Bolonia como unidad de medida
El sistema m¨¦trico decimal, es decir, esta manera tan c¨®moda de medir los trayectos que recorremos y el agua que nos bebemos y de pesar los alimentos que ingerimos, comenz¨® a establecerse en Francia de la mano de la Revoluci¨®n Francesa. Alcanz¨® el ¨¦xito porque favorec¨ªa la coordinaci¨®n mejor que cualquier otro sistema. A pesar de que la estabilidad, uniformidad y sencillez del sistema m¨¦trico decimal parec¨ªa augurar un ¨¦xito r¨¢pido, su establecimiento no fue cosa f¨¢cil. Hab¨ªa mucha resistencia a este cambio, un rechazo producto de la ignorancia, el miedo y la desconfianza.
Creo que algo de esto es lo que nos est¨¢ pasando en las universidades espa?olas con la adopci¨®n del denominado Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior (EEES), conocido como proceso de Bolonia. Hab¨ªa en Europa una multiplicidad de sistemas universitarios: en algunos pa¨ªses hab¨ªa grados muy cortos (de tres a?os) y en otros muy largos (hasta de seis a?os); hab¨ªa pa¨ªses que ten¨ªan establecidos los masters como segunda fase de la educaci¨®n superior y otros no, con lo que el acceso al doctorado ten¨ªa requisitos muy dispares. Por otro lado, el modo de contar el peso de las diversas materias docentes dentro de cada plan de estudios era tambi¨¦n distinto. Por dicha raz¨®n, lo que el proceso de Bolonia establece es un sistema ¨²nico para generar un espacio europeo universitario: grados m¨¢s generalistas de entre 180 y 240 cr¨¦ditos (entre tres y cuatro a?os), masters especializados de entre 60 y 120 cr¨¦ditos (entre uno y dos a?os) y el doctorado. De este modo, un estudiante de una universidad espa?ola que ha cursado 180 cr¨¦ditos ECTS (European Credit Transfer System) puede solicitar el acceso a un master en una universidad alemana, por ejemplo. Quedarse fuera del espacio europeo es, tambi¨¦n, renunciar a esta posibilidad.
Se manejan muchas ideas err¨®neas. Por ejemplo, que los 'masters' ser¨¢n s¨®lo privados. No es cierto
En proporci¨®n, los estudiantes pagan ahora menos que hace 15 a?os
No hemos de extra?arnos de que, como sucedi¨® en el caso de la adopci¨®n del sistema m¨¦trico, este proceso suscite desconfianza y miedo, sobre todo en los que han de ser sus destinatarios primarios: los estudiantes. Parte del miedo surge de la desinformaci¨®n. Todos hemos de hacer un esfuerzo prolongado y persistente en explicar mejor las virtudes del proceso. De qu¨¦ se trata y de qu¨¦ no se trata. La idea de que esta reforma va a devaluar los t¨ªtulos de grado es plenamente injustificada. A ello suele a?adirse que la diferencia espec¨ªfica la aportaran los masters, que van a tener precio de mercado. Pues bien, una de las primeras medidas que ha tomado el Gobierno espa?ol es el establecimiento de masters universitarios, orientados a la formaci¨®n avanzada y a la investigaci¨®n, que tienen tambi¨¦n precios p¨²blicos, es decir, un coste subven-cionado con los impuestos que pagamos todos los ciudadanos. Hasta ahora s¨®lo hab¨ªa masters a precios privados.
Se repite tambi¨¦n la idea de que Bolonia es equivalente a la mercantilizaci¨®n de la educaci¨®n superior, a la privatizaci¨®n de la Universidad. Es tambi¨¦n plenamente falso. No hay ning¨²n pa¨ªs europeo que haya considerado abandonar su modelo de Universidad p¨²blica y aut¨®noma, un modelo que forma parte del c¨®digo gen¨¦tico de la Europa contempor¨¢nea. Tampoco es cierto que ahora las empresas condicionen los planes de estudio o la investigaci¨®n. Las empresas saben que sus contribuciones econ¨®micas a las universidades redundan en su prestigio y acent¨²an su responsabilidad social, preservando la autonom¨ªa. Una mejor financiaci¨®n habr¨¢ de venir, tambi¨¦n, de una mayor implicaci¨®n de los actores de nuestra econom¨ªa.
No es tampoco verdad que la contribuci¨®n de los estudiantes mediante el precio p¨²blico de las matr¨ªculas represente ahora m¨¢s en porcentaje que lo que representaba hace 15 a?os. Comencemos por aclarar que el precio p¨²blico cubre solamente un 16% del coste total. Por otro lado, las matr¨ªculas se han incrementado en estos a?os un punto por encima del IPC, mientras la subvenci¨®n de los Gobiernos aut¨®nomos se incrementaba en cantidades que se acercan a una media del 10% anual. Es decir, los estudiantes contribuyen proporcionalmente menos ahora que hace 15 a?os. Es verdad, no obstante, que debemos procurar dotarnos de un mejor sistema de becas y ayudas al estudio para permitir que nuestros estudiantes menos favorecidos econ¨®micamente no sean excluidos por dicha raz¨®n.
Tambi¨¦n se oyen voces contrarias a los pr¨¦stamos renta para cursar estudios de posgrado en cualquier lugar de Europa o Estados Unidos que se han puesto en marcha desde el Gobierno espa?ol. Pues bien, tambi¨¦n ¨¦sta es una medida muy favorable a los estudiantes: se trata de un pr¨¦stamo que deber¨¢n devolver sin intereses, s¨®lo a partir del quinto a?o, siempre que sus ingresos sean superiores a determinada cantidad, en un periodo de 10 a?os (unos 60 euros al mes en la mayor¨ªa de los casos).
Por ¨²ltimo, otro argumento en contra del EEES es la dificultad que generar¨¢ en los estudiantes que tienen un puesto de trabajo fuera de la Universidad. Ahora bien, s¨®lo un n¨²mero reducido de estudiantes tiene un trabajo de tiempo completo realmente incompatible con el estudio y, por otro lado, la regulaci¨®n del EEES en Espa?a ya prev¨¦ la modalidad de estudiantes a tiempo parcial. Por otro lado, la asistencia a las actividades docentes es una exigencia razonable de cualquier modelo educativo razonable.
Quienes no lo crean as¨ª, deber¨ªan explicar a la sociedad que financia gran parte de sus estudios el porqu¨¦ de la resistencia a ir, simplemente, a clase y el porqu¨¦ es deseable un modelo de universidad en el que no se precisa participar de las actividades docentes.
Volvamos al sistema m¨¦trico: en la Francia republicana de finales del siglo XVIII hubo rechazo y protestas contra el sistema m¨¦trico decimal, pero -ahora lo vemos todos claro- eran injustificadas. A veces, algunas personas se movilizan por causas contrarias a la raz¨®n y, como sucedi¨® en dicho caso, suelen aliarse las fuerzas m¨¢s involucionistas con algunos sectores radicales comprensiblemente insatisfechos. Habr¨¢ un d¨ªa, no muy lejano, que las manifestaciones y las movilizaciones minoritarias pero activas contra el proceso de Bolonia dormir¨¢n en el desv¨¢n de la historia junto con tantos otros rechazos contrarios a la raz¨®n.
Josep Joan Moreso es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho y rector de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
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