Hero¨ªna en calcetines
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha dado cumplido testimonio
de la matanza terrorista en Bombay, donde se encontraba de visita oficial en el momento de producirse los hechos. Sus explicaciones han servido para recordar
la sinraz¨®n que mueve las acciones de quienes irrumpen en un lugar p¨²blico y disparan al azar contra personas indefensas, cuya vida deja de tener cualquier otro valor que no sea el de servir de altavoz sangriento para los terroristas. En la medida en que la experiencia de Aguirre ha aproximado
la tragedia de Bombay
a la sensibilidad
de los espa?oles,
sus reiteradas comparecencias ante los periodistas han cumplido una funci¨®n: han mostrado la escalofriante dimensi¨®n de lo que ha sucedido
y, por esta v¨ªa, han movilizado la solidaridad hacia una ciudad aterrorizada por una org¨ªa de violencia perpetrada con sa?a in¨¦dita. Tambi¨¦n han contribuido a llamar
la atenci¨®n sobre lo mucho que est¨¢ en juego para la paz y
la seguridad mundiales en ese tri¨¢ngulo donde confluyen, bajo una presi¨®n terrorista creciente, los intereses de India, Pakist¨¢n
y Afganist¨¢n.
Eran razones suficientes para que Esperanza Aguirre se hubiera impuesto el deber de estar a la altura de las circunstancias, no traspasando nunca la sutil frontera que separa la condici¨®n
del testigo y la del personaje p¨²blico que pretende aprovechar su peripecia para reclamar atenci¨®n. La presidenta de la Comunidad de Madrid, sin embargo, la ha traspasado, y ha dado ocasi¨®n, as¨ª, a no pocas cr¨ªticas por haber abandonado en Bombay a una parte de su delegaci¨®n. Eso, que nunca se le hubiera reprochado a una testigo, se convierte en prueba de cargo contra quien ha preferido exhibirse como hero¨ªna en calcetines.
Ni siquiera esta confusi¨®n de papeles por parte de Esperanza Aguirre deber¨ªa confinar en un plano irrelevante las lecciones esenciales de este ataque terrorista. La primera es, sin duda, la necesidad de estabilizar una regi¨®n capaz de arrastrar al mundo hacia conflictos de incalculables consecuencias. Pero la segunda consistir¨ªa en recordar a los l¨ªderes pol¨ªticos que no todo deber¨ªa servir para aparecer bajo los focos.
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