"Si Warhol viviera, saldr¨ªa de marcha con Paris Hilton"
Las memorias del artista escritas con Pat Hackett llegan a Espa?a
Existen tantos mitos alrededor de la Factory de Andy Warhol que lo ¨²ltimo que uno se imagina es que en aquel espacio dedicado a la creaci¨®n, entregado a ciertos excesos y lleno de personajes legendarios con m¨¢s o menos talento tambi¨¦n hubiera secretaria. Pat Hackett no quiere definirse como tal aunque su trabajo junto a Warhol, al menos en sus inicios, podr¨ªa encuadrarse en ese ¨¢mbito.
Desde el d¨ªa que se present¨® en la Factory a finales de 1968 movida por la curiosidad y con apenas 18 a?os y se ofreci¨® a trabajar para ¨¦l, Hackett se dedic¨® a teclear y transcribir las decenas de conversaciones que Warhol grab¨® durante aquella d¨¦cada. De esas cintas nacer¨ªa, en 1980, el libro Popism (Alfabia), las memorias de aquellos turbulentos a?os sesenta, escritas entre el artista y Hackett y que llegan a Espa?a con casi 30 a?os de retraso.
"Warhol jam¨¢s escrib¨ªa, como mucho alguna nota inform¨¢ndote de algo muy concreto. Me ofreci¨® escribir con ¨¦l sus diarios porque le gustaba mi estilo y porque me lo prometi¨® en pago a haber redactado por debajo de la mesa su primer libro: La filosof¨ªa de Andy Warhol". Hackett es pelirroja, nerviosa, habla atropelladamente y se contradice bastante. "Es que es muy complicado hablar de Warhol porque era imprevisible. Cuando muri¨® sol¨ªamos decir: 'esto o aquello le hubiera encantado a Andy', pero nadie puede saber lo que le hubiera gustado, ah¨ª radicaba su genialidad, en ser ¨²nico en cada momento". Lo explica en Nueva York, sentada frente a aquel libro de memorias que sin embargo, es s¨®lo parte de su producci¨®n.
Hackett escribi¨® el gui¨®n de varias pel¨ªculas de la Factory -en algunas tiene cr¨¦ditos como en Bad, en otras no, como Andy Warhol's Frankenstein- y sobre todo, el libro considerado m¨¢s revelador sobre el artista, Los diarios de Andy Warhol. Esta mujer inquieta trabaj¨® para ¨¦l en la Factory hasta mediados de los setenta, pero despu¨¦s concertaron conversaciones diarias por tel¨¦fono. Hab¨ªan acordado que ¨¦l le contar¨ªa con detalle qu¨¦ hab¨ªa hecho el d¨ªa anterior, en qu¨¦ se hab¨ªa gastado el dinero y ella lo anotar¨ªa todo. Tras "el asesinato" del artista -"es lo que fue, lo mataron los m¨¦dicos"- Hackett edit¨® aquellas notas, que hab¨ªa tomado religiosamente cada d¨ªa durante m¨¢s de una d¨¦cada, publicando un libro que se convirti¨® en uno de los grandes best seller de la literatura reciente. Lo curioso es que Hackett nunca haya querido escribir su propia versi¨®n. "Tendr¨ªa material, pero fue tan duro editar los diarios que no quiero volver atr¨¢s". Sin embargo, dice tener muchas fotograf¨ªas in¨¦ditas de entonces y planea publicar una recopilaci¨®n.
Hackett se gana hoy la vida escribiendo para cine y televisi¨®n, aunque tambi¨¦n hace cosas que no quiere explicar. "Mi vida es muy complicada, no sabr¨ªa por donde empezar", dice con aire entre misterioso y distante. "Cuando llegu¨¦ a la Factory, estudiaba literatura inglesa, y quer¨ªa ser periodista. Pero despu¨¦s de ver a decenas de reporteros babear detr¨¢s de Warhol para conseguir una comilla, abandon¨¦ la idea. Yo estaba viviendo lo que ellos trataban de entender desde fuera, era mucho m¨¢s excitante".
No niega que la fascinaci¨®n que este pintor, cineasta y visionario sent¨ªa por la fama y los apellidos a?ejos de gente adinerada eran una de sus debilidades. Y por eso tampoco le cuesta atribuirle a Warhol cierta culpabilidad en la creaci¨®n de la industria de adoraci¨®n a las estrellas, que desarroll¨® y potenci¨® a trav¨¦s de su revista Interview, pionera en darle voz infinita a las celebridades. "Si estuviera vivo saldr¨ªa de marcha con Lindsay Lohan y, sobre todo, con Paris Hilton. Ese apellido le hubiera enloquecido. Pero Warhol no era un hombre superficial, era la persona m¨¢s inteligente que he conocido".
Babelia
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