La recta final de Guant¨¢namo
Los prisioneros est¨¢n expectantes ante el compromiso de Obama de cerrar el penal
En una peque?a aula cerrada de un peque?o extremo de la isla de Cuba se puede aprender a pintar, a hablar ingl¨¦s, y, dentro de poco, ense?ar¨¢n a distinguir rocas y minerales en una clase de geolog¨ªa. Pero no es una clase normal. Las sillas de los pupitres met¨¢licos de la sala tienen en sus patas cadenas y esposas. Y se usan. Es uno de los campos de prisioneros de Guant¨¢namo, la base militar estadounidense en la que el Gobierno de este pa¨ªs decidi¨® hace seis a?os librar parte de su guerra contra el terrorismo islamista.
La vida contin¨²a en este rinc¨®n del planeta, sin¨®nimo para el resto del mundo de torturas y excesos gubernamentales, como si el presidente electo de EE UU, Barack Obama, no hubiera anunciado su pr¨®xima clausura. Y el Ej¨¦rcito se esfuerza por mostrar que el diablo no es tan fiero como lo pintan, que han aprendido de sus errores y que las condiciones de los presos han mejorado. Pero hay agujeros negros.
No se puede hablar con los prisioneros, ni se ofrece una lista con sus nombres
Aspectos que no se muestran y datos imposibles de obtener. Todo con el argumento, siempre presente, de la "seguridad nacional".
Lo que se sabe es que por la prisi¨®n han pasado m¨¢s de 700 "detenidos", la f¨®rmula que se usa para evitar llamar por su nombre, prisioneros, a personas que no han sido condenadas ni, en la mayor parte de los casos, procesadas. Que ahora hay unos 250 divididos en nueve campos con distintos niveles de seguridad. Que en uno de ellos, el Campo IV, donde est¨¢n los menos conflictivos, los presos viven en comunidad mientras que en el V o VI pasan 20 o 22 horas al d¨ªa en su peque?a celda individual en la que jam¨¢s se apaga la luz, con un diminuto ventanuco, una cama, un lavabo de metal y un inodoro. Que en otro campo, llamado Iguana, est¨¢n encerrados 17 chinos musulmanes, de etnia uigur, a los que ya no se considera "combatientes enemigos" y a los que se quiere liberar pero no se sabe en qu¨¦ pa¨ªs por miedo a las represalias que podr¨ªan sufrir en China.
Y es bueno constatar que el infame campo X-Ray, una especie de zool¨®gico con jaulas met¨¢licas y techos de madera donde vivieron como animales los primeros 20 detenidos que llegaron a Guant¨¢namo en enero de 2002, y que lleg¨® a alojar a tres centenares, parece que ya no se usa. Se cerr¨® formalmente en abril de ese mismo a?o despu¨¦s de que las fotos de los presos de rodillas y con grilletes dieran la vuelta al mundo. Ahora las jaulas est¨¢n comidas por la maleza y dentro s¨®lo se ven familias de hut¨ªas, unos roedores inmensos.
Tambi¨¦n se sabe que el Gobierno s¨®lo ha presentado cargos formales contra 21 prisioneros. Tres han sido ya condenados y dos de ellos, el australiano David Hicks -que se declar¨® culpable y no lleg¨® a juicio- y el yemen¨ª Salim Hamdan -ex ch¨®fer de Osama Bin Laden- ya han vuelto a sus pa¨ªses de origen. Otro, Al¨ª Hamza al Bahlul, se neg¨® a recibir asistencia jur¨ªdica y fue condenado a cadena perpetua. Ahora vive solo en una parte especial del Campo V, el de m¨¢xima seguridad, porque los "condenados" no pueden juntarse con los "detenidos". En el campo dicen que no est¨¢ solo; que puede relacionarse con personal contratado que habla su idioma.
El contralmirante David Thomas, al mando de los centros de detenci¨®n de Guant¨¢namo, asegura que nadie sufre aislamiento, que las horas al aire libre y en comunidad acaban de aumentarse a cuatro al d¨ªa en los campos que no tienen vida comunitaria y que, como m¨ªnimo, aunque hayan cometido infracciones, tienen dos. Y que se sigue interrogando, pero de forma voluntaria. "Como en una conversaci¨®n. Cuando quieren irse, se marchan".
Oficiales de las Fuerzas Armadas encargados de los centros de detenci¨®n ense?an a la prensa las instalaciones de forma selectiva. Muestran la ropa y utensilios que recibe cada prisionero, los diferentes tipos de celdas en funci¨®n del nivel de seguridad y los espacios comunes del campo IV, donde los detenidos duermen en grupo y se les ve juntos por el patio.
Pero en los campos V y VI no se ve a ning¨²n preso. S¨®lo se ense?an espacios vac¨ªos. Desde fuera se puede o¨ªr como se hablan entre las celdas, a gritos y en ¨¢rabe. Es una forma de comunicarse en un lugar en el que pueden pasar 20 o 22 horas al d¨ªa completamente solos. Tampoco tienen intimidad. Cada tres minutos, en el caso del campo V, un guarda se asoma para ver qu¨¦ est¨¢n haciendo.
No se puede hablar con los prisioneros. Ni siquiera el grupo de uigures puede comunicarse con la prensa a pesar de que ya no son considerados combatientes enemigos. Es una decisi¨®n que se toma en el departamento de Defensa, seg¨²n explica el contralmirante Thomas.
Tampoco se ofrece una lista con los nombres y apellidos de los reos, ni es posible saber de forma precisa cu¨¢ntos hay en cada campo. Ni el total exacto. Ni por qu¨¦ unos 25 viven en los campos I, II o III, de los que se dice que son instalaciones viejas "medio cerradas". Y el campo VII, donde habitan 15 detenidos trasladados a Guant¨¢namo desde c¨¢rceles secretas de la CIA, es un puro misterio: hasta el pasado febrero no se confirm¨® de forma oficial su existencia, y su ubicaci¨®n es un secreto nacional. S¨®lo algunos abogados han podido entrar. All¨ª est¨¢ encerrado el presunto cerebro del 11-S, Jalid Sheij Mohamed.
Guant¨¢namo sigue lleno de secretos. A partir del pr¨®ximo 20 de enero, el nuevo Gobierno de Obama tendr¨¢ que tomar un sinf¨ªn de decisiones complicadas sobre este trozo de tierra. "Los prisioneros lo saben y est¨¢n expectantes", dice el abogado de uno de ellos, el comandante David Frakt. La c¨¢rcel que peor prensa ha dado al pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo est¨¢, probablemente, viviendo sus ¨²ltimos d¨ªas. Pero hace como si nada pasara.
"Hemos aprendido de nuestros errores"
El comit¨¦ de Servicios Armados del Senado norteamericano aprob¨® el jueves un duro informe en el que afirma que las torturas en Guant¨¢namo fueron una decisi¨®n pol¨ªtica adoptada por el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld y otros oficiales de alto rango. En Guant¨¢namo, un portavoz del Pent¨¢gono, Jeffrey D. Gordon, reconoce que se han cometido errores, pero individuales, y que los culpables "han sido castigados". "El informe del Senado est¨¢ muy politizado", contin¨²a. "Nosotros hemos llevado a cabo m¨¢s de 12 investigaciones sobre nuestras operaciones de detenci¨®n y no se ha encontrado ninguna directriz pol¨ªtica que aprobara los malos tratos a los detenidos. La guerra contra el terrorismo es nueva y se han cometido errores durante los primeros a?os, pero hemos aprendido de ellos".
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