Ulises Dumont, actor argentino de cine y teatro
Destac¨® por su espont¨¢nea comicidad en m¨¢s de 80 pel¨ªculas
Ulises Dumont no fue nunca un ¨ªdolo, probablemente porque nunca fue un gal¨¢n ni un figur¨ªn del escenario. Fue algo mucho m¨¢s importante: uno de los tipos m¨¢s queridos y respetados del mundo del espect¨¢culo argentino, un actor "natural" que lleg¨® a protagonizar m¨¢s de 80 pel¨ªculas, que tuvo una obra de teatro en cartel durante nada menos que cinco a?os y que se convirti¨® en un momento dado en el actor fetiche de un director fetiche como es Adolfo Aristarain (Tiempo de revancha, La parte del le¨®n o ?ltimos d¨ªas de la v¨ªctima).
Su mejor etapa ocurri¨® en los a?os setenta y principios de los ochenta, junto con Federico Luppi y Julio de Grazia, pero su carrera se dilat¨® durante 50 a?os, desde 1951, cuando se subi¨® por primera vez al peque?o escenario de un club. "Experiment¨¦ como un shock", dijo en una reciente entrevista. "Hay cosas de esta profesi¨®n que a m¨ª me revientan: yo apenas soy un se?or que labura en esto, que trata de portarse como un ser humano, no presionado por los programas sensacionalistas de televisi¨®n". Los ¨²ltimos tiempos no fueron f¨¢ciles debido a una seria enfermedad del coraz¨®n, que le llev¨® a los quir¨®fanos y que finalmente acab¨® con ¨¦l, el 29 de noviembre, cuando contaba con 71 a?os.
Conectar con el p¨²blico
H¨¦ctor Alterio, con el que trabaj¨® en varios proyectos (Los chicos de la guerra), resalt¨® la comicidad especial de Dumont, su capacidad para conectar con el espectador. "Creo que la gente se acerca a m¨ª", dec¨ªa el propio Dumont, "porque no soy un gal¨¢n, porque me siento en una mesa y tomo un vino y hablo como lo har¨ªa cualquiera". Esa naturalidad tan directa le convirti¨® en el protagonista (junto con un joven Dario Grandinetti) de una de las piezas de teatro m¨¢s famosas de finales de los ochenta: Yepeto, que alcanz¨® 1.500 representaciones. La obra de Roberto Tito Cossa fue llevada al cine por Eduardo Calcagno, con el propio Ulises Dumont. Fue precisamente con otra pel¨ªcula de Calcagno, Los enemigos (1983), con la que obtuvo uno de los galardones que m¨¢s apreci¨® en su carrera: mejor actor en el festival de San Sebasti¨¢n.
Las nuevas generaciones de cin¨¦filos espa?oles le recordar¨¢n probablemente en El mismo amor, la misma lluvia (1999). Un Dumont lleno de iron¨ªa y escepticismo encarnaba a M¨¢rquez, en un papel casi de humor negro que el director, Juan Jos¨¦ Campanella, le confi¨® "porque Ulises era un superviviente de una ¨¦poca nefasta, un actor avezado y con experiencia que era capaz de superar todo tipo de dificultades y ayudarnos a todos". Fue esa iron¨ªa y esa capacidad de colaborar y ayudar a los j¨®venes actores y directores argentinos lo que hizo de Dumont un actor clave en la historia del cine argentino. Eso, y unos "ojitos tristes" con los que llenaba la pantalla, como le defini¨® el tambi¨¦n actor Juan Manuel Tenuta en la puerta del cementerio de la Chacarita en la que recibi¨® sepultura el pasado d¨ªa 30.
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