Atropellado Valencia

El f¨²tbol gris y atropellado no dio resultado al Valencia ayer. Pese a la dificultad a?adida, pues al menos medio estadio estaba impracticable, no era excusa suficiente la nieve. Sali¨® con la mentalidad adecuada. Deb¨ªa ganar para ser primero de grupo. Retuvo el bal¨®n. Y trat¨® de proponer su juego. Eso s¨ª, sin la exquisitez de los hombres de creaci¨®n, ayer en el banquillo, el toque lo pon¨ªan Vicente y Fernandes. E incluso Joaqu¨ªn o Viana, tan intermitente siempre, digno sustituto de Baraja ayer, que dibujaron para Morientes el tanto del empate inicial.

Pero el Saint Etienne, que no ha perdido en su estadio ninguno de los ¨²ltimos siete partidos de competici¨®n europea, se desquit¨® de su p¨¦sima temporada en la liga francesa. Est¨¢ a dos puntos del descenso. Aunque no lo pareciera ayer. Y descubri¨® en sus filas a hombres v¨¢lidos. Muy peligrosos a la contra. Y con picard¨ªa. Se aprovecharon de la extra?a ubicaci¨®n de Maduro en el eje de la defensa, caso del mediocentro Machado, o del escaso ritmo de Curro Torres, caso de Payet, una pesadilla para el lateral, a quien super¨® una y otra vez. Ilan se nutri¨® del juego de ambos. Del genial bal¨®n vertical de Payet, que el punta pic¨® para superar a Guaita con facilidad. O de la jugada entre Machado y Andreu. Ilan, al acecho, se aprovech¨® del error del joven guardameta valenciano, a quien el bal¨®n se le resbal¨® de las manos.

Consciente de sus p¨¦simos 45 minutos iniciales, Guaita se empecin¨® en lavar su imagen. Se envalenton¨® en un par de salidas. Y salvo al Valencia de la goleada cuando el equipo franc¨¦s asedi¨® sin descanso la meta del canterano. Hab¨ªan construido los de Emery una autopista libre de peajes entre Marchena y Maduro por la que Ilan, Payet y Mirallas transitaron sin piedad. Sin acierto, tambi¨¦n.

Y evit¨® as¨ª el Valencia la derrota. Se espabil¨® con los cambios. Sin el lastre de Curro Torres, gan¨® en defensa con un omnipresente Miguel. Silva reaviv¨®, aunque sin consecuencias, el juego de los suyos, que aparcaron el recurso al balonazo y las torpes entregas de los primeros minutos en la reanudaci¨®n del partido. Y los de Emery tuvieron que conformarse con el testarazo del grandull¨®n Zigic, que clav¨® las rodillas en el suelo para poder rematar el bal¨®n que le hab¨ªa cedido Del Horno. Un empate. Una segunda plaza. Y gracias. Pues hab¨ªa vivido el Valencia entre la congoja y el llamamiento a la ¨¦pica, que no fue suficiente.