Abismo
Los ochenta fueron la ¨¦poca en que se extendi¨® el cuero negro y el lado salvaje como lugar de exploraci¨®n de las nuevas tendencias. Era algo que ya hab¨ªa comenzado en 1973 pero que no cuajo hasta 1977 cuando por fin se pudo expulsar del parnaso de las vanguardias a unos ep¨ªgonos grandilocuentes de los jipis que se hac¨ªan llamar sinf¨®nicos. Macarras contra peludos. Fue toda una ¨¦poca muy animada de finales de los setenta. Los macarras estaban por la labor de que el mal no se despe?a solo, hay que empujarlo. Los peludos, por su parte, parec¨ªan creer que golpeando con sus melenas las porras de los polic¨ªas ¨¦stos huir¨ªan despavoridos. Estrategias irreconciliables. Para los jipis, nosotros deb¨ªamos ser como una pandilla de rupestres y ellos nos parec¨ªan a nosotros (con permiso del Ministerio de Igualdad y las habituales disculpas) una pandilla de lloronas. A veces, nos pon¨ªamos de acuerdo para luchar juntos contra los fachas. Y es que, por aquel entonces, s¨ª que hab¨ªa fachas de verdad, no como ahora que llaman fascista a cualquier hermanita de la caridad cuando se le escapa alg¨²n despotismo.
Alberto Garc¨ªa-Alix empez¨® a hacer fotos por esa ¨¦poca. Su gran hallazgo, su gran elecci¨®n (que hizo de una manera puramente instintiva) fue elegir la figura humana como materia narrativa. El d¨ªa que alguien lea esas im¨¢genes (muchos a?os despu¨¦s, cuando todos hayamos muerto) ver¨¢ claramente desde el primer cap¨ªtulo al ep¨ªlogo de la gran narraci¨®n de no-ficci¨®n que Alix escribi¨®. Empezando por las figuras carnalmente reales de sus primeras fotos hasta llegar a esas siluetas fantasmag¨®ricas de su propio yo que empiezan a aparecer tras su viaje a Par¨ªs y el tratamiento de su enfermedad.
Hay que ir al Centro de Arte del Museo Nacional Reina Sof¨ªa donde se ha instalado, hasta el 16 de febrero, esa narraci¨®n. Hay que llegar hasta el final y ver la sala oscura donde se proyecta el v¨ªdeo. All¨ª est¨¢ todo. El sumario de todo el relato. Las siluetas congeladas pero para siempre vivas, la voz del fot¨®grafo narrador y la m¨²sica... ah, amigo, la m¨²sica. La banda sonora de Garc¨ªa-Alix: The Tigerlillys, el m¨²sico chino Lao Da, el siempre sorprendente Daniel Melingo y ?Tav Falco! El hombre que cantaba rocanroles (no rock'n'roll) y calipsos el¨¦ctricos de lamentos casi submarinos. Alix no se conform¨® con ver, fascinado, su imagen reflejada en el agua como, seg¨²n la mitolog¨ªa, hizo Narciso. Quiso ver qu¨¦ hab¨ªa m¨¢s all¨¢ de ese reflejo; all¨ª donde, metiendo la cabeza bajo las olas, los humanos empiezan a sumergirse y la luz se refracta. Como todos los grandes, hizo la inmersi¨®n con los ojos abiertos. All¨ª, en la zona abisal, vio a Tav Falco y sus Pantherburns cantando bajo el agua y ¨¦ste le dijo, de alguna extra?a manera, que no hab¨ªa que lanzarse al abismo, que toda esa ¨¦pica del v¨¦rtigo y el abismo eran cuentos para botarates. Pero que, sin embargo, lo que s¨ª resultaba de ley para el verdadero artista era pasear por el borde mirando al fondo sin apartar la mirada.
Cuando Paco de Luc¨ªa quer¨ªa definir el duende de una canci¨®n o de un guitarrista que se arriesgaba llegando hasta el final para buscar lo que quer¨ªa expresar, cuentan que simplemente dec¨ªa: "Tiene abismo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.