Debemos consumir, pero no podemos
Gobiernos y expertos imploran que no pare el gasto para salvar la econom¨ªa - El mayor endeudamiento, la hipoteca, el paro y el miedo lo impiden - ?Es hora de ahorrar o de comprar?
El deber de consumir o la virtud de ahorrar. Los Gobiernos est¨¢n empleando todas las f¨®rmulas posibles para reactivar el gasto de los ciudadanos e incluso apelan a su responsabilidad para que no se pare la maquinaria, no haya cierres empresariales, m¨¢s despidos y, por tanto, todav¨ªa menos consumo. Pero el discurso no llega de forma tan n¨ªtida. A las puertas de la Navidad, la ¨¦poca del a?o en la que m¨¢s se consume, Madrid y Barcelona han decidido gastar m¨¢s en alumbrar sus calles para invitar al ciudadano a salir de tiendas, mientras que San Sebasti¨¢n o C¨®rdoba quieren predicar la austeridad. Esto ocurre cuando los hogares est¨¢n m¨¢s endeudados que nunca y se han decidido a ahorrar. ?Qui¨¦n tiene raz¨®n?
Madrid y Barcelona han sido las que m¨¢s han invertido en alumbrado
El ahorro de los hogares se ha disparado a la vez que cae el consumo
La cuesta de enero duraba hasta marzo otros a?os porque se pagaba a cr¨¦dito
Los comerciantes prev¨¦n que estas pascuas se comprar¨¢ menos y m¨¢s barato
La mayor¨ªa de los Gobiernos est¨¢n tratando de reactivar el consumo, muy deteriorado sobre todo con el aumento del paro. Por ejemplo, el Reino Unido quiere estimularlo con rebajas de impuestos. Y la bajada de tipos de inter¨¦s hasta el inusual 0% en Estados Unidos tambi¨¦n busca recuperar la circulaci¨®n de dinero e impulsar el consumo. En Espa?a, la devoluci¨®n de 400 euros del Gobierno ten¨ªa el mismo fin. El presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla, fue muy expl¨ªcito e inst¨® a quienes tienen dinero a que estas navidades rompan la hucha y consuman para evitar que se destruyan empleos.
Sin embargo, los ayuntamientos no lo tienen tan claro como los Gobiernos. Madrid se ha gastado 4,6 millones para alumbrar 160 espacios de la capital durante las fiestas, 600.000 euros m¨¢s que el a?o pasado. Barcelona, una ciudad tradicionalmente austera en la decoraci¨®n navide?a, tambi¨¦n ha aumentado su presupuesto hasta 1,2 millones tras alcanzar un pacto con los comerciantes y Endesa. El alcalde, Jordi Hereu, pretende con ello "plantar cara a la crisis" y animar a barceloneses y turistas a que salgan a la calle y de compras.
Otros consistorios han optado por el ahorro, bien porque sus arcas est¨¢n maltrechas o para dar ejemplo de austeridad. San Sebasti¨¢n decidi¨® ahorrar 140.000 euros en su ornamentaci¨®n. Y la misma decisi¨®n han tomado Sevilla, C¨®rdoba, Pamplona, Oviedo o Zaragoza.
Muchos ciudadanos consideran un derroche que Madrid o Barcelona gasten tanto, m¨¢s a¨²n cuando los consistorios se quejan de tener menos ingresos y, por tanto, menos posibilidades para atender a sus habitantes. A su vez, otros tachan de exagerados a quienes eligen lo contrario. ?Tan efectivos son estos mensajes?
Javier D¨ªaz-Gim¨¦nez, profesor de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad Carlos III e IESE, opina que "cada uno tomar¨¢ su decisi¨®n" sobre todo en funci¨®n de tres variables: la situaci¨®n y las perspectivas laborales familiares, su estado financiero y las expectativas de mejorar o empeorar. Todos los expertos consultados coinciden en que las expectativas y la confianza son la clave. Y, de momento, no parece que el temporal vaya a amainar.
La tasa de paro ha subido en apenas un a?o del 8,3% al 11,3%, y las cajas de ahorros prev¨¦n que siga escalando el a?o que viene hasta casi el 16% (ver gr¨¢fico). La deuda familiar disminuir¨¢, pero a costa de apretarse el cintur¨®n y consumir un 2% menos el a?o que viene. Esto ha impulsado la tasa de ahorro desde el 8,9% hasta el 14%, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, desbordando todas las previsiones realizadas por los servicios de estudios de instituciones financieras.
Los pron¨®sticos para estas navidades son que el consumo descienda. Las m¨¢s optimistas, de la consultora Deloitte, se?alan una ca¨ªda del 4,3% en Espa?a. Las organizaciones de consumidores prev¨¦n que el gasto baje alrededor del 7%, mientras que la patronal de los comerciantes sopesa un derrumbe de entre el 10% y el 15%.
Ante este panorama, los economistas recomiendan no caer en una vor¨¢gine psic¨®tica y consumir, pero de forma racional y sin endeudarse. El presidente de la Asociaci¨®n de Estudios Psicol¨®gicos y Sociales y experto en consumo, Javier Garc¨¦s, opina que el ciudadano debe gastar en funci¨®n de c¨®mo le afecte la crisis. "Primero debe ver si ha consumido de forma normal, sin excesos. Y segundo, preguntarse c¨®mo le afecta la crisis. A partir de ah¨ª, la m¨¢xima normalidad y racionalidad", asegura. Para Garc¨¦s, lo excesivo es dejarse en Navidad el dinero que no se tiene. Es entonces cuando la cuesta de enero se alarga hasta febrero o marzo.
El patr¨®n de comportamiento que han seguido hasta ahora los consumidores y la compleja situaci¨®n de los mercados hacen prever una cuesta de enero dura pero corta. Las grandes superficies registraron una alta afluencia en el ¨²ltimo puente de la Constituci¨®n, lo que no se interpret¨® como un repentino af¨¢n consumista, sino como una compra anticipada de Navidad para hallar mejores precios. El aumento del paro, adem¨¢s, supone que hay m¨¢s gente que cobra menos. No hay tanto dinero para ir de tiendas. Y de forma paralela, el ahorro sigue increment¨¢ndose y ya no hay las mismas facilidades para endeudarse. Han desaparecido muchas de las ofertas que permit¨ªan, por ejemplo, comprar un televisor con plazos largu¨ªsimos.
"Antes de la crisis financiera las entidades bancarias daban muchas facilidades para endeudarse. Esta vez la gente no lo tendr¨¢ tan f¨¢cil, porque cuesta mucho m¨¢s obtener cr¨¦dito", sostiene la directora del ¨¢rea de Consumo y Distribuci¨®n de Deloitte, Victoria Larroy. Precisamente ¨¦se es uno de los mayores problemas de Espa?a: que ha tenido que recurrir a financiaci¨®n externa para sufragar su crecimiento. Y que las familias est¨¢n muy endeudadas. Seg¨²n la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas), en 2007 la deuda representaba el 131% de su renta bruta disponible.
"El problema no viene por una insuficiencia del ahorro, que se ha mantenido razonablemente bien, sino por el exceso de consumo e inversi¨®n que hemos tenido que sufragar a trav¨¦s del ahorro externo, es decir, v¨ªa endeudamiento. Y ahora hay que ver si este endeudamiento fue un despilfarro o nos va a dar retornos", sostiene el catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona Ant¨®n Costas.
El profesor de marketing y miembro del Observatorio del Consumo de Esade Gerard Costa no ve tan claro que la gente no vaya a usar la tarjeta de cr¨¦dito. Opina que los ciudadanos racionalizar¨¢n su consumo, ir¨¢n a supermercados m¨¢s baratos, se har¨¢n con marcas blancas y renunciar¨¢n a alg¨²n capricho. Pero agrega que no emplear¨¢n lo que han ahorrado hasta ahora, sino que tirar¨¢n del cr¨¦dito de la tarjeta. "M¨¢s del 11% de los ciudadanos est¨¢ en el paro, de acuerdo, pero el resto no tiene por qu¨¦ ser tan austero. Explorar¨¢n el mundo low cost, pero a¨²n hay que ver si el uso de la tarjeta baja", afirma.
Seg¨²n un informe del Observatorio del Consumo, un 20% de los ciudadanos aplicar¨¢ un "r¨¦gimen duro" y recortar¨¢ gastos accesorios y un 19% comprar¨¢ a precios m¨¢s bajos de los habituales. "La actitud general es la de actuar normalmente para que los ni?os no lo noten, o la de decir: '?Y si pruebo esa marca m¨¢s barata?", a?ade Costa.
A pesar de que los espa?oles son los terceros de Europa que m¨¢s gastan, detr¨¢s de Irlanda y Reino Unido, los hogares aplicar¨¢n recortes en todo, en especial en salidas, comida y regalos. Lo corrobora Marta Andreu, que mira un escaparate de una de las principales calles comerciales de Barcelona, el Portal de l'?ngel. "Regalos, los justos, a la familia. Salidas, pocas, s¨®lo en Nochevieja. Y comida habr¨¢, pero sin exceso, que luego hay que tirar cosas. Mi chico y yo hemos decidido no pasarnos de los 700 y 750 euros", explica. La actitud de Andreu es ya bastante com¨²n. El 53% de los ciudadanos ha elaborado un presupuesto, cuando un a?o atr¨¢s s¨®lo hac¨ªa el 29%, seg¨²n Larroy.
El catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra Jos¨¦ Garc¨ªa-Montalvo se?ala que el escenario ideal ser¨ªa el del aumento del gasto. "En teor¨ªa, y en un mundo que hoy es keynesiano, se deber¨ªa consumir m¨¢s. Pero eso es la teor¨ªa. En la econom¨ªa real las decisiones se toman de forma independiente y pueden ser incluso contraproducentes", dice. Y si se sigue el modelo keynesiano, no est¨¢ de m¨¢s que las administraciones gasten m¨¢s en iluminar y arreglar las calles.
En todo caso, tanto empresas como administraciones est¨¢n preocupadas por las consecuencias que puede acarrear el par¨®n del consumo. Ayer un informe de Caixa Catalunya apuntaba que la confianza de los consumidores espa?oles, y tambi¨¦n del conjunto del continente, est¨¢n en m¨ªnimos hist¨®ricos. Seg¨²n el informe, la desconfianza y el aumento del paro har¨¢n mella en el consumo privado, que caer¨¢ un 2,2%. Es uno de los factores que lastrar¨¢n la demanda interna y, a su vez, la econom¨ªa espa?ola, que retroceder¨¢ un 0,9%. Y ah¨ª empieza el pez a morderse la cola: eso generar¨¢ m¨¢s desempleo y desconfianza.
?De eso se desprende que ser¨ªa insolidario no consumir si se est¨¢ en disposici¨®n de hacerlo? Javier Garc¨¦s lo tiene claro: "Racionalizar el gasto no lo es. Y tampoco, aunque no es bueno, cambiar los h¨¢bitos sin motivo. Pero s¨ª lo es esconder el dinero bajo una baldosa". Porque el ahorro, razona, sirve para financiar las inversiones productivas si est¨¢ en los bancos, pero no aporta nada al resto de la sociedad si est¨¢ en casa.
Costas, Garc¨ªa-Montalvo o Costa sostienen que la actitud positiva es la de Barcelona y Madrid: gastar para generar consumo. Aunque otros, como D¨ªaz-Gim¨¦nez, lo ven de otra forma: cada euro que gasta la Administraci¨®n es un euro que podr¨ªan desembolsar los ciudadanos. En cualquier caso, el consumidor es soberano y, de nuevo, har¨¢ lo que m¨¢s le convenga. Eso s¨ª, siempre tiene m¨¢s posibilidades la invitaci¨®n de los ayuntamientos en forma de luces y decoraci¨®n que las proclamas de consumir como deber casi patri¨®tico. "Si se pide a las empresas que sigan con su actividad, es l¨®gico que las administraciones mantengan las infraestructuras necesarias para que haya una campa?a de Navidad lo mejor posible. Sin duda eso tiene un impacto en el consumo", asegura Gerard Costa.
Estas navidades pondr¨¢n a prueba las costuras de la econom¨ªa real. Ser¨¢ un laboratorio real sobre el que se podr¨¢ examinar si los ciudadanos le dan un descanso a su hasta ahora decidida apuesta por el ahorro o si optan por consumir racionalmente todo el a?o, tambi¨¦n en estas fiestas. Y tambi¨¦n se ver¨¢ qui¨¦n acertaba: los ayuntamientos que decidieron predicar la austeridad dando ejemplo o los que quisieron eliminar las huellas de la crisis a base de luces y adornos.
Una Navidad de bajo coste
- Cada hogar gastar¨¢ una media de 40 euros menos estas Navidades (de 910 a 950 euros).
- La mitad de las familias va a fijarse un presupuesto que procurar¨¢ no sobrepasar.
- Las tiendas de juguetes van a ofrecer productos por debajo de los 130 euros.
- Un 20% de los hogares va a aplicar un r¨¦gimen duro y va a cortar dr¨¢sticamente
los gastos superfluos. Otro 19% va a buscar precios m¨¢s bajos que los habituales.
- Los regalos se resentir¨¢n: habr¨¢ alrededor de un 7% menos
y ser¨¢n sobre todo presentes que sean ¨²tiles, en especial ropa y calzado. Se acabaron los caprichos.
- Los comerciantes ya est¨¢n notando entre un 10% y un 15% menos de ventas, aunque el puente de la Constituci¨®n no fue mal, porque muchas personas aprovecharon para comprar anticipadamente.
- Descender¨¢ la deuda de los consumidores, porque ni las empresas ofrecen tantos productos para pagar a plazos ni las entidades financieras dan tanto cr¨¦dito como en a?os anteriores.
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