El mercado de la salud

El esc¨¢ndalo surgido al conocerse que miembros del jurado que ha otorgado el Premio Nobel de Medicina de este a?o al descubridor del virus del papiloma est¨¢n vinculados a una multinacional fabricante de dos vacunas contra el citado virus, pone de manifiesto, una vez m¨¢s, la necesidad de dibujar una l¨ªnea clara que separe mercado y salud. No es ¨¦ste el ¨²nico ejemplo. Recientemente, dos importantes sociedades cient¨ªficas ginecol¨®gicas espa?olas han recomendado el uso de terapia hormonal en mujeres menop¨¢usicas para indicaciones harto dudosas, minimizando los riesgos conocidos del uso de la misma. No es ning¨²n secreto que las empresas farmac¨¦uticas son un motor importante en la financiaci¨®n de los trabajos de investigadores de instituciones p¨²blicas y privadas, as¨ª como en la formaci¨®n de los m¨¦dicos, cubriendo los gastos de organizaci¨®n y asistencia a reuniones cient¨ªficas. Ser¨ªa absurdo suponer que la cuantiosa inversi¨®n econ¨®mica que realizan estas empresas no incluya entre sus leg¨ªtimos objetivos la promoci¨®n de sus productos. No es ¨¦ste, a mi juicio, el problema. Lo que me llama la atenci¨®n es el silencio de las administraciones p¨²blicas para contrarrestar una informaci¨®n que, por fuerza, tiene que estar sesgada. En el tema de la vacuna del papiloma falt¨® tiempo para que los Gobiernos central y aut¨®nomos asumieran la aplicaci¨®n inmediata de la misma, pese a existir, con toda seguridad, otras prioridades m¨¢s urgentes en materia sanitaria. En el de la terapia hormonal, no se ha visto que los responsables de sanidad realicen un esfuerzo para que las mujeres puedan decidir en base a una informaci¨®n m¨¢s objetiva que la que est¨¢n recibiendo en la actualidad.

No pongo en tela de juicio el valor de las grandes empresas farmac¨¦uticas en el avance de la medicina pero, a la vista de lo que hay, me pregunto qui¨¦n toma las decisiones que afectan a nuestra salud: ?nuestros representantes pol¨ªticos o la presi¨®n del mercado.