Suicidio
La cuesti¨®n del suicidio resulta inc¨®moda. El Libro de estilo de EL PA?S abre su apartado sobre la materia con una frase que aclara bastante poco: "El periodista deber¨¢ ser especialmente prudente con las informaciones relativas a suicidios". Prudencia especial, pues, sea lo que sea eso. En el manual interno se asegura tambi¨¦n que "la psicolog¨ªa ha comprobado que estas noticias abocan a quitarse la vida a personas que ya eran propensas al suicidio", aunque ni ah¨ª, ni en ninguna documentaci¨®n a mi alcance, se aporten cifras o estad¨ªsticas. Se establece como conclusi¨®n que "los suicidios deber¨¢n publicarse solamente cuando se trate de personas de relevancia o supongan un hecho social de inter¨¦s general".
Como pueden suponer, la utilidad de estas recomendaciones estil¨ªsticas es bastante relativa. En este mismo peri¨®dico, pasando de forma ol¨ªmpica del temido "efecto imitaci¨®n", se ha hablado del "filos¨®ficamente majestuoso" suicidio de S¨®crates y con abundancia de los menos majestuosos, pero sin duda m¨¢s cercanos y contagiosos, suicidios de Kurt Cobain o Louis Althusser. Es decir, el suicidio, como es normal, aparece en el diario cuando es noticia. No s¨¦ si hac¨ªa falta tanta "prudencia especial" para acabar en lo obvio.
La prudencia sobre el suicidio, compartida de forma m¨¢s o menos generalizada por todo el gremio, en Espa?a y en muchos otros pa¨ªses, impide un debate razonable sobre algo que, a juzgar por lo que de forma vaga dicen los peri¨®dicos, constituye un problema social, especialmente entre los j¨®venes. El tab¨² de las drogas se quebr¨® hace ya tiempo, y eso que salimos ganando: disponemos de estad¨ªsticas y podemos hablar claramente sobre ello. Esperemos que el tab¨² del suicidio, cimentado en las creencias religiosas y en un discutible concepto de la privacidad, no dure mucho m¨¢s.
Sobre el suicidio asistido, en cambio, no rige veda alguna. El canal brit¨¢nico Real Lives (Vidas reales), de la plataforma Sky-Murdoch, ten¨ªa previsto emitir anoche las im¨¢genes del suicidio asistido de Craig Ewert, un hombre de 59 a?os que sufr¨ªa una enfermedad neurol¨®gica. La visi¨®n del programa nos permitir¨¢ seguir hablando del tema ma?ana mismo.
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