina tiene absoluta libertad para establecer v¨ªnculos con pa¨ªses y entre pa¨ªses, en un mundo cada vez m¨¢s multipolar.
Para una regi¨®n perif¨¦rica como Am¨¦rica Latina, el multilateralismo, junto con la acumulaci¨®n de poder y una autonom¨ªa creciente, es una prioridad. Como observa Roberto Rusell, "Washington est¨¢ dispuesto a establecer esferas de responsabilidad con pa¨ªses en la regi¨®n para alcanzar metas comunes mediante cierta divisi¨®n del trabajo". La labor coordinada de Brasil, Chile y Argentina (entre otros) en el caso de Hait¨ª es un buen ejemplo de ello. Esfuerzos similares deber¨ªan hacerse para el caso de Cuba, Colombia y otros pa¨ªses.
Desafortunadamente, los problemas internos, las diferencias y conflictos entre naciones han afectado a menudo la voluntad y habilidad del continente para actuar de forma colectiva. Sin embargo, dos acontecimientos ocurridos en 2008: la labor del Grupo de R¨ªo en el conflicto entre Colombia, Ecuador y Venezuela, y la intervenci¨®n de Unasur en la crisis boliviana, dieron testimonio de la voluntad pol¨ªtica y la capacidad de los pa¨ªses de la regi¨®n para resolver sus conflictos sin la participaci¨®n de Estados Unidos.
Las razones para una nueva alianza. El abandono al que el Gobierno de Bush conden¨® a Am¨¦rica Latina despu¨¦s del 11 de septiembre de 2001, junto con los errores y equivocaciones de la pol¨ªtica exterior estadounidense, ha reforzado en la regi¨®n una visi¨®n negativa acerca de la influencia internacional de Estados Unidos, al tiempo que han infligido un da?o significativo a su poder blando. A pesar del aumento del comercio interamericano y de los valores y principios compartidos, en especial los de la democracia y los derechos humanos, la relaci¨®n de Washington con la regi¨®n se ha hecho definitivamente m¨¢s distante, aunque m¨¢s equilibrada que antes.
Los latinoamericanos esperamos que las relaciones con Estados Unidos se basen, en esta nueva etapa, en la consulta pol¨ªtica y en una visi¨®n compartida del futuro de la regi¨®n, no restringida a la cooperaci¨®n financiera y t¨¦cnica o al comercio. Si Estados Unidos desea tener una influencia mayor sobre la evoluci¨®n democr¨¢tica y el Estado de derecho, y perseguir otros intereses compartidos con los pa¨ªses de la regi¨®n (lucha contra el narcotr¨¢fico, seguridad ciudadana, inmigraci¨®n, etc.), debe recobrar su prestigio y autoridad moral. Cerrar la base de Guant¨¢namo y poner fin al embargo de Cuba ser¨ªan dos primeros pasos en la direcci¨®n correcta.
Asimismo, la pol¨ªtica estadounidense hacia Am¨¦rica Latina debe tomar en cuenta la innegable diversidad regional. El cambio se est¨¢ dando en la regi¨®n en m¨²ltiples direcciones y en ritmos diferentes. Aunque es posible identificar unas cuantas tendencias regionales, un entendimiento m¨¢s preciso y productivo con Am¨¦rica Latina requiere un an¨¢lisis profundo de cada realidad nacional.
?Hay razones para el optimismo? El nuevo presidente estadounidense afronta el enorme desaf¨ªo de restablecer la credibilidad de su pa¨ªs como un l¨ªder mundial eficaz y digno de confianza. Tambi¨¦n tiene que afrontar la crisis financiera y econ¨®mica, d¨¦ficit fiscal y comercial, dos guerras (Irak y Afganist¨¢n) y una serie de desaf¨ªos internacionales (entre ellos la amenaza nuclear de Ir¨¢n, la inestabilidad en Pakist¨¢n, el conflicto israel¨ª-palestino, la nueva ofensiva rusa y el poder creciente de China). Juntos, estos desaf¨ªos significar¨¢n escasos recursos y bajo nivel de atenci¨®n para Am¨¦rica Latina.
Sin embargo, la nueva Administraci¨®n pondr¨¢ casi segura y esperanzadoramente mayor y mejor atenci¨®n a Am¨¦rica Latina de lo que lo ha hecho el Gobierno de Bush. Obama ha afirmado su apoyo al multilateralismo, lo cual es un buen presagio para un di¨¢logo m¨¢s respetuoso y m¨¢s productivo entre EE UU y Am¨¦rica Latina.
En estos tiempos desafiantes en los ¨¢mbitos econ¨®mico y pol¨ªtico, ?hasta qu¨¦ punto es posible una nueva alianza? Muchos observadores latinoamericanos son pesimistas. En mi caso, por el contrario, soy moderadamente optimista. En mi opini¨®n, la disminuida influencia de Estados Unidos en la regi¨®n podr¨ªa obligar a Obama a mejorar las relaciones con Am¨¦rica Latina, adoptando un enfoque m¨¢s constructivo, utilizando para ello el poder suave m¨¢s que el duro. Si bien no es realista esperar un cambio dr¨¢stico, moderadas modificaciones en el enfoque y el estilo podr¨ªan crear un clima m¨¢s conducente a la cooperaci¨®n y al respeto mutuo.
Una prueba temprana vendr¨¢ durante la V Cumbre de las Am¨¦ricas en Trinidad y Tobago en abril de 2009, donde los latinoamericanos valorar¨¢n cu¨¢nta continuidad o cambio habr¨¢ en la relaci¨®n entre el nuevo Gobierno estadounidense y Am¨¦rica Latina.
Los pr¨®ximos a?os ser¨¢n cruciales. La toma de posesi¨®n de Obama como presidente de Estados Unidos, en enero de 2009, coincidir¨¢ con el inicio de un nuevo rally electoral en Am¨¦rica Latina. Entre 2009 y 2011 se llevar¨¢n a cabo elecciones presidenciales en 14 de los 18 pa¨ªses de la regi¨®n, lo que ofrece una oportunidad excepcional para poner en marcha una sociedad respetuosa y constructiva entre Estados Unidos y Am¨¦rica Latina, basada en el di¨¢logo, el multilateralismo, la cooperaci¨®n y la b¨²squeda de beneficios rec¨ªprocos.
Daniel Zovatto es director regional para Am¨¦rica Latina de International IDEA.
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