La CIA ofrece viagra a los jefes tribales de Afganist¨¢n
El jefe afgano aparentaba m¨¢s edad que sus 60 a?os, y las arrugas de su rostro barbado reflejaban la carga de sus deberes como patriarca tribal y marido de cuatro mujeres m¨¢s j¨®venes. El visitante, funcionario de la CIA, vio la oportunidad y le dio un regalo. Cuatro p¨ªldoras azules. Viagra. "Tome una. Le encantar¨¢", le dijo. Regalo del T¨ªo Sam. El incentivo funcion¨®. Cuando el agente regres¨® cuatro d¨ªas despu¨¦s, se encontr¨® con una recepci¨®n entusiasta. El sonriente jefe le proporcion¨® un fil¨®n de informaci¨®n sobre los movimientos de los talibanes y sus rutas de abastecimiento, seguido de una petici¨®n de m¨¢s pastillas.
As¨ª es como la inteligencia estadounidense pelea y gana algunas de las batallas m¨¢s cruciales en Afganist¨¢n. En sus esfuerzos por ganarse a los se?ores de la guerra y a los jefes tribales, los agentes usan toda una serie de recursos, desde la entrega de herramientas o equipamiento escolar, hasta la atenci¨®n sanitaria y, eventualmente, ayuda farmac¨¦utica para viejos patriarcas con l¨ªbidos deca¨ªdas.
Cambio de bando
Los funcionarios de la CIA dicen que estos incentivos son necesarios en Afganist¨¢n, un pa¨ªs donde los se?ores de la guerra y los l¨ªderes tribales esperan recibir un pago a cambio de su cooperaci¨®n y donde, para algunos, cambiar de bando es tan f¨¢cil como cambiar de t¨²nica.
Los sobornos habituales (coches y armas) no son siempre las mejores opciones, dicen los veteranos de la CIA. Las armas acaban a menudo en las manos equivocadas, y los regalos valiosos, como dinero, joyas o coches, atraen una atenci¨®n indeseada y marcan al informante. La clave, dicen, es atender sus necesidades sin dejar huellas. "Intentas salvar una brecha entre gente que vive en el siglo XVIII y gente que viene del siglo XXI", explica el ex agente Jamie Smith.
El uso del sexo como incentivo no es nuevo entre los servicios secretos. El KGB ruso siempre utiliz¨® a mujeres atractivas como cebo para obtener informaci¨®n. Entre los funcionarios estadounidenses es m¨¢s habitual ofrecer asistencia m¨¦dica para los potenciales informantes y sus allegados. Dos agentes familiarizados con esas pr¨¢cticas dicen que el Viagra se ofrece muy poco, y solo a viejos jefes tribales de ¨¢reas remotas, pol¨ªgamos, a quienes la p¨ªldora puede "devolverles una posici¨®n de autoridad". Por lo dem¨¢s, el Viagra se vende en los mercados de Kabul desde 2003.
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