La b¨²squeda de lo esencial
Se trata de cruzar una calle y escaparse de casa y del barrio. Y luego convertir en territorio de ficci¨®n el barrio del que se ha escapado, sabiendo parad¨®jicamente que ya nunca se volver¨¢ a ¨¦l. En las novelas, aparentemente el barrio es una combinaci¨®n muy flexible de antiguas barriadas que conoce muy bien. La Salut, el Carmel, el Guinard¨® y Gr¨¤cia. "Era un tiempo muy curioso: Si no te jod¨ªan unos, te jod¨ªan los otros". All¨ª ha vivido siempre. Pero el barrio en la realidad es mental, y es el mundo. Con el tiempo, se ha ido adue?ando de ese mundo de Mars¨¦ y de su estilo narrativo una sabidur¨ªa que s¨®lo est¨¢ al alcance de los mejores. A trav¨¦s de la estilizaci¨®n de su primitivo punto de fuga, ha tensado en sus ¨²ltimas novelas la cuerda de la b¨²squeda de lo esencial. Y ahora huye de su propio barrio inventado, ¨²ltimamente con los ojos vueltos a la cuenca interior, adentr¨¢ndose en las arenas movedizas de la identidad, acaso su gran tema.
Todo el mundo coincide en que habr¨ªa sido un gran escritor, aqu¨ª y en Shangai, con unas lecturas u otras, porque es un narrador nato. Pero se sabe menos que las ¨²ltimas novelas son un prodigio de talento narrativo que surge de la modificaci¨®n de su propio punto de fuga. Lo ¨²nico que con el tiempo no ha cambiado en ¨¦l es su forma de reaccionar ante lo real. Al igual que su abuela cuando le cont¨® la verdad y s¨®lo la verdad sobre sus padres, algunos hechos no se los cree del todo, hasta que el tiempo los ha transformado y puede ya situarlos en las afueras de las afueras del barrio del que escap¨® y del que no cesa de escaparse. Muy especialmente en los ¨²ltimos tiempos, se ha convertido en el menos realista de todos. Le sucede como a Juan Rulfo, otro de los verdaderamente grandes. Todo el mundo piensa que sus libros reflejan un mundo real, y en realidad hasta la lengua que hablan sus personajes est¨¢ inventada. Con Mars¨¦ pasa lo mismo. Sin embargo, cuando se quiera saber la verdad hist¨®rica y el clima moral de la Espa?a de la postguerra, se tendr¨¢ que recurrir siempre a ¨¦l, precisamente a ¨¦l, que tan alejado est¨¢ de la versi¨®n oficial, de sus monumentos y de su m¨ªstica patriotera.
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