Nosotros y ellos
"En los medios de comunicaci¨®n gallegos, nuestra literatura sigue siendo algo ex¨®tico. Eso s¨ª, a veces el conocimiento exterior de una obra permite su redescubrimiento en el interior", dijo recientemente Manuel Rivas. La tesis del ninguneo que suele reiterar Rivas y m¨¢s todav¨ªa la del aprecio retroactivo o pasado por el exterior es extensible a muchas otras actividades diferentes de la literatura. Por ejemplo a la pol¨ªtica. Todos nuestros presidentes auton¨®micos, menos uno (Gerardo Fern¨¢ndez Albor) exhibieron, con m¨¢s o menos fachenda, el curr¨ªculo de sus servicios al Estado, no a (o en) Galicia. M¨¢s que el consabido problema de la falta de autoestima, estamos ante un considerable fen¨®meno de exoestima, de apreciaci¨®n de todo lo que venga de fuera, incluso cuando ha salido de aqu¨ª.
Ya la Xeraci¨®n N¨®s aconsejaba a los j¨®venes que se fijasen m¨¢s en Nueva York que en Madrid
Una actitud que se combina perfectamente con aquella de la importancia capital del "qu¨¦ pensar¨¢n de nosotros", tan provinciana. "Vinieron unos amigos de Madrid y no pod¨ªan creer..." es uno de los cl¨¢sicos de las cartas al director, como si la opini¨®n de los sorprendidos visitantes ocasionales ante las desfeitas fuese m¨¢s importante que la de los sufridos residentes habituales. "Hai que tratalos ben para que volvan", fue uno de los primeros lemas tur¨ªsticos de la Xunta, por los mismos a?os en que Josep Vicent Marqu¨¦s se asombraba en EL PA?S Semanal de que en un autob¨²s, una viajera reprendiera a otra porque se hab¨ªa dirigido a ¨¦l en gallego. Para muchas programaciones municipales "todo el poder para el veraneante" sigue siendo la consigna. En resumen, al contrario de la tradici¨®n pol¨ªtica vasca, Madrid como concepto no es el coraz¨®n de la bestia, sino el fiel de la balanza. (En el coraz¨®n del concepto, pasa lo contrario. Se suele decir que alguien "ejerce" de gallego cuando no lo disimula o inevitablemente se le nota que lo es, pero no que alguien ejerza de catal¨¢n o de andaluz).
En contra de esa visi¨®n servil, dicho claramente, ya la Xeraci¨®n N¨®s, de Pedrayo a Risco, aconsejaba a los j¨®venes (Manuel Antonio, Rafael Dieste) que se fijasen m¨¢s en lo que pasaba en Berl¨ªn o Nueva York que en Madrid. Tambi¨¦n recuerdo haberle escuchado a Gonzalo Torrente Ballester en una entrevista que en el Ferrol en el que naci¨® preocupaban m¨¢s las noticias que llegaban de Nueva York o de La Habana que de Madrid, que quedaba muy lejos. Esa, la idea de que Galicia es el centro y no periferia es la esencia de la Weltanschauung galleguista en el m¨¢s amplio sentido del t¨¦rmino. Una esencia que reivindican los nacionalistas y le reprochan las dem¨¢s opciones pol¨ªticas. Sin embargo, hay un mundo de matices entre la cosmovisi¨®n "nosotros solos" (que es lo que significa Sinn F¨¦in en ga¨¦lico irland¨¦s) y la que se podr¨ªa caricaturizar como "t¨® er mundo ¨¦ g¨¹eno".
Por ejemplo, el nacionalismo tiende a exorcizar a Madrid (al concepto, es decir, al Estado) como fuente de desgracias, sin hacer demasiada autocr¨ªtica de los males que nos infligimos solitos y sin ayuda. Incluso cuando el BNG arranca algo del siempre cicatero Gobierno central, mientras los socios del bigobierno aprietan los dientes al sonre¨ªr, parte del mundo nacionalista considera el acuerdo una claudicaci¨®n m¨¢s, por no traerse la autodeterminaci¨®n ?ya! debajo del brazo. Por su parte, los no nacionalistas, a la hora de enfocar el objetivo, suelen utilizar el bisojismo/birollismo, seg¨²n convenga.
Normalmente, el estrabismo depende de si el Gobierno central es amigo o no. Hoy por hoy, los socialistas, adem¨¢s de guarecerse del fuego amigo de los incumplimientos de Madrid, como antes el PP, tienen que paliar como pueden los efectos de leyes pensadas (como la mayor¨ªa) para el secano o el arco mediterr¨¢neo. Por poner ejemplos recientes, el deslinde del dominio p¨²blico mar¨ªtimo terrestre, contra el que la Xunta ha tenido que sacarse de la manga una normativa para intentar evitar que vecinos como los de Combarro tengan que pedir una moratoria cada 30 a?os a fin de que no les tiren las casas en las que viven desde hace cientos.
Sin embargo, el caso m¨¢s claro es el del PP de Galicia, que ha movido el punto de mira 180?, y quiz¨¢ llegue a girar los 360?. Desmontada oficialmente la bavarizaci¨®n que mont¨® Fraga, ahora, ni PPdeG, ni PP, ni gaitas, nunca mejor dicho: Feij009, licencia para reconquistar. No en vano, la agencia responsable se llama Swat, como los geos o Los hombres de Harrelson. El l¨ªder de la derecha moderna y urbana de Galicia se postula como el nacido en una aldea (que por fin nos presenta videoficialmente) que lleg¨® a lo m¨¢s alto en... Madrid. Xa estamos.
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