Fanatismo
Todo va muy r¨¢pido, as¨ª que si decimos que vivimos en la era del fanatismo corremos el riesgo de errar de un d¨ªa para otro. ?O no? Vivimos en la era del fanatismo; dig¨¢moslo y dispong¨¢monos a errar.
Situ¨¦monos en el ¨²ltimo 28 de diciembre, en Madrid. Mucho fr¨ªo en el semblante y fuego en el coraz¨®n (como dice la copla canaria). El coraz¨®n es cat¨®lico, en este caso. Rouco sube las escalinatas, vestido de lo que es, un cardenal. Una multitud le aclama y ¨¦l ofrece sus condolencias: su familia (la cat¨®lica, la suya) vive, pero la otra familia muere. Es la segunda vez que preside sus exequias, esta vez tambi¨¦n muy compungido.
All¨ª est¨¢ la familia que vive: a pesar del fr¨ªo, arrojada, ah¨ª est¨¢, son millares los que le han ido a escuchar su cr¨®nica del Apocalipsis. Vestido como un cardenal, sentado en el trono de la verdad, lo dice urbi et orbi. Durante los d¨ªas anteriores, los medios le calentaban los motores: le dar¨¢ al Gobierno, no le dar¨¢ al Gobierno. ?No le dio al Gobierno? Le dio a la gente.
A los (las) que abortan, a los que no sienten como ¨¦l que la familia que reza unida permanece unida, a los que no rezan (como ¨¦l), a los que no creen (como ¨¦l). El p¨²lpito est¨¢ para eso, para lanzar desde all¨ª la verdad revelada. ?Y abajo? Abajo est¨¢ la grey infiel, pero arrepentida. Y m¨¢s all¨¢ est¨¢ la grey que ha sido tocada por la maldad espiritual del descreimiento.
La Iglesia basa su poder en algo inasible, superior y supremo. Lo que no se puede explicar. Desde esa imposibilidad de entender qu¨¦ dice, impone su credo, le siguen millones de fieles, que tienen el respeto universal, pero hay un momento en que esta Iglesia (y otras iglesias) no s¨®lo imponen lo que creen, sino que tambi¨¦n intentan imponer su moral, la costumbre de vivir.
Dice Alma Guillermoprieto, una de las m¨¢s grandes periodistas del mundo, sobre el fanatismo en otros terrenos: "?Por qu¨¦ tarda tanto la construcci¨®n de una alternativa al fanatismo que no sea la indiferencia?". Lo peor de la manifestaci¨®n del 28 de diciembre, transformada en misa por la gracia de Dios, lo m¨¢s preocupante, no fue el fanatismo, sino el uso torticero de la verdad y de la estad¨ªstica. Pero as¨ª es el fanatismo aplicado a la religi¨®n cat¨®lica: mezcla la verdad con la estad¨ªstica y te pone los pelos de punta. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.