Las viejas tradiciones
Volvi¨® el f¨²tbol, justo al rev¨¦s que el turr¨®n, despu¨¦s de Navidad, bueno, mejor dicho, justo al final de Navidad. Ya s¨¦ que en estos d¨ªas a muchos les ha dado por mirarse en el espejo del f¨²tbol ingl¨¦s y sinti¨¦ndose un british m¨¢s de esos que disfrutan junto a sus hijos de los partidos navide?os (de la misma forma que lo hicieron sus padres y los padres de sus padres) han remarcado, es verdad que sin mucho ruido, la diferencia navide?a que va del exceso ingl¨¦s al p¨¢ramo espa?ol.
Es curioso c¨®mo los ingleses han sido capaces de desarrollar un c¨²mulo de costumbres tan grandes asociadas a todos los elementos de su vida social de la que el deporte, el f¨²tbol para todos nosotros, no puede ser una excepci¨®n. Si nos miramos en este espejo nos daremos cuenta de que nuestro f¨²tbol no es una enciclopedia de h¨¢bitos ni de costumbres. Si nos vamos a la Copa, el reducto de las viejas esencias del f¨²tbol ingl¨¦s, vemos que nuestro sistema ha ido cambiando hasta quedar en el modelo actual, que es el que los clubes grandes creen que menos les perjudica. Todos queremos una Copa r¨¢pida, ligera pero llena de emoci¨®n, y muchos lo completar¨ªan con unos cuartos de final con los equipos m¨¢s taquilleros olvidando que la vieja Copa inglesa, la competici¨®n de f¨²tbol m¨¢s antigua del mundo, hunde sus ra¨ªces en las finales m¨¢s ins¨®litas entre equipos de gran prestigio contra los m¨¢s humildes. Nadie se pregunta si ese d¨ªa se llenar¨¢ Wembley, ni el actual ni aquel de las m¨ªticas dos torres. Nadie lo pregunta porque ese es el d¨ªa en el que la reventa hace su agosto sea cual sea el cartel que se presente, hasta tal punto que hace ya unos cuantos a?os una parte de los variables econ¨®micos que recib¨ªan los jugadores ingleses era un taco de entradas para que ellos las pusieran en manos de los revendedores oficiales y ganarse de esa forma una sobreprima interesante.
Hago memoria para recordar otras costumbres de nuestro f¨²tbol: el ramo de flores que los equipos que visitan San Mam¨¦s por primera vez depositan al pie del busto de Pichichi y, una m¨¢s sutil, me lleva al t¨²nel de vestuarios de San Mam¨¦s para que los veteranos nos recordasen a los j¨®venes que el Athletic no saluda cuando salta al c¨¦sped de su propio estadio. Todas las dem¨¢s costumbres que acompa?an mi trayectoria de portero se relacionan m¨¢s con la superstici¨®n.
Bueno, nos quedan los h¨¢bitos que tiene que ver con los cambios de entrenador y los de que el culpable de casi todo son esos que visten de negro... o de amarillo... o de naranja. Vamos, los ¨¢rbitros, siempre los ¨¢rbitros. Esa s¨ª que es una vieja tradici¨®n.
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