Un canto ¨ªntimo y vertical
La abad¨ªa de Murbach, obra maestra del arte rom¨¢nico, se esconde en un paisaje de monta?a en la Alsacia francesa. S¨ªmbolo tur¨ªstico, durante mil a?os represent¨® la influencia clerical en la zona
La abad¨ªa de Murbach fue una de las m¨¢s importantes de los alrededores del Rin durante un milenio. Se estima que lo que se conserva de ella data de mediados del siglo XII, una elaborada y elegante s¨ªntesis del rom¨¢nico de la ¨¦poca. Su espigamiento -con las dos torres como elemento impulsor-, y los detalles decorativos del ¨¢bside plano -las dos filas de ventanas y, sobre ellas, la original galer¨ªa columnada con caras, figuras geom¨¦tricas y animales- confluyen en un conjunto extraordinario. Perdida su influencia en los d¨ªas de la Revoluci¨®n Francesa, pervive vigorosamente su recuerdo en diversos monumentos del entorno de Guebwiller, al noroeste de Mulhuose, en un ¨¢mbito donde la fragosidad de los Vosgos se diluye en la plana del gran r¨ªo.
Hacia el a?o 727, el obispo Pirmin lleg¨® de la abad¨ªa de Reichenau, en las orillas del lago Constanza, llamado por el conde alsaciano Eberhard, para crear una comunidad benedictina en Murbach. Pronto progres¨®, y Murbach gan¨® fama por su biblioteca y su vitalidad cultural. El mismo Carlomagno tuvo el t¨ªtulo de abad laico, "Pastor Murbacensis". Paralelamente al auge espiritual, lleg¨® el material. Murbach posey¨® bienes en 350 localidades, principalmente alsacianas, aunque tambi¨¦n en un espacio que comprend¨ªa lugares tan lejanos como Worms, Maguncia o Lucerna.
Su esplendor qued¨® truncado en diversos episodios, desde una invasi¨®n h¨²ngara en 926 hasta las luchas de poder entre el papado y el imperio. Incendios, revueltas campesinas y luchas nobiliarias alteraron una vida mon¨¢stica en la que se sucedieron crisis y periodos de esplendor de este enclave cuyo abad ten¨ªa el t¨ªtulo de pr¨ªncipe del Santo Imperio y los integrantes del cap¨ªtulo eran todos nobles; una abad¨ªa que en el siglo XVI lleg¨® a acu?ar moneda.
La guerra de los Treinta A?os y las luchas entre el poder franc¨¦s y el imperio trajeron la ruina a Murbach. Los religiosos acabaron mudando su ubicaci¨®n desde el enclave solitario, para alojarse confortablemente en el castillo abacial de Guebwiller, peque?a urbe en la que edificaron magn¨ªficos edificios, entre ellos, la gran bas¨ªlica de Notre Dame.
La decadencia
En un proceso de decadencia espiritual, los integrantes del cap¨ªtulo de la abad¨ªa renunciaron en el siglo XVIII a la regla benedictina para transformarse en una orden de la nobleza que vio truncar su historia dos d¨¦cadas m¨¢s tarde por el impulso de la Revoluci¨®n Francesa.
Murbach es hoy un pueblo de apenas 120 habitantes, con una iglesia imponente, obra maestra del rom¨¢nico, pese a que est¨¢ gravemente mutilada desde el siglo XVIII, cuando perdi¨® el cuerpo de tres naves.
Queda as¨ª un espacio religioso inusual, de aires verticales, que comprende tan s¨®lo la superficie del coro y el transepto, un espacio dominado por su gran ¨¢bside plano y las dos orgullosas torres que recuerdan a la catedral alemana de Spira.
El viajero que llega a Murbach, tras pasar por la arcada que rodeaba el recinto religioso, queda anonadado contemplando la verticalidad del edificio, cuya silueta se recorta en un espacio montuoso y verde. Esa visi¨®n es a¨²n m¨¢s impresionante en d¨ªas del oto?o, cuando el bosque se viste de tonos multicolor. En medio de un ¨¢mbito rom¨¢ntico, sorprende encontrar la joya, sin la nave, ahora convertida en cementerio. En el interior, sencillo, hay algunos elementos de inter¨¦s, como el sepulcro g¨®tico con la estatua yacente de Eberhard, el conde alsaciano fundador de la abad¨ªa, o el que abriga los cuerpos de los monjes martirizados por la invasi¨®n h¨²ngara del siglo X. La mejor vista sobre el templo abacial se disfruta desde una colina cercana, donde se halla una airosa capilla del siglo XVIII dedicada a la Virgen de Loreto.
La piedra rosada
Pero la grandeza de la abad¨ªa de Murbach se detecta tambi¨¦n en la cercana localidad de Guebwiller, actualmente con unos 10.000 habitantes, anta?o perteneciente a la abad¨ªa benedictina.En Guebwiller perviven diversos restos vinculados al centro monacal. Cabe mencionar especialmente dos. El primero, la iglesia de San L¨¦ger, patrono del centro benedictino. Es un excelente edificio del rom¨¢nico final, obra de los siglos XII y XIII. San L¨¦ger sorprende por su armoniosa fachada de piedra rosada, que se eleva sobre un porche cubierto y abierto por arcadas. El conjunto de cinco niveles se anima con un dise?o de arcos ciegos y dibujos geom¨¦tricos. En el interior, atrae la luminosidad de la zona del coro, de excelente siller¨ªa.
Pero la obra m¨¢s destacada que queda en Guebwiller es la iglesia de Notre Dame, edificada desde 1760 hasta 1785 por el pr¨ªncipe abad, cuando los monjes trasladaron la residencia desde el aislado vallecillo hasta la ciudad. Un templo de proporciones majestuosas.
Inici¨® la obra el arquitecto Luis Beuque en 1761, pero pronto tom¨® la direcci¨®n Gabriel Ignacio Ritter, austriaco, quien marcar¨ªa la impronta barroca centroeuropea. El interior, de tres naves, rebosa poder¨ªo. La grandiosidad de la obra parece un canto de cisne. Una de las torres de la fachada no se lleg¨® a acabar. La Revoluci¨®n Francesa termin¨® con el impulso constructivo de aquel grupo religioso surgido en Murbach mil a?os antes.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Abad¨ªa de Murbach. La abad¨ªa rom¨¢nica se sit¨²a en la peque?a localidad, de unos 120 habitantes, a unos seis kil¨®metros de Guebwiller y a 33 de Colmar. Aparcamiento gratuito en el exterior.
? Oficina de turismo de Guebwiller (00 333 89 76 10 63). 73, Rue de la R¨¦publique. Guebwiller.
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