Nuestra vecina pintora y republicana
Majadahonda homenajea a la artista ?ngeles Santos, de 97 a?os
Para la artista ?ngeles Santos Torroella, nacida en Portbou en 1911, pintar durante su adolescencia fue como arrancarse las ideas con tenazas y clavarlas en un lienzo con chinchetas. A veces, hasta dol¨ªa. Sobre todo cuando las im¨¢genes le atormentaban en sue?os y ten¨ªa que levantarse corriendo para trasladarlas al cuadro, a pinceladas r¨¢pidas, oscuras, on¨ªricas. S¨®lo as¨ª pod¨ªa continuar descansando, sin saber que lo que ella hac¨ªa ten¨ªa su r¨¦plica en la escritura autom¨¢tica del surrealismo.
La Casa de Cultura de Majadahonda ha dado recientemente el nombre de ?ngeles Santos a una de las salas municipales de exposiciones. Esta pintora de la vanguardia de los a?os veinte -residente en el municipio-, contempla hoy su obra con ojos casi transparentes y nost¨¢lgicos. "Portbou... ah, la playa. Creo que a¨²n no me he muerto por lo feliz que fui all¨ª durante mi ni?ez", explica mientras se?ala uno de sus cuadros de paisajes con su elegante bast¨®n.
"?Parecen 'picassos'!", cuentan que exclam¨® Garc¨ªa Lorca al ver su obra
"Me trastorn¨® pintar las cosas que imaginaba", dice la autora
A los 18 a?os, Santos se convirti¨® en la joven prodigio que sorprend¨ªa al p¨²blico y la cr¨ªtica con sus planetas c¨²bicos y ¨¢ngeles extraterrestres que encend¨ªan velas, inspirados en un poema de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Surrealismo puro que pintaba en su habitaci¨®n, con el colch¨®n de la cama colocado a los pies de un lienzo gigantesco titulado Un mundo, hoy custodiado por el Museo Reina Sof¨ªa junto a otro de sus ¨¦xitos, La tertulia. "Cuando pint¨¦ Un mundo y Tierra hab¨ªa le¨ªdo en las revistas de arte sobre un tal Picasso y el cubismo. Simplemente me pareci¨® m¨¢s f¨¢cil pintar un planeta as¨ª, con las superficies planas en vez de redondas. Era una ¨¦poca, en 1929, en la que se hablaba mucho de viajar a Marte y lo pint¨¦ pensando que si consegu¨ªamos llegar all¨ª podr¨ªamos ense?¨¢rselo a los marcianos", comenta la artista con un gui?o medio en serio medio en broma.
Igual de intrigados se quedaron los intelectuales que descubrieron su obra en el Sal¨®n de Oto?o de Madrid. "?Parecen Picassos!" cuentan que exclam¨® Federico Garc¨ªa Lorca cuando conoci¨® sus cuadros, y empez¨® a cartearse con ella como har¨ªan Jorge Guill¨¦n y Ram¨®n G¨®mez de la Serna, quien incluso fue a visitarla a Valladolid.
Porque si hubo algo que obsesion¨® a la pintora durante su adolescencia fue la espiritualidad, el viaje del alma, la muerte. Los cielos de El Greco y las figuras humanas entre el cartelismo y el posexpresionismo alem¨¢n le serv¨ªan para exhibir su angustia existencial en obras como Alma que huye de un sue?o, La ni?a muerta o Persona abierta. "Siempre he sido muy retra¨ªda, pero lleg¨® un momento en que s¨®lo pod¨ªa comunicarme por la pintura donde reflejaba esos mundos. Al final me demenci¨¦, me trastorn¨® un poco pintar las cosas que imaginaba, as¨ª que me llevaron a descansar a un sanatorio", cuenta con una sonrisa triste. Una carta de Ram¨®n G¨®mez de la Serna sirvi¨® para que su padre la sacara de all¨ª, pero nunca volvi¨® a ser la misma.
Santos dej¨® de pintar. Al menos con aquella oscuridad en los tonos y desesperada soledad en el planteamiento. Y s¨®lo recuper¨® los pinceles cuando conoci¨® al artista Emili Grau Sala en 1935. Cambi¨® de estilo. No volvi¨® a dibujar ¨¢nimas voladoras, ni muertos ni calaveras. Destruy¨® parte de sus anteriores telas y pint¨® bodegones sobre lienzos de su ¨¦poca joven. En definitiva, encontr¨® la serenidad. Nunca m¨¢s volvi¨® a despertarse a medianoche para pintar un sue?o de fantasmas.
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