La muerte de Safia, la porteadora
Safia Azizi, licenciada en literatura ¨¢rabe, muri¨® aplastada por una avalancha humana al entrar en Melilla. Como otras muchas mujeres, sobreviv¨ªa introduciendo fardos de contrabando en Marruecos
Safia Azizi, de 41 a?os, cay¨® al suelo en la llamada jaula a las 7.20 de la ma?ana. Fue arrollada por sus compatriotas marroqu¨ªes que se apresuraban por entrar en Melilla a trav¨¦s de la frontera peatonal de Barrio Chino. Ante los angostos tornos azules, entre vallas de alambradas que dan acceso a la ciudad, se agolpaban entre 300 y 400 porteadoras. Varias decenas la pisotearon.
Junto con Safia, al menos otras siete personas fueron derribadas. Un polic¨ªa espa?ol se percat¨® del accidente y quiso llegar a las v¨ªctimas. Tuvo que efectuar dos disparos al aire para abrirse camino hasta Safia, que respiraba con dificultad. Los agentes cerraron Barrio Chino y llamaron a una UVI m¨®vil. Cuando lleg¨®, la mujer hab¨ªa entrado en parada cardiorrespiratoria. Los sanitarios intentaron reanimarla. En vano.
Era licenciada en literatura ¨¢rabe, pero, al no encontrar trabajo en Fez, emigr¨® para trabajar de porteadora
"?Parece que entran en el matadero!", clama el hermano de Safia ante los tornos que franquean los contrabandistas
A las 8.45 del 17 de noviembre, el cad¨¢ver de Safia fue trasladado al Hospital Comarcal de Melilla, en cuyas urgencias fueron tambi¨¦n atendidos los otros siete heridos de Barrio Chino. Se le practic¨® la autopsia. "Hemorragia pulmonar" causada por una violenta compresi¨®n del t¨®rax fue la causa de la muerte.
La noticia de su fallecimiento se propag¨® como un reguero de p¨®lvora entre los 8.000 porteadores, en su mayor¨ªa mujeres, que de lunes a jueves entran a pie en Melilla para despu¨¦s regresar a Marruecos con enormes bultos de mercanc¨ªas de contrabando: desde neum¨¢ticos hasta ropa usada.
En 2006, el valor del estraperlo fue de 440 millones de euros, seg¨²n la ¨²ltima evaluaci¨®n de la delegaci¨®n del Gobierno de la ciudad, aunque desde Marruecos se calcula que de Ceuta y Melilla salen productos por un valor superior a los 1.400 millones al a?o. Los r¨¦ditos del contrabando, junto con el blanqueo del dinero del hach¨ªs, explican, en parte, que despu¨¦s de Madrid, las sucursales bancarias de Ceuta y Melilla sean las que m¨¢s dinero acumulan en dep¨®sitos, seg¨²n un informe de Caja Espa?a.
De ser cierta la estimaci¨®n marroqu¨ª, la cifra equivale a las exportaciones de Espa?a a Argelia en 2007. Si se suma a ese "comercio at¨ªpico", como lo llaman p¨²dicamente los melillenses, las exportaciones legales, Espa?a es el primer socio comercial de Marruecos, por delante de Francia. Del contrabando viven directamente 45.000 personas en Marruecos y otras 400.000 indirectamente, seg¨²n la C¨¢mara de Comercio Americana de Casablanca.
Aquel 17 de noviembre, Dunia, de 30 a?os, originaria de Marraquech, no trabaj¨® como porteadora porque tuvo que acudir al hospital El Hassani de Nador, ciudad marroqu¨ª a 14 kil¨®metros de Melilla. "All¨ª me contaron que hab¨ªa muerto una compa?era", recuerda sentada en la cafeter¨ªa Melilla de Beni Enzar, el poblacho pegado a la ciudad espa?ola. "No supieron darme el nombre, pero me dijeron que era licenciada". "Entonces supe que era Safia, mi amiga desde hac¨ªa siete a?os".
"S¨ª, Safia era licenciada en literatura ¨¢rabe por la Universidad de Fez", confirma su hermano Mustaf¨¢ Azizi. Numerosos licenciados en paro se manifiestan casi a diario en las grandes ciudades marroqu¨ªes reivindicando empleo, pero ella hace tiempo que hab¨ªa optado por trabajar en lo que fuera con tal de no desafiar a los antidisturbios.
Safia era la cuarta hija de una familia de ocho de Dhalil, una aldea a 24 kil¨®metros de Fez, cuyos padres se esforzaron por que sus hijos estudiasen. "Le sirvi¨® de poco, porque no encontr¨® un puesto adecuado a su formaci¨®n y hace 11 a?os emigr¨® a Beni Enzar, donde la contrataron en una conservera", recuerda el hermano, profesor de matem¨¢ticas en un instituto de Agadir y miembro de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos.
"Aquello dur¨® poco y no tuvo m¨¢s remedio que ganarse la vida como porteadora y, los fines de semana, de pinche de cocina o camarera en las bodas y bautizos de Melilla", prosigue Mustaf¨¢. Los residentes en la provincia de Nador est¨¢n autorizados, en teor¨ªa, a entrar en Melilla sin visado en su pasaporte, pero no pueden dar el salto a la Pen¨ªnsula.
Por eso, numerosos habitantes de provincias cercanas, sobre todo de Fez, se han empadronado en Nador para poder vivir de los trapicheos que se generan en torno a la ciudad espa?ola, de 12 kil¨®metros cuadrados y 71.000 habitantes. Ante las puertas de la cafeter¨ªa revolotea tambi¨¦n un pu?ado de ni?os y adolescentes andrajosos -el m¨¢s peque?o aparenta unos diez a?os- cuyo ¨²nico objetivo es esconderse en alg¨²n cami¨®n para colarse en Melilla. ?De d¨®nde sois? "De Fez", contestan al un¨ªsono.
Safia, la licenciada, era, sin embargo, una excepci¨®n entre las porteadoras, muchas de ellas mujeres analfabetas repudiadas por sus maridos o, lo que es peor en Marruecos, madres solteras. Era tambi¨¦n de las que m¨¢s peso acarreaba. "Yo no me atrevo con bultos tan grandes", asegura Dunia, que vive con su ¨²nico hijo en Beni Enzar. "Yo no quiero morir en Barrio Chino", insiste.
"?Que si se quejaba Safia?" "Pues claro", contesta su compa?era. "Es un trabajo muy duro, no s¨®lo por los bultos, sino por las largas esperas a la intemperie ante los tornos, las prisas, los empujones, los bakshish (sobornos) que hay que repartir y los palos que se reciben, aunque desde hace un a?o pegan menos".
?Qui¨¦n da los golpes? Dunia reh¨²ye contestar, pero otra porteadora an¨®nima responde en su lugar: "Los de las fuerzas auxiliares", un cuerpo militarizado de apoyo a la polic¨ªa. "Y tambi¨¦n hay que pagarles a ellos para entrar en Melilla, y a los aduaneros para que te dejen meter la mercanc¨ªa en Marruecos", a?ade. ?Cu¨¢nto? "Entre 5 y 10 d¨ªrhams (0,45 y 0,90 euros), depende del tama?o del fardo y del contenido". El semanario de Casablanca Al Ayam calcul¨® en 2002 que polic¨ªas y aduaneros destinados en las fronteras de Ceuta y Melilla se embolsaban al a?o 90 millones de euros en propinas.
Por cada bulto que introducen en Marruecos, las porteadoras se sacan entre 30 y 60 d¨ªrhams (2,7 y 5,4 euros), "aunque si son de los gordos, de los que pesan hasta 100 kilos y que hay que empujar para que rueden, se puede cobrar hasta diez euros", se?ala la mujer. De ah¨ª que, una vez en Melilla, corran hasta los almacenes, carguen la mercanc¨ªa, regresen a Marruecos, entreguen el contrabando y se pongan de nuevo en las colas -hombres y mujeres hacen fila por separado- para cruzar la frontera. Cuantos m¨¢s viajes efect¨²en al d¨ªa -nunca logran hacer m¨¢s de tres-, m¨¢s dinero ganan.
El espect¨¢culo, ya de por s¨ª tremendo, de hombres y mujeres fatigados transportando o empujando fardos que pesan m¨¢s que ellos adquiere tintes dantescos cuando alg¨²n invidente fortach¨®n se mezcla entre los porteadores ayudado por un joven lazarillo.
Dunia y sus compa?eras tambi¨¦n tienen quejas de los agentes espa?oles. "A veces cierran Barrio Chino durante un buen rato y sin venir a cuento", se lamenta. La polic¨ªa explica que lo hace para evitar aglomeraciones. "Se toman mucho tiempo para comprobar nuestro pasaporte".
"?Pero si en Barrio Chino parece que entran en el matadero!", se indigna Mustaf¨¢ Azizi. El hermano de la difunta Safia, y Karima, una hermana residente en Fez, acudieron a Melilla horas despu¨¦s del fallecimiento. Se deshacen en elogios del trato recibido. "Entramos en la ciudad sin visado, nos dieron explicaciones del tr¨¢gico suceso, organizaron la repatriaci¨®n del cad¨¢ver a Marruecos y se hicieron cargo de todos nuestros gastos", recuerda agradecido. "?Hasta hubo mujeres que lloraron con nosotros!".
La ciudad aut¨®noma se gast¨® 3.000 euros en repatriar el cuerpo de Safia y el coche f¨²nebre fue acompa?ado, nada m¨¢s cruzar la frontera, por miles de porteadores. "Es que era una mujer generosa, respetuosa de los dem¨¢s y muy querida", recuerda entristecida F¨¢tima, de 23 a?os, natural de Fez, que trabajaba con ella los fines de semana en Melilla. Y como tantas otras marroqu¨ªes, Safia era cada d¨ªa m¨¢s piadosa. Cubr¨ªa su cabeza con un hiyab (pa?uelo isl¨¢mico), "hasta el punto de que no se le ve¨ªa un solo pelo", recalca Dunia.
Mustaf¨¢ Aberch¨¢n, el l¨ªder de Coalici¨®n por Melilla, la formaci¨®n musulmana que hace oposici¨®n al Partido Popular, pidi¨® incluso que el Ayuntamiento mostrase su "reconocimiento" a las porteadoras indemnizando a la familia de Safia con 60.000 euros, pero su petici¨®n fue rechazada porque el accidente se produjo en el ¨¢rea fronteriza que es competencia del Gobierno.
En una explanada, a 200 metros de los tornos, el Ayuntamiento melillense instal¨® en junio unas carpas para que los porteadores reposaran a la sombra, y cuatro aseos para miles de personas. El temporal que asol¨® la ciudad en octubre desgarr¨® las lonas y, en v¨ªsperas de Nochebuena, los aseos estaban atascados. Del lado marroqu¨ª de Barrio Chino no hay ning¨²n servicio.
Las atenciones de las que fue objeto en Melilla le hacen comprender mejor a Mustaf¨¢ Azizi el anhelo de su difunta hermana: "Residir legalmente en Espa?a". "Era soltera, sin hijos y de car¨¢cter independiente", recuerda el hermano. "Hablaba algo de espa?ol, que empez¨® a estudiar en el bachillerato; gozaba de buena salud y quer¨ªa dejar de servir platos en las bodas de Melilla e instalarse en la ciudad o incluso en la Pen¨ªnsula".
Mustaf¨¢ Azizi quiso, al final de su estancia, ver el lugar donde muri¨® su hermana y ah¨ª se qued¨® at¨®nito. "Esos tornos tan estrechos por los que es tan dif¨ªcil pasar con bultos no son para humanos", comenta. "Lo que me extra?a al verlos no es que Safia fuese aplastada, sino que no se produzcan m¨¢s accidentes mortales", a?ade el militante de derechos humanos. "Me va a perdonar, se?or", concluye dirigi¨¦ndose al periodista, "pero le tengo que decir que esos accesos son un poco racistas". "La jaula (...) no est¨¢ pensada para las personas", recalca la periodista Irene Flores en El Faro de Melilla.
Aunque no todos requieren asistencia hospitalaria, se producen con frecuencia heridos en Barrio Chino y tambi¨¦n en el paso de Biutz, entre Ceuta y la localidad marroqu¨ª de Findeq, sobre todo en v¨ªsperas de las grandes fiestas musulmanas. Los porteadores se empujan entonces m¨¢s que de costumbre para entrar y salir y, en definitiva, redondear sus ingresos antes de la celebraci¨®n.
Barrio Chino fue abierto en junio a petici¨®n de las autoridades marroqu¨ªes, que quer¨ªan concentrar all¨ª el contrabando para adecentar la frontera internacional de Beni Enzar, una tarea que apenas han empezado. El resultado es que los bultos circulan ahora por ambos pasos y, cuando a primera hora de la tarde cierra Barrio Chino, la mercanc¨ªa de estraperlo toma Beni Enzar, un paso ca¨®tico pero m¨¢s amplio.
A veces, los aduaneros marroqu¨ªes hacen all¨ª la vista gorda y tienden la mano; a veces se vuelven escrupulosos y decenas de contrabandistas corren entre los coches atascados perseguidos por los funcionarios con sus uniformes azul claro, empe?ados en incautarles la mercanc¨ªa. En alguna ocasi¨®n, el porteador ha retrocedido para ponerse a salvo del lado espa?ol y, siguiendo sus pasos, el aduanero ha cruzado la raya.
"Yo forcejeo con ella donde me da la gana y, adem¨¢s, Melilla es Marruecos", le espet¨® el funcionario marroqu¨ª a la polic¨ªa espa?ola que, el 22 de noviembre, le advirti¨® de que, en su ardor por perseguir a la porteadora, se encontraba en Espa?a. El agente le golpe¨® con su porra para que diera marcha atr¨¢s; el aduanero pidi¨® auxilio a gritos y decenas de j¨®venes que merodean del lado marroqu¨ª de la frontera cogieron piedras y botellas y las lanzaron sobre los polic¨ªas nacionales. En las filas espa?olas hubo dos heridos y otra media docena entre los marroqu¨ªes, entre ellos el aduanero, alcanzados por las pelotas de goma disparadas a bocajarro por la Unidad de Intervenci¨®n Policial.
El incidente fue uno m¨¢s de cuantos marcan la vida diaria en una de las fronteras m¨¢s desiguales del mundo. Si Dunia, la porteadora, no tiene muchas quejas del trato de los polic¨ªas espa?oles, hay cientos de vecinos de Nador que est¨¢n deseosos de zurrarles. Por las tardes, asegura Said Chramti, que tiene vetada la entrada en Melilla, "la polic¨ªa es arbitraria, les exige visado para entrar, les humilla oblig¨¢ndoles a bajarse de los coches y, si se ponen pesados, hasta les pone un sello con la palabra Anulado en el pasaporte cuando no lo rompen". Y en Marruecos, sacarse un pasaporte es caro y latoso. Chramti encabez¨® en verano los bloqueos del paso fronterizo que, gracias a la complicidad de las autoridades marroqu¨ªes, dejaron desabastecida a Melilla.
"Incluso a m¨ª me pidieron visado, hasta que me reconocieron", se indigna Yusef Kaddur, espa?ol y presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes del Pol¨ªgono, donde est¨¢n los almacenes que proveen a los porteadores. El delegado del Gobierno, Gregorio Escobar, anunci¨® el pasado julio a la Asociaci¨®n de Comerciantes de Melilla que acabar¨ªa con ese abuso que perjudica al comercio, pero a¨²n hoy en d¨ªa persiste mientras crecen las ansias por cruzar por la tarde a la ciudad aut¨®noma para trapichear o disfrutar de su oferta de ocio.
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