"He tenido miedo toda mi vida"
Tommie Smith mira fijamente al hablar. En sus ojos no hay odio. S¨ª una mezcla de tristeza y orgullo por lo que ha sido su vida. Su gesto en lo alto del podio tras ganar el oro en los 200 metros (19,83s) en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico 1968, su pu?o enfundado en un guante negro en defensa de la igualdad de las razas, es uno de los s¨ªmbolos universales del deporte. Aquella mano derecha cerrada (como la izquierda de John Carlos) representaba la lucha contra la segregaci¨®n racial que siempre sufri¨® en Estados Unidos. Era el black power. Pero tambi¨¦n fue una condena para el resto de su vida. Este tejano de 64 a?os, que ayer recogi¨® en Madrid el premio del diario As a los valores universales del deporte, todav¨ªa se emociona al ver aquella imagen.
"Gracias a Obama, la lucha no ha terminado. Acaba de empezar"
"Nuestro gesto no era s¨®lo el grito de dos negros. Lo hicimos por la humanidad"
"Ahora salgo a correr por los senderos donde se reun¨ªa el Ku Klux Klan"
Pregunta. ?Qu¨¦ recuerda de su infancia?
Respuesta. Soy el s¨¦ptimo de 12 hermanos. Crecimos en el campo. Mis padres eran granjeros. Cultiv¨¢bamos la tierra de unos blancos en su granja y parte de la cosecha era para nosotros. Cuando ten¨ªa seis a?os, nos mudamos a California y seguimos trabajando en el campo, pero ya cobrando. Recuerdo una buena ¨¦tica de trabajo. Era una vida muy religiosa. ?bamos mucho a misa. Los ni?os blancos, por supuesto, se burlaban de m¨ª en el colegio porque llevaba ropa de pobre.
P. ?Qu¨¦ marginaci¨®n sufr¨ªan?
R. No pod¨ªamos hacer casi nada porque nos ve¨ªan como personas de segunda categor¨ªa. No pod¨ªamos andar por la misma acera que los blancos. Si ve¨ªas un blanco, inmediatamente ten¨ªas que saltar de la acera. Tampoco pod¨ªamos compartir los servicios p¨²blicos. Hab¨ªa ba?os para los blancos, muy limpios, y para los negros, muy sucios. No hab¨ªa igualdad en ning¨²n sentido.
P. ?Era el deporte una evasi¨®n?
R. Era la ¨²nica forma de divertirse en el colegio: correr, jugar al b¨¦isbol... Y se convirti¨® en parte de mi vida. Yo no crec¨ª, ni mucho menos, aspirando a ser un atleta ol¨ªmpico. M¨¢s adelante lo utilic¨¦, a partir de los 15 a?os, para hacernos o¨ªr. Mis padres me dijeron: 'Mientras ganes carreras, no tienes que trabajar los s¨¢bados'. Era fant¨¢stico para m¨ª. Empec¨¦ a ganar y me saltaba el trabajo. Claro que no ten¨ªamos dinero ni para zapatos. Nos los daban. Hab¨ªa una organizaci¨®n ben¨¦fica que nos daba ropa y zapatillas. No ten¨ªa ni ch¨¢ndal, s¨®lo un pantal¨®n corto y una camiseta.
P. As¨ª lleg¨® a ser en M¨¦xico el primero en bajar de los 20s en los 200 metros y su r¨¦cord de 19,83s se mantuvo durante 11 a?os. ?C¨®mo se convirti¨® en uno de los mejores del mundo?
R. Con mucho trabajo. Ten¨ªa la bendici¨®n de Dios para dedicarme al atletismo: la estatura, el cuerpo, la velocidad. As¨ª me hice fuerte, pele¨¢ndome con mis hermanos, trabajando a todas horas en el campo. Fue as¨ª como pude convertirme en alguien. No ten¨ªamos nada, as¨ª que en mi vida no he tenido otra posibilidad que luchar. Ni siquiera ten¨ªa tiempo para entrenarme. Yo no me he entrenado como un atleta. Mi preparaci¨®n ha sido ¨²nicamente el trabajo en el campo. Cuando en oto?o volv¨ªa al colegio, los chicos me preguntaban: '?C¨®mo eres tan r¨¢pido? ?Has hecho pesas?'. Yo no entend¨ªa lo que dec¨ªan. S¨®lo hab¨ªa estado trabajando en el campo. Llevaba unas botas muy pesadas y cargaba con todas las herramientas, como las palas, que pesaban mucho. Hasta que fui al instituto no empec¨¦ a trabajar en serio como un atleta.
P. All¨ª uni¨® el deporte y la lucha contra la segregaci¨®n racial.
R. Vi tantas injusticias que no pod¨ªa quedarme sin hacer nada. Aquel gesto del 68 no lo hice por moda, sino por cambiar algo. Los atletas afroamericanos organizamos el OPHR [Proyecto Ol¨ªmpico para los Derechos Humanos]. Nuestra idea era boicotear los Juegos, pero no fue as¨ª y decidimos que cada uno organizara su protesta como quisiera. A m¨ª me lleg¨® el turno en los 200 metros. La carrera fue incre¨ªble. Me reserv¨¦ para la ¨²ltima recta, pero no ten¨ªa ni idea de lo que pod¨ªa pasar en la ceremonia, c¨®mo me iba a sentir en el podio, qu¨¦ har¨ªa... No lo supe hasta el ¨²ltimo momento, hasta que John Carlos [bronce] me lo cont¨® en el t¨²nel de salida.
P. Su mujer hab¨ªa comprado ya unos guantes negros.
R. S¨ª, algo estaba previsto, aunque no sab¨ªamos muy bien qu¨¦. Fue un gesto de un impacto mundial. No era s¨®lo el grito de dos negros por el color de su piel, sino que lo hicimos por los derechos de la humanidad.
P. Convencieron al australiano Peter Norman [plata] para llevar la pegatina del OPHR.
R. S¨ª, pero yo no quer¨ªa que un hombre blanco la llevara. El Proyecto era para todas las personas del mundo, negras o blancas, y yo no quer¨ªa que nadie tuviera problemas por eso. La idea de que Norman la llevara fue de John Carlos y ¨¦l tambi¨¦n quiso llevarla sobre el escudo del comit¨¦ australiano. Yo conoc¨ªa la historia de Australia sobre c¨®mo hab¨ªan tratado a los abor¨ªgenes. Sab¨ªa que eso pod¨ªa ser un problema para ¨¦l porque se interpretaba que estaba de parte de los negros de Estados Unidos. Y eso fue lo que sucedi¨®. Como a nosotros, le echaron de la Villa Ol¨ªmpica, abusaron de ¨¦l en su pa¨ªs, le apartaron socialmente.
P. ?Tuvo miedo cuando cerr¨® su pu?o y lo alz¨®?
R. He tenido miedo toda mi vida. No es una cosa que se preparase en dos o tres a?os. Los j¨®venes afroamericanos, incluso hoy, son dianas en Estados Unidos, as¨ª de sencillo.
P. ?No ha cambiado nada?
R. Claro que s¨ª, muchas cosas. Nuestro presidente electo, Barack Obama, es afroamericano. Y eso no ha sido una cosa que nos haya ocurrido en un d¨ªa. Hemos luchado por una mejora y, como consecuencia de esa lucha, ahora hay un presidente negro. Ha sido un proceso muy lento. Eso no quiere decir que todo vaya bien. Pero, gracias a la forma en que piensa Obama respecto al cambio social, la lucha no ha terminado. S¨®lo acaba de empezar.
P. ?C¨®mo le cambi¨® la vida despu¨¦s del gesto?
R. Todo cambi¨® para siempre. Recibimos amenazas de muerte, cartas, llamadas... Despu¨¦s de los Juegos Ol¨ªmpicos, todos mis amigos desaparecieron. Ten¨ªan miedo de perder sus amistades blancas y sus puestos de trabajo. Yo ten¨ªa 11 r¨¦cords del mundo, m¨¢s que cualquier persona en el mundo, y el ¨²nico trabajo que encontr¨¦ fue lavando coches en un aparcamiento. Y me echaron porque mi jefe dijo que no quer¨ªa que nadie trabajara conmigo. No quer¨ªa que alguien que defend¨ªa la igualdad de derechos estuviera en su plantilla.
P. ?Nadie le ayud¨®?
R. Todo el mundo ten¨ªa mucho miedo. A mis hermanos les echaron del colegio. A otros, en el equipo de f¨²tbol de la universidad, les prohibieron competir por lo que yo hice.
P. Ha llamado est¨²pidos a los miembros del COI. ?Nadie le ha pedido perd¨®n?
R. No, nunca. En privado me dicen: 'Estuvo muy mal lo que te hicieron, fue una pena...'. Mentiras. Destruyeron mi vida, la de John, la de Norman... La esposa de John se suicid¨®, yo me divorci¨¦... Todo, por pedir que las personas seamos iguales. Todo eso lo consinti¨® el COI y el comit¨¦ estadounidense no hizo nada por pararlo.
P. ?Todav¨ªa ve racismo en el deporte?
R. Siempre que exista al hombre existir¨¢ el racismo. Tenemos un presidente negro y hemos caminado mucho, pero eso no quiere decir que todo lo negativo se haya eliminado.
P. Cuando mira atr¨¢s, ?se siente orgulloso de su vida?
R. Muy orgulloso. Mis padres lucharon mucho para sacarnos adelante trabajando. Mi fortaleza viene de mi origen. Mi fuerza nace de mi trasfondo personal y familiar. Nadie puede destruir c¨®mo me siento.
P. ?Todav¨ªa corre?
R. S¨ª, tengo un gimnasio en mi casa. Salgo a correr en el parque de Georgia. Hay muchos senderos que eran el lugar donde se reun¨ªa el Ku Klux Klan. Los negros no pod¨ªamos pisar esos parques en el sur de Estados Unidos y yo hoy vivo ah¨ª. Ahora vivimos donde queremos y no donde nos plantan. Y viajo por todo el mundo para contar mi vida.
P. ?Qu¨¦ supone Obama?
R. Necesit¨¢bamos un cambio as¨ª. No porque sea negro, sino por lo que representa, la lucha de toda mi vida.
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