"Negr¨ªn era el alma de la resistencia republicana, y eso atrajo todas las iras"
Un bi¨®grafo acaba identific¨¢ndose de alg¨²n modo, siempre, con el biografiado. En el caso del historiador Gabriel Jackson (Nueva York, 1921), la raz¨®n de su enlace emocional con el vilipendiado ministro de Hacienda y despu¨¦s jefe de Gobierno republicano Juan Negr¨ªn viene de lejos (de los a?os sesenta, fue el primer intelectual no comunista que as¨ª lo hac¨ªa), pero tambi¨¦n de algo muy profundo. No lo confiesa: se le escapa durante la conversaci¨®n, refugiado bajo su boina y en el sof¨¢ de su peque?o piso barcelon¨¦s en el barrio del Putxet. "Quer¨ªa hacer justicia a un personaje que hizo muchas cosas en momentos muy, muy dif¨ªciles... Y yo s¨¦ qu¨¦ es eso: el macartismo quer¨ªa destruir la Universidad de California y mis colegas me escogieron para ser el presidente del Senado de mi facultad; o sea, que durante ocho a?os la defend¨ª de los ataques de los militares norteamericanos, de insidiosas gestiones en Washington, de constantes acusaciones de rojo hacia mi persona...". Y eso explica que la suya sea, de entre las m¨¢s recientes, la biograf¨ªa que m¨¢s interpreta al personaje. As¨ª que algo tiene de restituci¨®n del honor del pol¨ªtico su Juan Negr¨ªn, que tras una treintena de libros parece que ser¨¢ el ¨²ltimo: "Mis ojos ya no me permiten seguir", confiesa. Por ello, la editorial Cr¨ªtica ha empezado la recuperaci¨®n de su obra con la Biblioteca Gabriel Jackson. El valor simb¨®lico de su Negr¨ªn es, pues, total.
"Prieto se obsesion¨® con destruir su imagen. Ten¨ªa verg¨¹enza de no haber sabido aprovechar sus oportunidades. Creo que ten¨ªa celos de su coraje"
PREGUNTA. Su libro llega tras el de Enrique Moradiellos y el de Ricardo Miralles. Muy avanzada la democracia para rehabilitarle. ?Tan peligroso era?
RESPUESTA. Tanto la izquierda como la derecha saben que la guerra hubiera acabado casi un a?o antes sin su actitud: Negr¨ªn era el alma de la resistencia republicana desde que se convirti¨® en ministro de Hacienda. Y eso atrajo todas las iras.
P. Le califica de "cabal", "verdadero dem¨®crata", que patrulla para acabar con los pistoleros, que cede su coche privado con ch¨®fer para llevar material de guerra al frente, que gestiona pasaportes para sacar de Espa?a a gente perseguida... Queda muy bien y contrasta con su leyenda negra.
R. Es que fue un cient¨ªfico importante y un pol¨ªtico remarcable: calibra much¨ªsimo mejor que los l¨ªderes franceses e ingleses el juego de Hitler y, en clave interior, intenta convencer a UGT y CNT de que no se puede simultanear guerra y revoluci¨®n. En relaci¨®n con la pol¨ªtica local, es el jefe de Gobierno m¨¢s europeo del lado republicano: ha estudiado econom¨ªa, habla idiomas; en fin...
P. Sorprende que tuviera enemigos hasta en su partido, el PSOE, que aliment¨® su leyenda negra, y en particular Indalecio Prieto, de quien fue amigo y disc¨ªpulo casi 10 a?os.
R. Prieto se obsesion¨® con destruir su imagen. ?Por qu¨¦? Porque ten¨ªa verg¨¹enza interna de no haber sabido aprovechar sus oportunidades. Era el pol¨ªtico m¨¢s cualificado para asumir la jefatura del Gobierno, pero por dos veces Aza?a se la ofreci¨® y ¨¦l la rechaz¨®. Mucho del apoyo al golpe de Estado en 1936 vino dado por la sensaci¨®n de confusi¨®n y caos que daba la Rep¨²blica, de que aquello no se pod¨ªa controlar ni en lo social ni en lo econ¨®mico... Prieto dijo, pues, que no, pero Negr¨ªn, con menos experiencia, dijo que s¨ª. Y eso es admirable. Creo que Prieto ten¨ªa celos del coraje de Negr¨ªn.
P. ?Qu¨¦ hay de su famosa bulimia y su actitud de mujeriego?
R. He le¨ªdo todas las porquer¨ªas que se dicen de Negr¨ªn, por ejemplo, en la web Libertad digital, pero son t¨®picos denigrantes: ni uno solo de los comentarios se?ala d¨®nde o cu¨¢les fueron sus errores. Lo que ocurre es que a¨²n quedan muchos franquistas de coraz¨®n que se dicen de derechas o apol¨ªticos, pero que su opini¨®n sobre la Rep¨²blica es que fue todo caos y cr¨ªmenes de un solo bando. Lo de las fosas no ha hecho m¨¢s que calentar las emociones.
P. Pero tras 70 a?os, que las caliente as¨ª.
R. La teor¨ªa de no remover el pasado puede estar bien, el problema es que media Espa?a no ha tenido la libertad de poder plantearse eso.
P. ?Estaba de acuerdo con la iniciativa del juez Garz¨®n, entonces?
R. Creo que val¨ªa la pena dar la oportunidad a las familias que quieren recuperar los restos de los suyos y cumplir el ritual del entierro digno; me impresiona como extranjero ese proceso, pero puedo entenderlo, y m¨¢s como reacci¨®n a unos desmanes. Porque hay que recordar que la guerra civil espa?ola fue de las m¨¢s sucias del mundo: en el bando republicano hubo desmanes, pero lo que dijeron y promovieron los jefes del bando rebelde como Franco, Mola y Queipo de Llano, alentando la aniquilaci¨®n del contrario, nunca tuvo parang¨®n en el otro lado; no dieron ejemplo de nada, al contrario.
P. ?Alguna idea para resolver el conflicto?
R. Que se utilizara el Valle de los Ca¨ªdos como monumento para todos los que fallecieron. Hay ya tantos republicanos ah¨ª...
P. Repite en su libro una especie de letan¨ªa de Negr¨ªn: "No me dejan gobernar", y puede deducirse que hasta el presidente Manuel Aza?a le torpede¨® en su labor.
R. Aza?a tuvo muy buenas relaciones con Negr¨ªn hasta abril de 1938, ah¨ª empezaron a romperse, y no tanto por Aza?a como por su entorno: Juli¨¢n Besteiro, Jos¨¦ Giral y su cu?ado Cipriano de Rivas Cherif... Sus gestiones inconstitucionales en pol¨ªtica exterior, actuando a sus espaldas, molestaron a Negr¨ªn; luego, consider¨® la fulgurante dimisi¨®n de Aza?a en febrero de 1939 una traici¨®n. Aun as¨ª, separ¨® lo personal de lo pol¨ªtico, y cuando los nazis estaban a punto de entrar en Par¨ªs contact¨® con ¨¦l para sacarlo de Francia; tambi¨¦n intent¨® la reconciliaci¨®n con Prieto, sin ¨¦xito. Nadie puede reprocharle eso.
P. ?C¨®mo se explican sus roces con vascos y catalanes? ?Era antinacionalista?
R. Al contrario, era canario y estaba por una mayor autonom¨ªa. Pero ocurri¨® que sus pol¨ªticas de guerra y resistencia le obligaban a ser muy pragm¨¢tico y a centralizar el poder. Y visto as¨ª, los nacionalismos, con sus reivindicaciones, fueron un gran problema para Negr¨ªn. Con la Generalitat choc¨® por la gesti¨®n de las f¨¢bricas de guerra, la pol¨ªtica exterior de b¨²squeda de armisticio paralela que llevaban, junto a los vascos, y el control del oro del Banco de Espa?a en Catalu?a.
P. El famoso oro que acab¨® en Mosc¨²...
R. Eso est¨¢ ya muy claro: no hab¨ªa m¨¢s opciones, y el jefe de Gobierno, Largo Caballero; el ministro de Marina, Prieto, y el presidente, Aza?a, ten¨ªan constancia de lo que ocurr¨ªa y dieron su consentimiento oficial.
P. Visto todo, ?tuvo sentido la pol¨ªtica de defensa numantina que promovi¨® Negr¨ªn?
R. Es que tampoco hab¨ªa otra alternativa. Su esperanza era que Inglaterra y Francia se dieran cuenta de las intenciones de Hitler y abandonaran esa falsa no intervenci¨®n que Alemania e Italia nunca respetaron. Una parte de la culpa tambi¨¦n habr¨ªa que darla a sus amigos periodistas extranjeros, como Jay Allen, Louis Fischer y Herbert Matthews, que le hicieron concebir esperanzas de que el presidente Roosevelt cambiar¨ªa su pol¨ªtica. Y es que tras la batalla del Ebro se abord¨® la guerra espa?ola, pero los congresistas del Sur, muy conservadores, y el hecho de que el proletariado estadounidense sea muy cat¨®lico lo impidieron. Y eso que, en el fondo, Negr¨ªn era un keynesiano avant la lettre, buscando la cara humana del capitalismo. Aunque se llevara bien con ellos, Negr¨ªn no era comunista para nada.
Juan Negr¨ªn. M¨¦dico, socialista y jefe del Gobierno de la II Rep¨²blica espa?ola. Gabriel Jackson. Cr¨ªtica. Barcelona, 2008. 480 p¨¢ginas. 29,50 euros.
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