La C¨¢mara sanciona la falta de control en el Guggenheim

Al final, el pleno en el que se dilucidaba el caso Guggenheim result¨® de alto voltaje, con descalificaciones muy gruesas. Especialmente, las que espet¨® la parlamentaria del PNV, Leire Korrales, quien en su defensa de la consejera de Cultura, Miren Azkarate, y del director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, lleg¨® a acusar a los partidos que apoyaron el dictamen (todos menos el PNV y EB) y los trabajos de la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n de "juicio sumar¨ªsimo" y "proceso inquisitorial" destinado a "generar cad¨¢veres pol¨ªticos". El dictamen, que censura a los gestores del museo, pide la renovaci¨®n de los consejos de administraci¨®n de sus dos sociedades y eleva hasta 8,4 millones de euros las p¨¦rdidas por la ruinosa operaci¨®n de compra de d¨®lares para adquirir obras de arte, sali¨® adelante con los votos de socialistas, PP, EHAK, EA y Aralar.

El Parlamento exige un nuevo modelo de gesti¨®n para las sociedades p¨²blicas

El Parlamento critica con dureza la "opacidad" y falta de control en la gesti¨®n financiera de la pinacoteca y, apunta, de forma reiterada, la responsabilidad de Vidarte al ser su m¨¢ximo gestor. Para la C¨¢mara, el desfalco de 557.000 euros cometido y confesado por el ex director financiero Roberto Cearsolo y la p¨¦rdida de 8,4 millones de euros al comprar la divisa americana -las dos cuestiones que centraban el trabajo de la comisi¨®n- se explican, en gran medida, por la actitud de Vidarte, quien "conoc¨ªa y consent¨ªa" la gesti¨®n financiera "fuera de todo control" de su hombre de confianza. En definitiva, la C¨¢mara achaca el desfalco (perpetrado a lo largo de diez a?os) a la habilidad delictiva de Cearsolo, al exceso de confianza por parte de Vidarte y a los p¨¦simos controles o, mejor dicho, a la ausencia de ¨¦stos.

El dictamen final carga contra Vidarte, a quien reprocha "una falta de capacidad profesional", de control en la acci¨®n de sus subordinados, de tutela de los bienes del museo y de una gesti¨®n adecuada. Tambi¨¦n reparte culpas con los responsables del Gobierno en los consejos de administraci¨®n de las sociedades Tenedora (dedicada a la compra de las obras de arte) y la Inmobiliaria (que gestiona la propiedad del edificio de Gehry), porque en ning¨²n momento exigieran explicaciones a los directivos del Guggenheim por sus decisiones. Los consejos se daban por enterados en ocasiones mediante una simple informaci¨®n verbal de Vidarte.

El Parlamento diferencia dos asuntos claramente: el desfalco cometido por Cearsolo entre 1998 y 2005, y la operaci¨®n cambiaria para comprar La materia del tiempo, el conjunto de esculturas de Richard Serra por el que se pagaron en 2004 algo m¨¢s de 16 millones de euros. Cada uno tiene un tratamiento espec¨ªfico, porque aun cuando la conclusi¨®n final es la misma, que fallaron los controles, en uno adem¨¢s hay un componente delictivo (actuaci¨®n de Cearsolo) y en otro (compra de d¨®lares) incapacidad profesional.

Todo comenz¨® en 1998, cuando las sociedades Tenedora e Inmobiliaria eluden someterse a auditor¨ªas, a propuesta de Cearsolo. Aceptar esta sugerencia de su mano derecha, fue el principio del desastre para Vidarte. Desde ese momento, Cearsolo camp¨® a sus anchas por las cuentas y comenz¨® a detraer fondos de estas entidades, sobre las que ten¨ªa un control absoluto. Vidarte deposit¨® en su subordinado "una confianza excesiva", lo que le convirti¨® en la pr¨¢ctica en el ¨²nico interlocutor con las entidades bancarias. Esta circunstancia, concluye el Parlamento, posibilit¨® el desv¨ªo de fondos por parte de Cearsolo al no "establecerse en paralelo ning¨²n sistema de control reglado".

En cuanto a las p¨¦rdidas por el cambio de divisas, la C¨¢mara tacha la operaci¨®n de "especulativa, innecesaria e imprudente", al realizarse con m¨¢s de un a?o de antelaci¨®n con respecto al primer pago de las esculturas de Serra. El museo compra sus obras de arte en d¨®lares por lo que, en principio, es razonable que se aprovisione de d¨®lares. El problema es que los compr¨® antes de necesitarlos porque tem¨ªa un repunte de la moneda americana frente al euro. Pero se produjo todo lo contrario: el d¨®lar se depreci¨®. El dictamen enfatiza el "c¨²mulo de desaciertos de la operaci¨®n" y destaca que no cont¨® con el asesoramiento del BBVA ni del comit¨¦ asesor del museo en materia de finanzas, tal y como ha defendido Vidarte. Adem¨¢s, una vez realizada la primera compra de d¨®lares, saldada con unas cuantiosas p¨¦rdidas, se continu¨® ampliando la operaci¨®n hasta perder un total de 8,4 millones de euros de las arcas del museo.

El varapalo a Vidarte y a Azkarate, en su condici¨®n de presidenta de los consejos de administraci¨®n de las dos sociedades, fue a m¨¢s en las intervenciones de los parlamentarios de la oposici¨®n. La conclusi¨®n se puede sintetizar en una frase de la socialista Isabel Cela¨¢: "El Guggenheim ha sido un museo p¨²blico a la hora de ingresar dinero y privado a la hora de responder al control".

Y esa aseveraci¨®n resume la principal recomendaci¨®n del Parlamento: un nuevo modelo de gesti¨®n para las sociedades p¨²blicas, donde se impongan los mismos controles que se siguen en la Administraci¨®n. El hecho de que ninguna instituci¨®n p¨²blica disponga de m¨¢s del 50% del capital en esas sociedades, les permite eludir los controles que se aplican al resto, desde auditor¨ªas hasta la selecci¨®n de personal. La representante de EA, Onintza Lasa, centr¨® en esa reclamaci¨®n su mensaje. Eludi¨® cargar las tintas sobre Azkarate o Vidarte y consider¨® que las acciones de Cearsolo y la fallida compra de divisas se debieron a que el modelo deja "rendijas" para esas actuaciones. Desde EB, su portavoz Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez, apel¨® tambi¨¦n a otro modelo de gesti¨®n, pero carg¨® contra PSE, PP y EHAK por obsesionarse con Vidarte y Azkarate.