Aprender a ense?ar

Dos art¨ªculos de EL PA?S me han causado asombro y sonrojo (Algunos males del sistema educativo, R. Moreno, 4 de diciembre; La estafa de ense?ar a ense?ar, A. de la Oliva, 8 de diciembre). Defienden que no es necesario que un profesor aprenda a ense?ar, que un mal de nuestro sistema son los expertos en la formaci¨®n de docentes o se niega la posibilidad de "un saber... cuyo contenido sea el ense?ar..." y que las investigaciones e innovaciones did¨¢cticas tengan valor. Parece que cuando todo cambia lo ¨²nico que no deber¨ªa cambiar es la ense?anza.

Es cierto que sin una s¨®lida base disciplinar no se puede ser profesor, nadie lo duda. Pero no es garant¨ªa de que los alumnos aprendan. Todos hemos tenido alg¨²n mal profesor buen conocedor de su materia. Los buenos alumnos aprenden con profesores que no saben ense?ar, pero los estudiantes con m¨¢s dificultades, no.

Es cierto que hay expertos que no han pisado un aula de secundaria, pero hay muchos que s¨ª lo han hecho. ?Rechazar¨ªamos a un epidemi¨®logo que no haya sido m¨¦dico de familia?

A lo largo de los a?os, a veces no he conseguido lo esperado con mis alumnos. Lejos de delegar responsabilidades en causas externas, he buscado con autocr¨ªtica qu¨¦ pod¨ªa cambiar yo. Aunque a R. Moreno le parezca una "necedad", como profesor de f¨ªsica y qu¨ªmica, aprendo de revistas y libros de did¨¢ctica y del contacto con profesionales de otros campos.

Su trabajoe de partida. Los art¨ªculos citados dejan un poso amargo y no puedo evitar ver un cierto "elogio de la ignorancia", peligroso en tiempos en los que alumnos y sociedad parecen evolucionar m¨¢s r¨¢pidamente que docentes y escuela.