?Un edificio para salvar Efe?
?lex Grijelmo acaba de adelantar hace dos semanas en la reuni¨®n anual de directivos de la agencia p¨²blica de noticias, bajo su presidencia desde 2004, que "la estrategia de Efe se resume en una sola idea: el nuevo edificio". Con ese enunciado Grijelmo toma la misma l¨ªnea del presidente de la Corporaci¨®n de RTVE, Luis Fern¨¢ndez, quien tambi¨¦n desde su originaria condici¨®n de periodista ha derivado hacia el perfil de agente inmobiliario deseoso, seg¨²n sus palabras, de implantar un hito arquitect¨®nico en el paisaje de Pozuelo, como subray¨® de modo muy patente en uno de esos desayunos al amanecer que proliferan en los hoteles de lujo de Madrid.
As¨ª que las empresas p¨²blicas del ¨¢mbito de la comunicaci¨®n, Efe y CRTVE, emprenden el abandono de sus deberes propios para apuntarse a otro circuito por completo ajeno al periodismo, que adem¨¢s se encuentra en situaci¨®n de grave crisis.
Parece que el cambio ser¨ªa aprovechado para implantar un nuevo modelo de trabajo, que nadie comprende
Seg¨²n refiere Javier L. Noriega en una informaci¨®n aparecida en Cinco D¨ªas, Grijelmo ambiciona un patrimonio inmobiliario propio para Efe porque considera que as¨ª podr¨ªa hacer frente mejor a la crisis econ¨®mica. De modo que la nueva sede tendr¨ªa la funci¨®n de "escudo defensivo" de la agencia ante los problemas financieros que pudieran surgir. Esta estrategia de idea ¨²nica, de "nuevo edificio", sorprende tanto m¨¢s cuanto que la agencia Efe ha procedido durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, de manera ininterrumpida, a la liquidaci¨®n de todo su patrimonio inmobiliario tanto en Espa?a como en los dem¨¢s pa¨ªses donde est¨¢ o estaba presente, incluida su sede central en la calle Espronceda de Madrid, vendida en 2007 al BBVA por 51,2 millones de euros.
?Explicar¨¢ alguien alguna vez por qu¨¦ el presidente de Efe busca ahora como estrategia decisiva la propiedad de un edificio cuando acaba de deshacerse del que ahora ocupa?
Mientras tanto, debe reconocerse la habilidad del presidente y del equipo directivo actual para lograr que la Agencia Efe haya desaparecido del debate p¨²blico. A nadie parece ya interesarle su reputaci¨®n aqu¨ª como agencia nacional, ni fuera de aqu¨ª como agencia internacional, ni tampoco el lugar que ocupa o haya dejado de ocupar en Iberoam¨¦rica, ni el impacto que sus noticias alcanzan fuera del ¨¢mbito que se expresa en espa?ol.
Porque si la misi¨®n de Efe fuera tambi¨¦n la de informar, en particular de Espa?a y de los pa¨ªses iberoamericanos, a quienes se sirven de otras lenguas deber¨ªa potenciarse a toda m¨¢quina su servicio en ingl¨¦s. De otra forma s¨®lo prevalecer¨¢n en esas otras ¨¢reas idiom¨¢ticas las noticias que extraigan del marco iberoamericano para su difusi¨®n las agencias anglosajonas. Tampoco se ha reclamado argumento alguno para la supresi¨®n del servicio en ¨¢rabe, tantas veces inaugurado a bombo y platillo para desaparecer despu¨¦s en el mayor de los sigilos.
Si Efe dejara de enviar a las delegaciones en todo el mundo redactores y delegados formados en su central y que por connaturalidad sepan bien para qu¨¦ pa¨ªs o pa¨ªses informan y con qu¨¦ independencia, respecto del que residen, deben hacerlo, se habr¨¢ perdido adem¨¢s uno de los valores diferenciales m¨¢s relevantes de la agencia.
Parece que el cambio de sede, adem¨¢s del efecto propiedad en que tanto se conf¨ªa, ser¨ªa aprovechado para implantar un nuevo modelo de trabajo, que nadie comprende por qu¨¦ se considera vinculado de manera indisoluble a la traza arquitect¨®nica del edificio donde lleva a cabo sus tareas period¨ªsticas la redacci¨®n. La pretensi¨®n declarada es suprimir departamentos y apostar por una organizaci¨®n en funci¨®n de los contenidos, "con independencia del soporte (texto, v¨ªdeo o gr¨¢fico)". Pero ya se sabe que el soporte interact¨²a sobre los contenidos y as¨ª acabar¨ªamos volviendo al principio del cuento, como pude comprobar cuando ocup¨¦ la direcci¨®n de la agencia.
En el ambiente de la globalizaci¨®n, las nuevas instalaciones se promueven en busca del entorno laboral m¨¢s favorable, de los salarios m¨¢s bajos y de las condiciones de contrataci¨®n de mayor docilidad. Pero las nuevas tecnolog¨ªas derivan con naturalidad sus efectos sin que hagan falta ap¨®stoles o inquisidores, como tampoco fueron necesarios para que se difundiera la energ¨ªa el¨¦ctrica. Otra cosa es que por el camino de la modernizaci¨®n siempre acabemos haciendo un pasaje por el efecto sede, cuya obsolescencia arquitect¨®nica han declarado tantas veces las sociedades e instituciones m¨¢s poderosas con argumentos de funcionalidad que se han probado reversibles: ?un edificio para salvar Efe o RTVE?
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