Carlos P¨¦rez Siquier, el cazador de trampantojos
El artista ha reunido 60 im¨¢genes en la exposici¨®n Al fin y al cabo. "Nunca intervengo en la foto, mirar es haber visto"
En una esquina, queriendo pasar desapercibida, cuelga una de las se?as de identidad del fot¨®grafo Carlos P¨¦rez Siquier (Almer¨ªa, 1930): una colecci¨®n de gafas usadas de montura luminosa. Muy cerca est¨¢n las maletas, con teleobjetivos y c¨¢maras, el armario de negativos y diapositivas y las revistas de fotograf¨ªa. Hace 40 a?os que P¨¦rez Siquier, premio Nacional de Fotograf¨ªa en 2003, comenz¨® a alimentar este cuarto. Mientras careci¨® de material propio, recurri¨® a centenares de reproducciones de Picasso, Mir¨® o Matisse, entre otros. Luego "mat¨® al padre". Y explor¨® su propio lenguaje. En los cincuenta, dedic¨® tardes enteras a recorrer La Chanca, un barrio almeriense de cal blanca cuarteado por miserias negras. Un d¨ªa entr¨® en una casa. Velaban a un muerto. "Le est¨¢bamos esperando", le dijo alguien. S¨®lo entonces dispar¨®. Esas fotos formaron parte del material que envi¨® a Par¨ªs para una exposici¨®n del grupo Afal, que integraba junto a Schommer, Cuallad¨®, Terr¨¦, Onta?¨®n, Miserachs y Masats, entre otros. Nunca recuper¨® aquellos negativos del velatorio, pero bastaron otras im¨¢genes de La Chanca para cimentar su nombre. Tras el tremendismo, se sumergi¨® en una explosi¨®n playera de colores pop. Barrigas orondas que estallan en ba?adores de lunares y flores kitsch. Turistas n¨®rdicas pintadas como para ir de caza mientras tomaban el sol en Marbella. Alguna fue exhibida hace menos de un a?o en Nueva York en una muestra comisariada por Martin Parr, aunque a P¨¦rez Siquier no le entusiasma mirar atr¨¢s: "He procurado vivir m¨¢s el futuro y el presente que las nostalgias".
Sobre la mesa, atiborrada de papeles y objetos, tiene unos billetes de avi¨®n a Madrid, fotos con Masats y una agenda abierta por la letra c. A mano, el equipo de m¨²sica y compactos de jazz, blues y country. S¨®lo los escucha cuando no lee. Y haga lo que haga, a las 19.30 corta para prepararse un gin tonic. Quiera o no, en este despacho se rastrea la historia de sus c¨¢maras Contact, Rollieflex, Hasselblad y Olympus. Ninguna toma digital. No har¨¢ esa mudanza. "Si fuera m¨¢s joven o si fuera un profesional no tendr¨ªa m¨¢s remedio, pero como soy el que manda en m¨ª mismo no quiero romper mi m¨¦todo", sentencia. El 15 de enero presentar¨¢ su pr¨®xima exposici¨®n en el Centro Andaluz de la Fotograf¨ªa: Al fin y al cabo. Son 60 im¨¢genes del cabo de Gata, acompa?adas de poemas (Bonet, Valente, D'Ors, Villena...), en las que reniega del retrato-postal y juega con el trampantojo. P¨¦rez Siquier mira lo que otros no ven. No retoca, no manipula. "Nunca intervengo en la foto". Tiene una peculiar manera de mirar. "Mirar es haber visto".
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