Primeras familias, primeros perros
Un museo de Washington hace un repaso a las mascotas de la Casa Blanca
Primeras damas, primeras familias... y primeras mascotas. Cabras, loros, gallos, vacas, mapaches y m¨¢s de 50 perros han vivido en la Casa Blanca acompa?ando a los presidentes de EE UU. George Washington inaugur¨® la tradici¨®n con decenas de ellos, como Tipsy, Drunkard o Tipler. El primero en ser fotografiado oficialmente con su amo, Abraham Lincoln, fue Fido. Y el pr¨®ximo en llegar ser¨¢ un perro para las ni?as Obama, Malia y Sasha, elegido de un refugio. "Donde la mayor¨ªa son mestizos, como yo", afirm¨® el presidente electo.
Ha habido mascotas poderosas, como Laddie boy -que ten¨ªa su propia silla de madera esculpida a mano en el cuarto del Gabinete de Warren Harding (1921)- o Fala, el amado terrier escoc¨¦s de Franklin D. Roosevelt que no se separaba de su due?o ni en las reuniones con Winston Churchill. Y otras indomables. Nancy y Ronald Reagan sol¨ªan correr detr¨¢s del rebelde y malencarado Lucky -en alguna ocasi¨®n ante la estupefacta mirada de Margaret Thatcher-. No pudieron dominarlo, as¨ª que lo mandaron a un rancho y lo sustituyeron por el m¨¢s d¨®cil Rex, al que regalaron una caseta blanca con su nombre en la puerta y fotos de Nancy y Ronald en la mesilla de noche.
"Si quieres tener un amigo en Washington, c¨®mprate un perro". La frase suele atribuirse a Harry Truman, pero falsamente, seg¨²n la exposici¨®n Primeros perros del Newseum (Museo de las Noticias), en la capital del pa¨ªs. Parece que Truman, de hecho, no ten¨ªa ninguna simpat¨ªa por estos animales. Bill Clinton sigui¨® el consejo de Truman. En diciembre de 1997, antes de que estallara el esc¨¢ndalo Lewinsky, el labrador Buddy lleg¨® a la Casa Blanca para acompa?arlo. Su portavoz dijo: "Es el deseo del presidente tener un amigo fiel en Washington".
A veces han sido compa?eros obligados. John Kennedy ten¨ªa alergia a los perros, pero acept¨® a Pushinka, regalo del presidente Nikita Jruschov. Era la guerra fr¨ªa y cualquier desplante pod¨ªa causar una cat¨¢strofe.
No todo han sido perros. La vaca de Jersey Molly tuvo la pradera de la Casa Blanca para pastar tranquila durante el mandato de Howard Taft (1909). Y la cabra His whiskers se hizo famosa por parecerse a su due?o, el presidente Rutherford Hayes (1877).
El acontecimiento m¨¢s reciente protagonizado por una mascota fue en noviembre. El terrier de George W. Bush, Barney, mordi¨® a una periodista, dicen que cansado de los ataques a su amo.
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