El 'intocable' de Chicago

El fiscal Patrick J. Fitzgerald, de 47 a?os, lleg¨® desde Nueva York a Chicago 10 d¨ªas antes del atentado contra las Torres Gemelas. La idea era enviar all¨ª a un fiscal que no conociese a nadie, en un Estado como Illinois, donde hasta la directora de un colegio donde alguien pretende matricular a sus hijos pregunta: "?Usted a qui¨¦n conoce, qui¨¦n es su padrino?". En s¨®lo siete a?os, Fitzgerald y su equipo de 300 personas, entre las cuales hay 161 abogados, han hecho un trabajo de limpieza en las calles como no se hab¨ªa visto desde finales de 1929, cuando el coronel Robert McCormick, propietario del peri¨®dico Chicago Tribune, pidi¨® al director del FBI que enviase a un agente a Chicago a quien nadie pudiese comprar y J. Edgar Hoover mand¨® a Eliot Ness y su equipo de "intocables".

Parec¨ªa que tarde o temprano, un fiscal como Fitzgerald tendr¨ªa que llegar a Chicago, una ciudad en la que Richard J. Daley (1902- 1976), alcalde durante 21 a?os y padre del actual primer edil, declar¨® a la prensa cuando le acusaron de favorecer con una concesi¨®n p¨²blica a un hijo, hermano del actual alcalde: "Si un hombre no va a poder ayudar a su hijo, entonces... b¨¦same el culo". Daley sol¨ªa afirmar que lo que era bueno para ¨¦l era bueno para la ciudad. Y demasiados pol¨ªticos en Illinois parecen seguir esa m¨¢xima.

En siete a?os, Fitzgerald ha procesado a m¨¢s de 60 funcionarios, entre los cuales se encuentra alg¨²n estrecho colaborador del alcalde dem¨®crata Richard M. Daley, un ex polic¨ªa acusado de torturar a prisioneros y grandes empresarios de la ciudad como Tony Rezko, amigo y recaudador de dinero en las campa?as de Barack Obama y en las del gobernador dem¨®crata Rod Blagojevich. Muchos de ellos se encuentran en la c¨¢rcel y otros a la espera de sentencia.

Fitzgerald est¨¢ intentando ahora enviar a prisi¨®n a Blagojevich por subastar el esca?o vacante de Obama en el Senado. Pero antes de eso, en 2002, ya proces¨® al republicano George Ryan, antecesor de Blagojevich y en prisi¨®n desde 2006, por vender licencias de conducir. Y mientras tanto, a¨²n le dio tiempo para enfrentarse con una mano al Gobierno del presidente George Bush, y con la otra, al diario m¨¢s influyente del mundo, The New York Times. Fitzgerald logr¨® probar las filtraciones que hab¨ªa hecho la Casa Blanca a una periodista de The New York Times para justificar la guerra de Irak. El fiscal consigui¨® una condena de dos a?os y medio de prisi¨®n para Lewis Scooter Libby, entonces jefe de gabinete del vicepresidente, Dick Cheney, por desvelar la identidad de Valerie Plame, una agente secreta de la CIA. Pero Bush se salt¨® la ley y conmut¨® la pena a Libby.

Hijo de un inmigrante irland¨¦s que trabajaba de portero en Manhattan, el Intocable naci¨® en el barrio neoyorquino de Brooklin y destac¨® en el instituto y la universidad jugando al rugby, con su 1,88 metros de altura y 97 kilos de peso. Trabaj¨® durante tres a?os para el sector privado y como fiscal empez¨® a hacerse un nombre en Nueva York en los juicios contra Omar Abdel Rahman, responsable en 1993 del atentado contra el World Trade Center que mat¨® a 224 personas; contra los terroristas islamistas que atentaron en 1998 contra las Embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, y contra el capo mafioso Joseph Gambino.

Aunque tiene fama de trabajador empedernido, Fitzgerald parece encontrar tiempo para mantener desde hace cuatro a?os un blog subtitulado Fighting for truth (Luchando por la verdad). En la p¨¢gina, donde abundan los comentarios de rendidas admiradoras, Fitzgerald ofrece una lista de su m¨²sica preferida (Neil Young, Bruce Springsteen, los Ramones...), pel¨ªculas (Doce hombres sin piedad, Presunto inocente, pero no Los Intocables de Eliot Ness) y su cita predilecta: "El amor con condiciones es un ox¨ªmoron". Fitzgerald ha vivido soltero hasta este a?o, en que se cas¨® con una profesora 12 a?os m¨¢s joven.