?Chistes viejos?
En su art¨ªculo del 24 de noviembre, Almudena Grandes hace lo que tal vez intente ser una broma acerca de una monja en el Madrid del comienzo de la Guerra Civil: "?Imaginan el goce que sentir¨ªa al caer en manos de una pandilla de milicianos j¨®venes, armados y -?mmm!- sudorosos?". ?Estamos ante la repetici¨®n del viejo y querido chiste espa?ol sobre el disfrute de las monjas violadas? No hace falta imaginar lo que sintieron, en los meses atroces del principio de la guerra, millares de personas al caer en manos de pandillas de milicianos, armados y casi siempre j¨®venes, aunque tal vez no siempre sudorosos.
Basta consultar a historiadores fuera de toda sospecha o -ya que nos preocupa tanto la recuperaci¨®n de la memoria- recuperar el testimonio de republicanos y socialistas sin tacha que vieron con horror los cr¨ªmenes que se estaban cometiendo en Madrid al amparo del colapso de la legalidad provocado por el levantamiento militar.
Ni a Manuel Aza?a, ni a Indalecio Prieto, ni a Arturo Barea, ni a Juli¨¢n Zugazagoitia les cost¨® nada imaginar la tragedia de tantas personas asesinadas por esas pandillas no siempre incontroladas que prefer¨ªan mostrar su coraje sembrando el terror en Madrid en vez de combatiendo al enemigo en la sierra. Casi todos ellos hicieron lo poco que pod¨ªan por salvar a inocentes: a Juan Negr¨ªn no le fue nada f¨¢cil evitar que asesinaran a su propio hermano fraile. Y todos ellos sab¨ªan el da?o que esos cr¨ªmenes estaban haciendo internacionalmente a la justa causa de un r¨¦gimen leg¨ªtimo asaltado por una sublevaci¨®n sanguinaria e inicua. Almudena Grandes habla de exiliarse a M¨¦xico: cuando leemos art¨ªculos como el suyo y como tantos otros que por un lado o por otro parecen empe?ados en revivir las peores intransigencias de otros tiempos, algunas personas nos sentimos cada vez m¨¢s extra?as en nuestro propio pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- IX Legislatura Espa?a
- ?rganos Congreso
- Jos¨¦ Bono
- Congreso Diputados
- Guerra civil espa?ola
- Iglesia Cat¨®lica espa?ola
- Legislaturas pol¨ªticas
- Franquismo
- Parlamento
- Historia contempor¨¢nea
- Gobierno
- Iglesia cat¨®lica
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a
- Historia
- Cristianismo
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Religi¨®n