Getafe
La semana pasada ha sido bastante movida. El martes se conoc¨ªan las nuevas cifras del paro, que ya llega a los tres millones de desempleados tras crecer en 900.000 el ¨²ltimo a?o. El mi¨¦rcoles, ETA asesinaba al empresario guipuzcoano Ignacio Uria por la simple raz¨®n de resistirse a ser extorsionado, negarse a llevar escolta y participar en la construcci¨®n del AVE vasco. Y al d¨ªa siguiente, el BCE bajaba el precio del euro 0,75 puntos y, pese a ello, las bolsas continuaron cayendo, lo que abre perspectivas depresivas para el a?o que viene. Pero entretanto, con la que estaba cayendo, el PP de Esperanza Aguirre decid¨ªa aprovechar la ocasi¨®n para desencadenar una cruzada inquisitorial en toda regla contra el alcalde de Getafe, Pedro Castro, solicitando su dimisi¨®n tanto del Ayuntamiento como de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias (FEMP), que preside.
Castro ten¨ªa raz¨®n: los madrile?os son tontos al votar al PP contra sus propios intereses
?La causa? Unas expresiones coloquiales en las que descalificaba a los electores madrile?os con un insulto tan machista como desafortunado por persistir en votar a la derecha contra sus intereses esenciales. Una reacci¨®n ¨¦sta, la del PP, desproporcionada donde las haya, sobre todo si la comparamos con la gravedad de los hechos que se produc¨ªan esos mismos d¨ªas. ?A qu¨¦ viene ese ataque de dignidad ofendida por parte de unos profesionales en el arte del insulto pol¨ªtico como son los l¨ªderes del PP (?qu¨¦ no les habr¨¢n llamado a Zapatero y a Pepe Blanco!), vocaci¨®n que han venido practicando con ensa?amiento desde que Aznar se hiciera con las riendas de su partido?
Por pura casualidad, conoc¨ª a Pedro Castro muy poco despu¨¦s de haber pronunciado su frase malsonante pero antes de que se hubiera producido la airada reacci¨®n del PP. Fue el martes por la tarde, cuando me tocaba inaugurar con una conferencia unas jornadas sobre corrupci¨®n municipal organizadas por la FEMP en Getafe. Y en sus palabras de apertura, el alcalde-presidente carg¨® las tintas sobre los grav¨ªsimos problemas que vive la Administraci¨®n local espa?ola, como consecuencia tanto de su insuficiente financiaci¨®n como de su efectiva funci¨®n de cuarto pilar del Welfare State, ya que la mayor parte de la protecci¨®n social (guarder¨ªas, geri¨¢tricos, dependencia, integraci¨®n de inmigrantes, etc.) se presta por cuenta y a cargo de los servicios municipales. De ah¨ª que, ante la imposibilidad de cuadrar sus presupuestos, muchos ayuntamientos hayan recurrido a la ingenier¨ªa financiera de la especulaci¨®n urban¨ªstica. Pero tambi¨¦n este grifo se les ha cerrado ahora por culpa de la crisis, con lo que su insolvencia amenaza con convertirse en ruinosa en perjuicio de los servicios sociales que prestan a la ciudadan¨ªa. Y mientras tanto, el presidente Zapatero les aprieta las tuercas sin dejarles entrar en d¨¦ficit, cuando no tiene inconveniente en derrochar la deuda p¨²blica en beneficio de la banca privada.
Y frente a esto, a las huestes de Esperanza Aguirre no se les ocurre nada mejor que abrir un frente de batalla por una causa nimia contra el alcalde de Getafe y presidente de la FEMP. ?Por qu¨¦ han decidido hacerlo as¨ª? ?Porque creen que es una pieza f¨¢cil de cazar, cobr¨¢ndose con la cabeza de Pedro Castro el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la cadena de mando socialista? A m¨ª se me ocurre otra explicaci¨®n mejor, y es que Pedro Castro ten¨ªa toda la raz¨®n: los madrile?os son tontos al votar al PP contra sus propios intereses. Y esa verdad como un pu?o es la que a Esperanza Aguirre no le conviene que se sepa, por lo que prefiere matar al mensajero para poder taparla.
Es lo que llam¨¦ en estas p¨¢ginas la americanizaci¨®n de Madrid (EL PA?S, 16-06-07, p. 17), pues, en efecto, tambi¨¦n en EE UU pasa lo mismo que aqu¨ª: las clases medias bajas y los restos de la clase obrera (el antiguo cintur¨®n rojo de Madrid) votan contra natura a la derecha. ?Y por qu¨¦ lo hacen? Por la exitosa guerra cultural emprendida contra la izquierda progresista por el fundamentalismo neocon, que ha seducido al pueblo llano con su populismo campechano. Y es que Esperanza Aguirre es la Sarah Palin espa?ola: una mujer de armas tomar que blande el lipstick para hacer creer a los electores que es una de ellos. Pues al igual que la gobernadora de Alaska, la gobernadora de Madrid exhibe la misma ignorancia pol¨ªtica y esgrime la misma irresponsabilidad temeraria. Una irresponsabilidad fatalmente destructiva, pues con sus doctrinarias privatizaciones, nuestra Sarah Palin particular se est¨¢ cargando los pilares esenciales del Estado de bienestar en Madrid: la sanidad (con falaz ocultaci¨®n de las listas de espera), la educaci¨®n (incluyendo la descapitalizaci¨®n de la universidad) y los servicios sociales (con expreso sabotaje de la ley de dependencia). Es lo que Pedro Castro denuncia para despertar a los madrile?os de su tonter¨ªa, y por eso los hombres de Espe Palin intentan defenestrarle.
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