Pedazos de carne
- "Los jugadores s¨®lo son pedazos de carne. Si el club decide venderles, hay poco que puedan hacer".
Roy Keane, ex entrenador del Sunderland, cuando jugaba para el Manchester United
Patrick Vieira, centrocampista franc¨¦s del Inter de Mil¨¢n, dijo esta semana que el jugador m¨¢s duro al que se hab¨ªa enfrentado en su larga carrera era Roy Keane, ¨ªdolo de la afici¨®n del Manchester United desde su fichaje por una cantidad r¨¦cord en 1993 hasta que dej¨® el equipo en 2005.
"Le dabas una patada, y ¨¦l te la devolv¨ªa. Pero no dec¨ªa nada, y esperaba que t¨² no dijeras nada tampoco", recordaba Vieira, cuyos encuentros con Keane durante los a?os en que el franc¨¦s jugaba para el Arsenal eran casi como un deporte aparte, una lucha de boxeo en paralelo al partido.
Vieira dijo que Keane, tambi¨¦n capit¨¢n de la selecci¨®n irlandesa, siempre hab¨ªa sido un tipo "justo". Quiz¨¢, pero a veces se pasaba; a veces rozaba la locura. El par de incidentes que tuvo con el jugador noruego Alf Inge Haaland recordaban m¨¢s a una pel¨ªcula de Quentin Tarantino que a las reglas del fair play que en las Islas creen haber patentado.
En septiembre de 1997, a las pocas semanas de ser nombrado capit¨¢n del Manchester United, Roy Keane se lesion¨® gravemente tras una colisi¨®n con Haaland, del Leeds United. No pudo volver a jugar hasta la siguiente temporada, pero lo que s¨ª hizo, como confesar¨ªa despu¨¦s en su autobiograf¨ªa, fue acariciar fantas¨ªas de venganza. Se la tom¨®, no un a?o, sino cuatro despu¨¦s. Al comienzo de un partido en abril de 2001 le hizo una entrada brutal a Haaland, de manera absolutamente premeditada, a la altura de la rodilla. Keane recibi¨® la roja, fue suspendido durante cinco partidos, y multado con 200.000 euros; Haaland dej¨® el campo en camilla. Menos de un a?o despu¨¦s, incapaz de recuperarse de su lesi¨®n, se jubil¨®.
Por esto, y mucho m¨¢s, cuesta un poco sentir pena por Keane, que hoy vive sus horas m¨¢s bajas. Dimiti¨® el jueves como entrenador del Sunderland, cargo que hab¨ªa ocupado durante 27 meses. Se fue abatido, deprimido, confuso, hundido. Siempre hab¨ªa sido un hombre que se jactaba de dar la cara, de ser el tipo duro y silencioso, el Clint Eastwood de los terrenos de f¨²tbol. Pero le comunic¨® su renuncia al presidente del club no cara a cara, ni siquiera por tel¨¦fono, sino por mensaje de texto. Y esto despu¨¦s de cuatro d¨ªas en los que estuvo desaparecido. Cuando el Sunderland perdi¨® 1-4 en casa contra el Bolton el s¨¢bado pasado (la s¨¦ptima derrota en ocho partidos), Keane hizo unas declaraciones tan raras que uno podr¨ªa haberse imaginado que estaba contemplando el suicidio, o recitando unas l¨ªneas del dramaturgo surrealista Samuel Beckett. "S¨®lo hay una persona a la que se puede culpar... Y esa persona soy yo", dijo. "Mira siempre al hombre en el espejo. Eso es lo que har¨¦ esta noche".
Y se qued¨® haci¨¦ndolo hasta el jueves, cuando el gran gladiador del f¨²tbol ingl¨¦s tir¨® la toalla. No estaba nada claro que lo fueran a echar. Todav¨ªa no, por lo menos. Su trayectoria hab¨ªa sido buena. Llev¨® al Sunderland de la Segunda Divisi¨®n a la Premier en su primera temporada; en la segunda logr¨® el objetivo de consolidar la permanencia del club en la m¨¢s alta categor¨ªa; y ahora, en su tercera temporada, hab¨ªa bajado a la zona de descenso, pero quedaba mucho campeonato por delante.
Si decidi¨® irse por voluntad propia, fue porque su orgullo no soportaba que lo echaran. Una vez declar¨®, tras la venta de su compa?ero del Manchester Jaap Stam al Lazio, que los clubes trataban a los jugadores como pedazos de carne. Tratan a los entrenadores igual. Tratan a todos igual. As¨ª es la vida y despu¨¦s, como podr¨ªa haber dicho Woody Allen, la carne muere. Keane era duro en el campo pero fuera de ¨¦l acab¨® mir¨¢ndose un d¨ªa en el espejo y lo que vio fue un mortal fr¨¢gil y fracasado.
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