Un profesor acusado de mensajes obscenos a ni?as confiesa que lo hac¨ªa "en plan jocoso"
Gonzalo F. I., de 59 a?os, natural de Fisterra, regres¨® en 1997 a su villa de origen despu¨¦s de haber sido profesor en varios colegios de Asturias, y fund¨® un club de atletismo, el Costa da Morte, en el que se implic¨® hasta el punto de que, adem¨¢s de ser presidente y entrenador, su casa era la sede social y parte de las actividades las pagaba con los 1.700 euros de su pensi¨®n mensual. Ayer se sent¨® el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 5 de A Coru?a porque el fiscal considera que acos¨® a sus pupilas, entre los 13 y los 17 a?os, a lo largo de varios a?os y de distintas formas. El ministerio p¨²blico solicita un total de 12 a?os y dos meses de prisi¨®n, tres a?os de alejamientos de las siete menores que lo denunciaron y una inhabilitaci¨®n de 40 a?os para ser profesor o entrenador.
El acusado, que reconoci¨® que hab¨ªa regresado a Fisterra despu¨¦s de haber sido acusado y absuelto de abusar de una alumna en Avil¨¦s, admiti¨® tambi¨¦n ser el autor de sms obscenos a dos de las menores, haber regalado a otra un tel¨¦fono m¨®vil que conten¨ªa la imagen de un pene en erecci¨®n y haber compartido con otras habitaci¨®n en los desplazamientos a competiciones, pero neg¨® que todo eso fuese con intenci¨®n libidinosa alguna.
Gonzalo F. I., conocido como Chalo, mantuvo un duelo dial¨¦ctico, a veces un di¨¢logo de sordos, de casi hora y media con el fiscal, que contrast¨® con el cuarto de hora escaso que emple¨® en contestar a las preguntas de su defensor. Chalo justific¨®, por ejemplo, los mensajes de m¨®vil de alto contendido er¨®tico a una atleta llamada Paula asegurando que ten¨ªa cinco Paulas en su list¨ªn, y la hab¨ªa confundido con otra chica del mismo nombre, saltadora de p¨¦rtiga y mayor de edad, de la que no recordaba su apellido.
Tocarle las narices
El acusado reconoci¨® que la destinataria de otros mensajes procaces era una pupila suya de 13 a?os, pero que lo hab¨ªa hecho movido por su enojo cuando ella dej¨® el club, "para pincharla y tocarle las narices, en plan jocoso". Preguntado por la posible reacci¨®n de una ni?a de 13 a?os al recibir a lo largo de todo un d¨ªa sucesivos sms en los que m¨¢s reproducible era "calentorra", el acusado admiti¨® que "posiblemente se enfad¨®", pero declar¨® como descargo que estaban en gallego, idioma que no domina, y que se hab¨ªa limitado a transmitirlos despu¨¦s de recibirlos con la consigna "p¨¢salo".
Sobre otros casos, Gonzalo F. I. argument¨® que su casa era la sede social del club y todos, mayores y menores, usaban sus ordenadores y sus m¨®viles, por lo que no era responsable de lo que contuviesen o enviasen. Admiti¨® haber compartido habitaci¨®n con alguna de sus atletas - "pero en camas separadas"- a causa de la precariedad econ¨®mica del club, pero desminti¨® las acusaciones de las denunciantes de que les hubiese sugerido dormir desnudas o intentado tocarlas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.