El retorno de Los Panteras Rosas
La polic¨ªa francesa sospecha que el ¨²ltimo gran atraco en Par¨ªs es obra de una banda balc¨¢nica especializada
El viernes 5 de diciembre, cuando ya anochec¨ªa en un Par¨ªs invernal a esa hora torera de las cinco, cuatro ladrones perfectamente adiestrados entraron en una famosa joyer¨ªa del rinc¨®n m¨¢s lujoso de la ciudad dispuestos a dar el golpe de su vida. Lo dieron: 85 millones de euros en diamantes del tama?o de un huevo de p¨¢jaro peque?o, entre otras joyas.
Tardaron 15 minutos y s¨®lo pegaron a una persona. Se esfumaron sin que nadie se fijara en ellos, confundidos entre la gente de una calle muy concurrida a esa hora. La aseguradora de la joyer¨ªa Harry Winston, situada a un paso de los Campos El¨ªseos, ya ha puesto precio a la cabeza de la banda: 750.000 euros de recompensa por una pista fiable. La polic¨ªa, por su parte, se pregunta si este grupo de cuatro atracadores r¨¢pidos y certeros no pertenece a una extra?a y difusa red de salteadores de comercios de lujo por todo el mundo, conocidos como Los Panteras Rosas.
Los 200 miembros del clan roban en cualquier parte del mundo
Act¨²an con rapidez, agilidad y conocimiento del terreno
"Desde luego, contamos con que puedan ser Los Panteras Rosas, pero en este momento no podemos decir si son ellos o no", asegura al diario International Herald Tribune una portavoz de la Fiscal¨ªa francesa.
El mote f¨¢cil, proveniente de la pel¨ªcula protagonizada por David Niven, lo puso Scotland Yard cuando en 2004 descubri¨® en casa de uno de los integrantes de esta banda un diamante de 600.000 euros escondido en un bote. Desde entonces, los cerca de 200 miembros de este clan esparcido -que en principio carecen de un jefe definido, que proceden de la antigua Yugoslavia y que se esconden detr¨¢s de trabajos vulgares hasta que reciben una llamada y se re¨²nen en torno de una joyer¨ªa para desvalijarla- han atracado decenas de establecimientos de lujo. Han robado, entre otros lugares, en Dubai (Emiratos ?rabes Unidos), empotrando dos coches de gran cilindrada en una joyer¨ªa y llev¨¢ndose m¨¢s de 2.250.000 euros, o en Tokio, donde en 2004, disfrazados de clientes adinerados, se llevaron un collar de 116 diamantes valorado en 23,5 millones de euros.
En el caso de la joyer¨ªa parisina, no falt¨® el elemento peliculero. Los cuatro atracadores se presentaron aparentando ser turistas ricos (nada extra?o en esa zona de la ciudad de hoteles cargados de estrellas). Arrastraban maletitas con ruedas de las que no se facturan en los aeropuertos. Para levantar menos sospechas, tres de ellos, adem¨¢s, iban disfrazados de mujer, con pelucas rubias, gafas de sol y bufandas. En ese momento hab¨ªa unas 15 personas en la tienda, todos empleados menos un cliente y un proveedor. Una vez dentro, tres ladrones sacaron sus pistolas y un cuarto una granada de mano. Se dirigieron a algunos de los vendedores por su nombre de pila. Sab¨ªan d¨®nde estaban los escondites de las joyas m¨¢s valiosas. En menos de 15 minutos llenaron sus maletas con las joyas y se volatilizaron.
Algunos polic¨ªas han manifestado a la prensa francesa que el m¨¦todo empleado tiene puntos en com¨²n con las actuaciones de los denominados Panteras Rosas (la rapidez, la agilidad y el conocimiento del terreno) y puntos en los que no coinciden (menos violencia que otras veces, el hecho de hablar franc¨¦s aunque con acento eslavo). Los agentes especializados en los delitos de las redes de crimen organizado examinan estos d¨ªas los v¨ªdeos de la c¨¢mara de seguridad del d¨ªa del golpe y de los d¨ªas previos, ya que se supone que los atracadores hab¨ªan visitado el establecimiento con anterioridad y que, incluso, ten¨ªan contactos con personal de la joyer¨ªa. La polic¨ªa, con todo, ya ha asegurado que ser¨¢ una investigaci¨®n "larga y dif¨ªcil", que no tiene por qu¨¦ conducir para nada al ¨¦xito.
De hecho, hace un a?o, la misma joyer¨ªa sufri¨® un atraco parecido. Los ladrones (Panteras Rosas o no) se llevaron 20 millones de euros en esmeraldas y rub¨ªes. La aseguradora prometi¨®, como ahora, una recompensa para todo aquel que aportara un dato bueno. Entonces puso sobre la mesa 375.000 euros de gancho.
A¨²n siguen ah¨ª.
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