Latinoam¨¦rica, un desaf¨ªo para Obama
El nuevo presidente de Estados Unidos tendr¨¢ que afrontar los retos de una zona que no conoce y que ha dado quebraderos de cabeza a sus antecesores. Los casos m¨¢s peliagudos son Nicaragua, Venezuela y Cuba
Cuando Barack Obama tome posesi¨®n el 20 de enero, tendr¨¢ que afrontar un gran n¨²mero de desaf¨ªos. Los conocemos: la crisis financiera internacional, su creciente contagio de la econom¨ªa real, los posibles colapsos econ¨®micos en el horizonte de varios pa¨ªses, salir de Irak sin dejar un tiradero, entrar a Afganist¨¢n sin agravar el tiradero ya existente, evitar un enfrentamiento de Israel con Ir¨¢n, o de Ir¨¢n con Israel, y presionar desde un principio al Tzahal para que deje de apoyar la creaci¨®n de nuevas comunidades en los territorios ocupados que hagan inviable para siempre la coexistencia de dos Estados. Por si fuera poco, es posible que deba afrontar tambi¨¦n retos procedentes de una regi¨®n que no conoce y que, sin embargo, le ha dado m¨¢s de un dolor de cabeza a varios presidentes norteamericanos. Se trata, por supuesto, de Am¨¦rica Latina, de donde varias se?ales no auguran nada bueno.
En un mundo ideal, Obama preferir¨ªa seguir con la pol¨ªtica de Bush hacia Ch¨¢vez
El presidente electopara levantar el embargo a Cuba
Primero, un pa¨ªs emblem¨¢tico para Estados Unidos, por todas las malas razones: Nicaragua. Se le atribuye a Daniel Ortega haberle confiado hace poco a un interlocutor que no pensaba volver a perder una elecci¨®n como en 1990, y que esta vez har¨ªa todo lo necesario, desde el poder, para no repetir el error. Parece haberlo logrado. Las acusaciones de la oposici¨®n al Frente Sandinista en torno al fraude electoral en las elecciones municipales del 9 de noviembre, aunada a la prohibici¨®n de observadores internacionales de la OEA o del Centro Carter, han generado una amplia impresi¨®n de maniobras y trampas para violentar el sentimiento de los votantes que hacen palidecer a las viejas ma?as del PRI en M¨¦xico. Todo indica que la oposici¨®n gan¨® la alcald¨ªa de Managua y muy posiblemente varias otras: Le¨®n, Granada, Masaya y Chinandega. Despu¨¦s de la votaci¨®n, lo que antes se llamaban las turbas sandinistas han vuelto a despertar para interrumpir a golpes las manifestaciones de los opositores e impedir la protesta contra el fraude.
El problema no se antojar¨ªa tan grave si no fuera por el silencio ensordecedor en la regi¨®n latinoamericana, y en Espa?a tambi¨¦n, que ha acompa?ado a este atropello. A pesar de que la Carta Democr¨¢tica Interamericana fue elaborada justamente a ra¨ªz del fraude electoral perpetrado por Alberto Fujimori en el a?o 2000 en Per¨², y que desde hace tiempo se acepta, afortunadamente, que la democracia en cada pa¨ªs de Am¨¦rica Latina es asunto de todos los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, ning¨²n gobierno ha protestado. La raz¨®n: lo que le volvi¨® a suceder a Jos¨¦ Miguel Insulza, secretario general de la OEA, cuando al expresar cierta preocupaci¨®n por los acontecimientos, fue vilipendiado por los portavoces de Ortega y por sus camaradas que no pod¨ªan faltar a la cita: los heraldos del chavismo. Pero la oposici¨®n puede, y muy probablemente as¨ª lo intente, lograr que se suspenda la ayuda de EE UU y de la UE a Nicaragua, y se interrumpan los cr¨¦ditos del Banco Mundial y del BID, entre otros, por violaciones a diversos instrumentos internacionales. Y eso obligar¨¢ a definiciones, de todos, pero principalmente de Obama.
Lo mismo puede suceder con Venezuela. A pesar de un esfuerzo desmedido, de amenazas constantes, de una manipulaci¨®n descarada de los medios y del presupuesto, y del esfuerzo por transformar elecciones municipales y de gobernadores en un refer¨¦ndum sobre su propia permanencia en el poder, no se cumplieron los deseos de Hugo Ch¨¢vez. La oposici¨®n gan¨® Caracas, el Estado petrolero de Zulia, el Estado industrial de Carabobo, el Estado pol¨ªticamente crucial de Miranda, y Sucre, el municipio m¨¢s pobre y poblado. Parece haber retenido el Estado de Barinas, donde su hermano Ad¨¢n era el candidato oficialista pero la oposici¨®n ah¨ª ha denunciado m¨²ltiples atropellos graves y evidentes.
Ahora bien, si la historia de los ¨²ltimos diez a?os nos dice algo, es que cada vez que Ch¨¢vez se encuentra en honduras (sin may¨²scula, por supuesto), su propensi¨®n a la fuite en avant es ilimitada. Responde al rev¨¦s con radicalidad: pega manotazos, nacionaliza empresas, ataca vecinos y adversarios, y profundiza el camino al "socialismo del siglo XXI". Es muy posible que entre sus reacciones pr¨®ximas figuren m¨¢s nacionalizaciones de empresas extranjeras, m¨¢s cierres o una mayor censura a los medios cr¨ªticos (ya sucedi¨® con Globovisi¨®n), la designaci¨®n de vicealcaldes y vicegobernadores en todos los municipios y Estados del pa¨ªs, arrebat¨¢ndole el poder a los funcionarios electos, cambiar la Constituci¨®n para volver a presentarse en 2013 (ya anunci¨® que lo har¨¢ el 3 de febrero por la v¨ªa parlamentaria o refrendaria), y buscar o fortalecer, como lo ha hecho estos ¨²ltimos d¨ªas, alianzas extra?as con pa¨ªses extra?os: Rusia, Ir¨¢n, China.
Nada de todo esto resulta demasiado novedoso, pero en un contexto mundial distinto y con una Administraci¨®n reci¨¦n llegada al Gobierno, puede transformarse en un dilema. En un mundo ideal, Obama preferir¨ªa seguir con la pol¨ªtica de Bush hacia Ch¨¢vez, poner la otra mejilla, aunque pronto acabar¨ªa con ambas mejillas bastante enrojecidas. Pero los reveses de Ch¨¢vez en los comicios, la ca¨ªda del precio del petr¨®leo, las crecientes dificultades de sus diversos aliados -Argentina, Bolivia, Nicaragua, Cuba y Ecuador-, al borde del default y de la desdolarizaci¨®n y sus nuevas aventuras en pa¨ªses como El Salvador pueden volver inviable dicha continuidad.
El tercer problema, por supuesto, es Cuba, detonante de pesadillas para tres presidentes norteamericanos dem¨®cratas, a saber: Kennedy, Carter y Clinton. Debido a los sufragios a su favor de parte de la comunidad cubano-americana de segunda generaci¨®n, el ex senador de Illinois gan¨® el Estado de Florida, cosa que no hab¨ªa sucedido desde Clinton en 1996, y antes de eso s¨®lo con Carter en 1976. Un sector importante del Partido Dem¨®crata va a empezar a presionar al presidente para que emprenda una normalizaci¨®n con La Habana. Y muy posiblemente haga algo casi al inicio de su mandato: suspender las restricciones a los viajes y al env¨ªo de remesas de cubano-americanos a la isla. Pero tambi¨¦n lo van a presionar otros y en otro sentido. Los latinoamericanos, y Espa?a tambi¨¦n, han adoptado cada vez m¨¢s la visi¨®n castrista para la salida cubana del atolladero: la v¨ªa vietnamita. En t¨¦rminos concretos esto significa (con toda raz¨®n) que EE UU levante unilateralmente el embargo, que (sin raz¨®n alguna) se readmita a Cuba sin condiciones a distintos organismos de la comunidad hemisf¨¦rica, y que realice las reformas econ¨®micas que considere necesarias a su ritmo, dejando a un lado cualquier reforma pol¨ªtica remotamente imaginable.
Prueba de que ya empieza a darse esa tendencia es la reciente decisi¨®n del llamado Grupo de R¨ªo, en Zacatecas, M¨¦xico, de readmitir a Cuba en dicho grupo, a pesar de que desde su creaci¨®n como ampliaci¨®n del Grupo Contadora de los a?os 80 siempre consisti¨® en una asociaci¨®n de car¨¢cter pol¨ªtico, y en los hechos siempre estableci¨® como condici¨®n la vigencia (relativa) de la democracia representativa, y el respeto (relativo) a los derechos humanos. A tal grado que, en 1989, Panam¨¢ fue suspendido por las "violaciones a los derechos humanos" de Antonio Noriega y Per¨² fue suspendido en 1992 por el cierre del Congreso decretado por Fujimori.
El problema de Obama yace en que el embargo es desde 1994 un acto del Congreso, y no un decreto del Ejecutivo como lo hab¨ªa sido desde 1962. Necesita 60 votos en el Senado para levantarlo unilateralmente, y sortear las trampas y los desaf¨ªos que seguramente el Gobierno de Cuba le tender¨¢ durante las primeras semanas o meses de su residencia en la Casa Blanca, al igual que lo ha hecho La Habana con los ¨²ltimos nueve presidentes de EE UU y tendr¨¢ tambi¨¦n que lidiar Obama con la postura de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuya cu?ada, Mar¨ªa Victoria Arias, nacida en La Habana en 1958 y abogada militante y activa en la comunidad cubano-americana de Miami, se autodescribe como pro-embargo. Ya Arias incidi¨® en la pol¨ªtica de su concu?ado Bill Clinton hacia Cuba en 1992 y 1994; es de esperar que lo haga con su cu?ada.
De nuevo, sin duda lo ¨²ltimo que quisiera Obama es verse obligado a afrontar una crisis cubana, migratoria, internacional o interna, durante los primeros meses de su Gobierno, o juntar los votos en el Senado para levantar el embargo y darles gusto a los latinoamericanos. Welcome to Latin America, president Obama.
Jorge Casta?eda, ex secretario de Relaciones Exteriores de M¨¦xico, es profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.